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Jueves, 7 de agosto de 2008

CULTURA / ESPECTáCULOS › SUSANA KASAKOFF ACTúA ESTA NOCHE EN EL TEATRO PRíNCIPE DE ASTURIAS

Un piano que suena milagroso

La destacada instrumentista argentina abordará obras de Gyorgy Ligeti y Charles Ives. De este autor, intercalará también fragmentos de lectura de los ensayos que escribió para cada uno de los cuatro movimientos de su Sonata Concord.

 Por Edgardo Pérez Castillo

A menos de un mes de la actuación que Haydée Schvartz brindara en ese mismo escenario, mañana otra de las grandes pianistas de Argentina actuará en el Teatro Príncipe de Asturias del Centro Cultural Parque de España. Enmarcada en el ciclo Contemporáneo del Mundo, desde las 21.30 tendrá lugar la actuación de Susana Kasakoff, destacada instrumentista que abordará obras cargadas de complejidad: los estudios para piano Fanfarria, Arco iris y Otoño en Varsovia, de Gyorgy Ligeti y la Sonata Concord, de Charles Ives.

Respecto a los autores seleccionados, Kasakoff explicó a este medio que "Ligeti es uno de los compositores más interesantes de estos últimos años, ha creado un lenguaje absolutamente original que comprende lenguajes de nuestra cultura y de otras culturas". La intérprete precisó que "hay ritmos africanos, caribeños, cosas de la música antigua, él crea un lenguaje con distintos tiempos y culturas, y es absolutamente coherente, lleva la música a un lugar muy novedoso. Yo voy a tocar tres estudios de piano que contienen todas esas cosas".

Y detalló: "Cuando la gente escuche Otoño en Varsovia se va a encontrar con que tiene muchas capas de melodías superpuestas que van a distintas velocidades. Esto arma como mecanismos que empiezan, se desarrollan y finalizan y ahí empieza otro mecanismo. Entonces se pueden oír como los cuadros de M.C. Escher, donde hay como una ilusión de cosas, escaleras que son infinitas. Tiene que ver con éso, son cosas que van a distintas velocidades entre sí, entonces arman como un mecanismo que se agota dando lugar a otro. En los cuadros de Escher dan la ilusión de escaleras infinitas que suben o bajan permanentemente. En Otoño en Varsovia se arman mecanismos de capas que van a distintas velocidades que se desarrollan hasta que se agotan, y ahí empieza otro, entonces da la sensación de subir o bajar. Después Arco iris es una pieza delicadísima, lenta, con una armonía hermosa, muy jazzística. Y Fanfarrias tiene un ritmo 3-2-3, entonces hay una escalita continua en esa acentuación, y van pasando cosas arriba o abajo continuamente, como si fuera un ostinato rítmico, que tiene que ver con los ritmos africanos".

Ya en relación a la Sonata Concord, la pianista comentó: "En esta sonata Ives quiso reflejar el pueblo de Concord, en Massachusets, a través de cuatro escritores que vivieron en esa aldea, Emerson, Hawthorne, Alcott y Thoreau, los trascendentalistas, que tenían una filosofía muy espiritual. Son cuatro movimientos y cada uno es como una descripción del alma de estos escritores, a la vez que pinta lo que es ese lugar a partir de la poesía y de los escritores. En la Sonata, además de la música, Ives escribió cuatro ensayos sobre cada uno de estos escritores. El libro se llama Ensayos para una sonata. Yo voy a leer textos de Ives que son sacados de este libro, que voy a ir intercalando antes de tocar, lo cual va a poner a la gente en clima. Porque además de escribir música maravillosa, Ives escribía prosa de manera fantástica. Los ensayos son interesantísimos, entonces es como darle a la gente un poco de ambas cosas. Además los va a poner en tema antes de cada movimiento, van a entender mucho de qué se trata".

A poco de haber editado Kasakoff Ex Machina, donde interpreta cinco piezas mixtas para piano y electrónica, la pianista tiene un vínculo estrecho con la música contemporánea. Aunque, en coincidencia con Schvartz, evitó vaticinar el futuro del género. "No podría decir a dónde va --admitió--. Hay mucha búsqueda, gente haciendo cosas completamente distintas. Creo que nadie sabe hacia dónde va. De repente aparece algo extraordinario. El lenguaje que manejaba Ives en su época fue de una originalidad tremenda, pero muy ignorado. Las críticas eran malísimas, y cuando era viejo terminaron dándole un premio Pullitzer que ni siquiera quiso recibir, porque decía que los premios se le dan a los chicos de escuela y él ya no lo era. Pudo hacer todo lo que hizo sin el apoyo de ninguna crítica, y al final no lo necesitó".

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Kasakoff tiene un estrecho vínculo con la música contemporánea.
 
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