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Domingo, 13 de julio de 2014

DEPORTES › LOS INICIOS FUTBOLíSTICOS DE LOS JUGADORES QUE HOY DISPUTARáN LA FINAL DEL MUNDO

La cantera rosarina alimenta al fútbol de todo el mundo

Siete de los 23 jugadores elegidos por Sabella en la Selección nacional tienen como procedencia la Asociación Rosarina de Fútbol, organizador de los torneos donde jugaron desde Messi hasta el cordobés Demichelis.

 Por Alejo Diz

De los 23 jugadores que hoy disputarán la final del Mundial de Brasil, siete tienen como procedencia el fútbol de la ciudad. "Siempre dijimos, y aún sostenemos, que Rosario es la cuna del fútbol argentino", asevera, orgulloso, Mario Gianmmaría, presidente de la Asociación Rosarina de Fútbol, organizador de los torneos donde de niños jugaron Lionel Messi, Angel Di María, Maximiliano Rodríguez, Ezequiel Garay, Javier Mascherano, Ezequiel Lavezzi, y también Germán Demichelis, proveniente de Córdoba con solo cinco años. Necesidades familiares y el anhelo de trascender llevaron a todos a alejarse de la ciudad con edad juvenil, regresando luego como figuras del fútbol mundial. El caso más representativo es el de Lionel Messi, pero también Lavezzi sufrió cuando se fue libre de Central, Garay dejó Arroyito para probar suerte en el parque Independencia, Di María fue suplente casi siempre en inferiores, Mascherano prefirió el rol formador de Renato Cesarini a las promesas de los leprosos y Demichelis pasó más de un año por la Liga Rosarina sin lograr un llamado de leprosos o canayas. Estas son las historias mínimas de cuando eran chicos los que hoy buscarán la copa más preciada del mundo.

"Acá nacen los mejores jugadores, pero no se dan cuentan", lamenta Giannmaría, al revisar las estadísticas, esas que indican que de los siete jugadores que se formaron en los clubes de la ciudad y hoy sueñan con la vuelta en Brasil, apenas tres llegaron a patear en el Gigante o el Coloso --Di María, Maxi Rodríguez, Garay-- sumando entre ellos 109 partidos con las camisetas de Central o Newell's. "Todos los días firmamos transferencias de chicos que se van a clubes de afuera", reconoce Gianmmaría como explicación a lo poco que se vieron jugar en Arroyito o el parque Independencia a quienes hoy patearán en el Maracaná.

Messi, caso testigo.

La historia de Messi, reproducida hasta el hartazgo y por estos días con documental de Alex de la Iglesia en pantalla grande, es un ejemplo de lo que ocurrió con Newell's a partir de la desvinculación de Jorge Griffa como coordinador de las divisiones inferiores, allá por 1997. Messi jugó sus primeros partidos en al baby de Newell's, con siete años, y se mantuvo en el predio Malvinas Argentinas hasta los 12. Se fue a España porque el ex presidente Eduardo López le negó la cobertura del tratamiento de hormonas para su crecimiento a pesar su obvia proyección como profesional: tenía marcados en la Escuela de Newell's 235 goles en 177 partidos, entre 1994 y 1999.

Con 13 años, se integró a las divisiones menores de Barcelona de España, donde, sin debutar en primera, despertó elogios que fueron escuchados a tiempo en la Asociación del Fútbol Argentino para preservar su nacionalidad. Vestirá la albiceleste en divisiones juveniles, así ahuyentaron el deseo español por nacionalizarlo y hoy es la gran ilusión de los argentinos en sus corridas estelares con pelota al pie.

Di María, el suplente. Frágil de físico, pero tan veloz y dúctil como luce en Real Madrid, de niño Angel Di María vistió la camiseta anaranjada de El Torito, en barrio "El Churrasco", próximo a calle Perdriel al 2000, donde nació. Un año jugando en el club del barrio fue mucho para Di María. Con apenas siete años, y luego de marcarle tres goles a Central, "Angelito" se fue a jugar inferiores en la Rosarina con la auriazul.

En Central fue suplente de Emiliano Vecchio, jugaba poco y recién con 16 años fue inscripto en los torneos de la Asociación Rosarina de Fútbol. Hasta que Don Angel Tulio Zof volvió al club como técnico de primera en 2004 y al año siguiente sumó a Di María al plantel de primera, donde debutó en 2005 en un partido ante Independiente, que tenía en cancha a Sergio Agüero.

En junio de 2007, Di María fue vendido en plena intervención de Central para salvar las cuentas del club, y con solo 39 partidos jugados y seis goles marcados. "Nacer en la Perdriel fue y será lo mejor que me pasó en mi vida", dice la leyenda que Di María se tatuó en el antebrazo izquierdo. Otro tatuaje lleva los colores auriazules en su pierna derecha y ahora esperan en Arroyito por su vuelta bajo promesa de titularidad.

Maxi Rodríguez, el mundialista. Nació a cinco cuadras del Coloso del Parque y en su vida de niño el deseo era solo jugar en Newell's. Claudia, su madre, lo llevó a le escuela de fútbol infantil leprosa a los seis años y desde entones la Fiera jugó siempre con la rojinegra, hasta llegar a primera y el ex presidente Eduardo López le dejó libre. La Fiera se fue a Talleres de Córdoba, pero volvió al parque para jugar en el Coloso y lucirse a puro gol: 15 tantos en 33 partidos. Volvió a sufrir al ex presidente López en su traumática venta a Espanyol, y lejos del parque encontró su camino, jugando además el Mundial 2006 y el 2010. De su pierna derecha salió el remate penal de la definición ante Holanda que pone hoy al delantero leproso de cara un final ante Alemania.

Lavezzi, el delantero sin club. "Le era fácil jugar acá", recuerda Diego Lavezzi, hermano de Ezequiel, en sus años en Coronel Aguirre, club que ahora administra la familia del delantero de la Selección. Para buscar más competitividad, con 14 años Lavezzi se fue a Central, donde imaginaba jugar en primera. Pero nadie le prestó mucha atención y Central lo dejó libre a los 16 años.

Con sensación de abandono, sin club donde jugar -jamás pensó en probar suerte en Newell's- y con el sueño de lucir la auriazul desvanecido, Lavezzi dejó la populosa Villa Gobernador Gálvez para ir a Estudiantes de Buenos Aires en la Primera B Metropolitana, luego de una prueba sin éxito en Pescara de Italia. Jugando en Caseros, en la postergada tercera categoría del fútbol argentino, lo vieron de Genoa de Italia y le compraron el pase por pocos billetes para luego cederlo a San Lorenzo, donde señaló 25 goles en 84 partidos, entre 2004 y 2007. San Lorenzo lo compró a Genoa en 2.200.000 dólares en 2005 y dos años después lo vendió por el triple a Nápoli de Italia.

Hoy Lavezzi juega en PSG de Francia, que pagó millones a Nápoli por su pase, para alegría de Coronel Aguirre, quien cobra miles de euros por "Derechos de Formación" en cada una de las transferencias. Y con esos recursos el jugador más conocido por las mujeres sostiene una fundación de beneficencia para menores de edad.

Garay, de Arroyito al parque. Nacido en el hoy estigmatizado barrio Ludueña, a escasas cinco cuadras de Tiro Federal, Ezequiel Garay llegó a Central invitado por un amigo de la familia, pero, al igual que Lavezzi, dejó Arroyito con edad de décima división, ante indiferencia de los entrenadores canayas por su juego. Con el pase en sus manos, Garay se probó en Newell's, club del cual es hincha, y donde le dieron la titularidad en la división que competía en AFA. Su debut en primera fue una necesidad, y se produjo en el marco del contexto menos propicio para un juvenil: jugó por la penúltima fecha del Apertura 2004, ante Gimnasia y Esgrima, partido en cual la lepra logró mantener la punta del torneo con una victoria por 2 a 0, consagrándose campeón la semana siguiente el equipo de Américo Rubén Gallego.

Como ocurrió con Gabriel Heinze en 1997, vendido con solo siete partidos, Garay fue transferido a los pocos meses de su debut a Racing de Santander, sumando apenas 13 encuentros jugados con la rojinegra y solo un gol marcado, en el clásico que Newell's venció a Central por 1 a 0 en el Clausura 2005. El Zenit de Rusia acaba de anunciar la compra de su pase a Benfica por 20 millones de euros, y algo de eso llegará a Central y Newell's, beneficiados por tener a Garay en sus inferiores entre los 12 y 18 años del jugador.

Mascherano, alumno ejemplar. "Hacía todo bien: ordenaba la defensa, orientaba el ataque y siempre estaba atento a sus compañeros", recuerda Jorge Solari, quien detectó las cualidades del "Jefe" en 1992, cuando jugaba en Círculo Alianza Real de San Lorenzo. Solari se llevó a Mascherano a Renato Cesarini y de ahí pasó a River, llegando a debutar en primera luego de hacerlo en la Selección. Marcelo Bielsa le dio la titularidad en la Selección en 2003 cuando Manuel Pellegrini, por entonces entrenador de River, lo mantenía en la reserva. "Le debo mucho a Bielsa porque cuando me puso en la Selección yo la verdad estaba muy postergado en River", recordó el volante. "Es el jugador perfecto, el que hace todo bien, el que tiene mucha inteligencia y el que nunca vendería", consideró Pep Guardiola, quien lo llevó a Barcelona de España, en reflexión que sintetiza las cualidades del jugador más destacado de Argentina en el Mundial.

Demichelis, el cordobés. Oriundo de Justiniano Posse, Germán Demichelis llegó a la ciudad en marzo de 1986, con solo cinco años, apoyado por sus padres, para jugar en Renato Cesarini. En el club de los hermanos Solari aprendió a jugar y al mostrar su incipiente talento, se fue a River a completar su preparación. Toda la familia estuvo detrás del hoy zaguero central para lograr su consagración como futbolista, en una exitosa carrera por clubes de Europa, aunque será hoy, en Río de Janeiro, donde Demichelis jugará su partido más importante.

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Javier Mascherano "hacía todo bien" en Renato Cesarini.
Imagen: Gentileza Asociación Rosarina de Fútbol
 
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