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Domingo, 16 de marzo de 2008

CULTURA / ESPECTáCULOS › TEATRO. EL GRUPO LA PERCHA REESTRENA "MIENTRAS MAÑANA"

Réquiem para un amor clausurado

El trabajo que explora en la relación de una pareja atravesada por el óxido del tiempo. Domingos de marzo a las 21.

 Por Julio Cejas

La escena teatral rosarina se expande y un murmullo de nuevos actores, nuevos grupos y propuestas se animan a tentar a una franja de espectadores vinculados directamente por el nexo generacional que los une con estas nuevas experiencias. El grupo La Percha que se cuelga a la aventura teatral allá por el crítico 2001, se crea según sus integrantes "en base a una necesidad de búsqueda, guiada por la construcción de un trabajo colectivo que apela al desarrollo de un sujeto actor que se ofrece a la investigación de su ser creador, confrontándose con sus propios límites y buscando superarlos".

En octubre del 2007 el grupo presentaba "Disuelta, una obra de teatro aéreo...", una propuesta derivada de sus talleres teatrales basados precisamente en acrobacia aérea. Lejos de anclarse solamente en esta técnica, los integrantes de La Percha intentan "generar diversas propuestas escénicas explorando poéticas y lenguajes con el fin de aportar a la cultura un hacer que permita provocar, entretener y reflexionar". En este contexto surge "Mientras Mañana", un trabajo que explora en la relación de una pareja atravesada por el óxido del tiempo y que volvió a reponerse este año todos domingos de marzo a las 21, en la sala Amigos del Arte (3 de febrero 755).

Un hombre colgado a la puerta de un sitio en el que se colgará su suerte, una mujer somnolienta, llorosa, ahogada en una copa de vino con el hastío borroneándole la línea de los ojos. Sombras en movimiento de lo que ayer fue una pareja, siluetas tragicómicas prisioneras en el laberinto de una habitación que alguna vez fue refugio para el amor y los sueños. Un hombre y una mujer balbuceando entre risas y llantos la última puesta en escena de una obra inconclusa, un ritual íntimo que merodea los laberintos donde se extravía la felicidad.

Uno de los aciertos en la puesta dirigida por Martín Gigena es ubicar al espectador dentro mismo del espacio del ritual, en la habitación donde los dos protagonistas se inmolarán en nombre de lo que no pudo ser. Inteligente recurso que torna difusos los límites entre realidad y ficción y que confronta el lugar de lo público y lo privado pero a la manera en que sólo el teatro puede hacerlo.

Una respuesta a la obscena caricatura que de esta problemática viene mostrando la televisión y que tiene en el reality show su punto más álgido. Dos cuerpos en permanente tensión desplazándose por la aridez de un espacio cotidiano, una vez más el living como escenografía preferida de una buena parte del teatro argentino de los últimos años.

Una experimentación que confía fundamentalmente en uno de los recursos que mejor maneja el grupo La Percha, la poética de los cuerpos y su interrelación con el espacio escénico. Posicionados en un sofá, la pareja despliega un abanico de recursos que tensan los hilos del drama y que pueden localizarse en la imperceptible crispación de los dedos de una mano buscando un imaginario punto de fuga.

Como si la habitación fuese una tela para la experimentación de un artista que intentara dar cuenta de la infinidad de situaciones en las que estos cuerpos buscan una dramaturgia basada precisamente en interminables "puntos de fuga".

Los protagonistas de "Mientras mañana" se acercan por momentos al público y lanzan sus miradas desesperadas buscando la complicidad o la comprensión sabiendo que no están solos, intuyendo que esta historia se completa con la soledad de los otros. Un difícil desafío dramático que resuelven con solidez los jóvenes Noemí Asenjo y Mauricio Marc, dos actores que sostienen la intrincada complejidad de sus personajes a lo largo del itinerario marcado por la dirección.

Por momentos los textos no alcanzan la potencia de los cuerpos en tensión, y en algunos pasajes como en la escena donde se mecaniza la violencia a partir de una interminable bofetada se perciben todavía la falta de precisión desde la dirección.

Más allá de estos desfasajes, el trabajo perturba y es una interesante carta de presentación de la búsqueda de un Grupo que intenta diferentes aproximaciones a una línea estética que piensa en un espectador atento y con deseos de ser incluido en el juego teatral.

"Mientras mañana" también es un desgarrante alegato acerca de la falta de horizontes que padecen las nuevas generaciones, lo íntimo se proyecta a lo social y el desamparo de las relaciones afectivas evidencia el patetismo de una sociedad que se refugia en la imposibilidad del acercamiento más allá de la realidad virtual.

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Dos cuerpos en la permanente tensión de un living.
 
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