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Domingo, 22 de noviembre de 2015

VALE DECIR

TOCAR COMO UN PERRO

Lollabelle era el nombre de la perra que tenían Laurie Anderson y Lou Reed, una terrier pequeñita que, cuando se quedó ciega, aprendió a tocar. Si, la perra de Laurie y Lou tocaba música, como sus dueños. Encendía sola un sintetizador que dejaban en el piso, y lo aporreaba. Hay un par de videos en que se la ve ante el público, tocando y ladrando, siguiendo las indicaciones de su entrenadora. Porque Lolabelle hizo muchos shows a beneficio, y la leyenda cuenta que hasta grabó —o le grabaron— un disco navideño. Laurie confirmó que el disco efectivamente existió, pero lo editaron por su cuenta para los amigos, no a través de Warner, su discográfica. “Aunque ahora seguro que lo querrían editar”, bromeó. Lollabelle murió el 2011 y Laurie Anderson comenzó a hacer una pelicula en su recuerdo, que dejó de lado cuando falleció Lou. Pero finalmente la terminó, con el título de Heart of a dog. Aunque en ella no sólo habla de su perra, sino que es una meditacion sobre la vida y la muerte, con muchos recuerdos de su infancia y sobre la naturaleza de las historias. Tras su exhibición en el festival de Mar del Plata, y mientras nos sentamos a esperar que alguien la estrene comercialmente en Argentina, o al menos que HBO la emita en el 2017, acaba de llegar a las disquerías la banda de sonido, en la que se escucha a Laurie contar sus historias, y también —como en la película— tiene un emotivo final con Lou Reed cantando “Turning time around”, de su disco Ecstasy. “Es una de mis canciones preferidas de Lou”, contó Anderson. “Es una canción sobre el presente, y lo que me gusta es que simplemente dice que no seamos nostálgicos. No pensemos que entonces era mejor, sino que tratemos de estar acá, ahora”. Cuando le preguntaron cómo se sentía después de la muerte de su pareja, Laurie dijo que presenciar la muerte de su otra mitad la hizo tomar conciencia de que todos desaparecemos. “Te hace valorar tu tiempo acá”, explicó. “Te despierta. Te hace amar realmente al mundo”. Después de Lollabelle, Laurie Anderson ahora tiene otro perro. “No toca ningún instrumento, y tampoco pinta”, lo presentó. “Es un macho: le gusta jugar con una pelota. Y lo que más le gusta es comer”.

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