“Algunos son como el agua, otros como el calor. Algunos son la melodía, otros son el ritmo. Tarde o temprano, todos se habrán ido ¿Por qué no permanecen jóvenes?”, se interrogaba con –relativa– inspiración poética la –relativamente– memorable banda synth-pop alemana Alphaville en los 80, no sin antes demandar en la mítica canción en cuestión (“Big in Japan” no. la otra): “Déjennos morir jóvenes o déjennos vivir forever”. Aunque el deseo suicida no alcanzó a su cantor, don Marian Gold, aún vivito y canturreando, sí lo ha hecho con numerosas estrellitas cósmicas que, fallecidas a edad más y menos tierna, aún fulguran en la memoria colectiva. Tales son los casos de Amy Winehouse o Kurt Cobain, involuntarios miembros del Club de los 27. O, ampliando un poco el calendario, figurones de distinta índole, como Marilyn Monroe (que en paz descansa desde los 36) o la exprincesa Lady Diana, muerta con símil cantidad de primaveras.

Pues, no conforme con sus imágenes congeladas, la joven artista visual Sara Zaher, joven australiana con base operativa en Sydney, se propuso resolver cierto interrogante: “Cómo lucirían íconos de la cultura pop de los siglos XX y XXI si hubieran vivido hasta edad avanzada”, o, en otras palabras, “cómo el tiempo podría haber hecho mella en ellos”. Ducha en el uso de herramientas de edición, creó entonces una serie que es su respuesta. Forever Young, como intituló a los resultados, deja poco librado a la imaginación, combinando —a propio decir— “el collage digital y la manipulación de fotografías en un intento por humanizar a figuras que han sido santificadas por nuestra psique cultural”. “Al elegir fotografías sumamente reconocibles, el aura de la celebridad se mantiene por debajo de las capas de piel, de las arrugas”, anota Zaher a modo de interpretación de los resultados. Donde tampoco faltan el rapero Tupac Shakur (1971-1996) o Elvis Presley, rockero que estiró la pata en sus 40s, pero se sabe: más de 40 años ya no son nada.