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Martes, 30 de noviembre de 2010

CULTURA / ESPECTáCULOS › PLASTICA. LUCIO FONTANA EN EL NUEVO ESPACIO DE LA FACULTAD DE DERECHO

Justicia con el patrimonio artístico

El evento inaugural de la nueva sala fue la presentación de un audiovisual y la inauguración de una muestra fotográfica de registros documentales y de obra y una notable cantidad de hermosas piezas, cerámicas y en bronce.

 Por Beatriz Vignoli

El Bicentenario sigue dando sus frutos. En el marco de sus conmemoraciones, quedó inaugurado ayer el nuevo espacio Cultura y Derecho en la Facultad de Derecho de la UNR (Córdoba 2046), en el salón multifuncional de la planta alta sobre calle Moreno.

El rector de la Facultad de Derecho, Ricardo Silberstein, resaltó ayer en una entrevista con Rosario/12 la función del nuevo espacio como vínculo entre la Facultad y la sociedad, y el valor del arte como medio privilegiado de entablar tal relación. En su texto de catálogo destaca el rector la importancia de la formación de la sensibilidad estética en un abordaje del derecho concebido como algo que sólo tiene sentido a partir del hombre y como instrumento para resolver sus necesidades. Evoca allí a los profesores que fundaron la Facultad, quienes "además de ser eminentes juristas y abogados, de ser hombres de reflexión y acción, tenían un profundo compromiso con el arte; había quienes se inclinaban por la ópera, otros ejecutaban el violín y sus preferencias estaban en la música clásica... Habían desarrollado esa particular sensibilidad que debe tener el hombre de derecho integral".

En consonancia con estos ideales, Silberstein prometió hacer del espacio Cultura y Derecho un ámbito para historiar el rico patrimonio artístico local, preservarlo del olvido, darlo a conocer a las nuevas generaciones y sentar, mediante el rescate y la puesta en perspectiva histórica de la tradición moderna ecléctica tan particular que tiene Rosario (que cuenta con referentes reconocidos mundialmente como Fontana y Berni) un precedente para el arte del futuro, como se hace en cualquier ciudad civilizada del mundo. En este sentido cabe agregar que, así planteado, el proyecto resulta vitalmente necesario para la ciudad.

El magnífico edificio de los antiguos Tribunales, de estilo ecléctico que combina elementos neoclásicos franceses y renacentistas italianos, construido entre 1899 y 1892 por Juan Canals a partir del proyecto arquitectónico de Hillary Boyd Walker, es coronado en sus dos ingresos laterales por sendas figuras alegóricas de la justicia y la ley, respectivamente. La de calle Córdoba es la clásica mujer con la balanza y la de calle Santa Fe porta las tablas de la Ley. Ellas son obra de un escultor de la familia Fontana y resistieron el incendio del 1 de julio de 2003.

El evento inaugural de la nueva sala fue la presentación de un audiovisual en powerpoint y la inauguración de una muestra fotográfica de registros documentales y de obra, dedicados a un sobrino mundialmente reconocido de aquel otro Fontana (diversos autores difieren respecto de si habría sido Jerónimo o Domingo; Isidoro Slullitel las atribuye a Jerónimo).

El rosarino Lucio Fontana (1899 1968, hijo de Luis Fontana y nieto de Gerónimo Fontana) vivió en Argentina durante sólo tres períodos de no más de 7 años cada uno: 1899 a 1906, 1922 a 1928 y 1940 a 1947. El resto lo pasó en Italia, donde triunfó como el artista líder del espacialismo. De esos momentos argentinos (principalmente rosarinos) de su vida y obra se ocupa el trabajo de investigación Lucio Fontana. Tres momentos, dirigido por el arquitecto, artista y docente Emilio Ghilioni, quien hoy es el curador de esta muestra.

El trabajo fue presentado por primera vez en agosto de 1998 en la Escuela de Arte de la Pontificia Universidad Católica de Santiago de Chile en el marco de un seminario coordinado por el profesor Emilio Ellena, siendo Ghilioni secretario de Relaciones y Extensión Universitaria de la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR. La acompañó una exposición de 650 fotos, algunas de las cuales pueden verse aquí, y la edición de un libro lujosamente editado y profusamente ilustrado (hoy inhallable) que contiene trabajos de Irma Arestizábal, Emilio Ghilioni y Andrea Giunta. Colaboraron, de la Facultad de Arquitectura de la UNR, las arquitectas Norma Giorgetti y Elena Rodríguez Cebrián; de la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR, las profesoras María del Carmen Niss y Cecilia Meneghini.

Hoy, el trabajo Lucio Fontana. Tres momentos tomó formato audiovisual gracias al equipo técnico coordinado por Ghilioni con Quicho Fenizi en fotografía, Vittorio Noviello en digitalización y Fernando Boix en diseño de producción. Noviello es además un artista de la fotografía y expone hasta el 22 de este mes en la Sociedad de Fotógrafos Profesionales de Rosario (Richieri 426).

La muestra sobre Fontana consta de 61 fotografías, montadas en grupos de tres que siguen la estructura arquitectónica interna de la amplia y renovada sala (fue una de las que se incendiaron en 2003, cuando pertenecía al Museo Angel Gallardo, y el área circundante se encuentra todavía en restauración). Se incluyen retratos fotográficos del artista y de su familia (conmueve especialmente un autorretrato juvenil donde se dibujó con el uniforme italiano de la I Guerra Mundial, donde peleó y fue herido); proyectos arquitectónicos para monumentos que nunca fueron realizados, registros del bajorrelieve monumental El Sembrador y de su inauguración en 1942 (su segundo período rosarino, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando retomó un arte más tradicional y figurativo, lo que le valió una polémica con el pintor abstracto Tomás Maldonado, según señaló Silberstein); registros del azaroso destino del Muchacho del Paraná (emplazado en la vía pública y hoy en el Castagnino luego de que fuera rescatado del carro de un ciruja, salvado de ser fundido como bronce, como recuerda Ghilioni), y una notable cantidad de hermosas piezas, cerámicas y en bronce, propiedad en su mayoría del coleccionista Alfredo Frontalini (quien además de adquirir las cerámicas compró a Gilberto Krasniasky unos moldes originales en yeso y mandó hacer cinco copias firmadas en bronce de cada uno, según cuenta Ghilioni y según contó años atrás gente de la galería Krass a esta cronista). También se registran piezas de arte funerario que pueden verse en el cementerio El Salvador (algunas de los cuales fueron atribuidas erróneamente a Lucio Fontana pero pertenecen a su padre Luis y a su socio Scarabelli, informa Ghilioni).

La misma desvalorización local del patrimonio artístico que otorga un carácter excepcional a muestras históricas de arte local como ésta, que deberían ser moneda corriente en las instituciones de la ciudad, llevó en su momento a un drenaje de obras de Lucio Fontana hechas en Rosario en dirección a Europa. Allá, su arte se encuentra conservado en colecciones como la del Vaticano o la Caixa de Madrid. Aquí, el curador de la muestra diseñó y pegó a mano una por una las cartelas que acompañan las fotos.

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La clásica mujer con la balanza, obra de escultor de la familia Fontana.
 
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