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Domingo, 27 de enero de 2013

CULTURA / ESPECTáCULOS › TEATRO. RECORDANDO A NINí MARSHALL, CON ANDREA FIORINO

Volviendo siempre a sus fuentes

La actriz rosarina volverá a poner en escena su espectáculo en homenaje a la inolvidable Catita. "Es universal y atemporal, es el humor 'inoxidable', ése que todos queremos hacer", dice.

 Por Julio Cejas

La actriz rosarina Andrea Fiorino vuelve a escena con uno de sus aplaudidos caballitos de batalla: su unipersonal Recordando a Niní Marshall, que podrá verse todos los sábados de febrero a las 22 en La Subsede. Basado en Se nos fue redepente..., una de las primeras creaciones para café﷓concert escrita e interpretada por la inolvidable Catita, este trabajo de investigación y homenaje permaneció en cartel durante más de 15 años, compartiendo escenarios no sólo en Rosario sino en ciudades de las provincias de Santa Fe y Córdoba. En una entrevista con Rosario/12, la reconocida comediante hizo un repaso del año pasado y justificó la reposición de uno de sus éxitos de mayor repercusión a nivel de espectadores.

- Aparte de no cumplirse la profecía maya, ¿cómo te trató el 2012 en lo que hace a tu labor artística?

- El año pasado fue atípico para mí, porque es el primer año que no me dedico a seguir actuando. Hice algunas funciones en los pueblos de alrededor, arranqué el año con Canciones de ida y vuelta (y otros relatos), un espectáculo que hicimos con Pablo Buniak en el Café de la Flor durante enero y febrero, y me dediqué íntegramente a la docencia. Dicté talleres de comicidad en el Espacio Bravo, y de construcción de monólogo de humor en La Morada y en Plataforma Lavardén.

Fiorino, que viene trabajando hace tiempo en Buenos Aires con otra talentosa rosarina, Noralih Gago, colaboró el año pasado en la construcción dramática del celebrado espectáculo Simplemente Concha, en la que Gago vuelve sobre los pasos de la glamorosa Concha del Río. "Cada vez me cuesta más decir el texto que escribió otro, y menos escribirle a alguien a quien conozco mucho en el escenario como a Noralih Gago, particularmente en el personaje de Concha del Río. En realidad esto de la dramaturgia propia no es nuevo: los cuatro monólogos de Pequeñas terapias ilustradas eran míos y también los del espectáculo que hicimos con Pablo", agrega Fiorino.

Una vez más vuelve el tema del agotamiento a nivel de un registro actoral como el del "teatro para bares", que le exige un trabajo extra a sus cuerdas vocales y no siempre implica un mayor reconocimiento, a pesar de los años en los que viene desarrollando sus creaciones. "Esto de actuar menos implica algo que ya no tengo, más allá de mi cansancio vocal y físico. Se trata del cansancio que significa tanto esfuerzo para continuar con tan poca difusión. A veces nos preguntamos entre los que hacemos este tipo de trabajo: ¿qué más tenemos que hacer?", se interroga seriamente la actriz cómica.

- ¿Qué tendría que suceder en esta ciudad para que puedas concretar tus proyectos y el de tantos otros artistas que comparten la misma incertidumbre?

- La gran carencia sigue siendo el papel de los medios de comunicación, el trillado tema de la falta de difusión. Sin dudas contamos con gente que viene desde siempre, pero cuando pude pagar publicidad en esos medios, el público rosarino vino. Hay mucha gente que me conoce de la tele pero nunca vino a ver mis espectáculos. Esto le pasa a la mayoría de los actores de Rosario. Más allá de la importancia de las redes sociales y las páginas en Internet, hay un público que todavía necesita enterarse por un diario o por un canal de televisión.

Después de haber transitado por distintas variantes del espectáculo humorístico confeccionando sus personajes, incursionando posteriormente en el stand up y en lo musical, esta dúctil actriz sigue añorando la necesidad de retornar a la tradicional sala teatral. "Siempre sigo pensando en volver a un teatro más de cámara, con otro humor, más dramático, sin el registro del gag. Algo pequeño en una sala pequeña y más teatral. Además tengo muchas ganas de dirigir, yo no dirijo a alguien que me llama por encargo, me gusta que surja ente la gente que se convoca para contar algo", comenta la directora de El gato negro (1995﷓1996), Nadie hablará de nosotras... (1999﷓2003) y Poveretta María (2005﷓2006).

- ¿Por qué Niní?

- Porque de todos los unipersonales es el único que no me pesa, no me cansa, me sigo divirtiendo como el primer día. No me pasaría con El discurso que ya está descontextualizado, ni con Pequeñas terapias ilustradas. Con este espectáculo siento una gran comodidad y nunca falla con el público. Donde lo hago a la gente siempre le encanta y además hace mucho que no lo hacía.

Y más allá de que no lo diga, la huella de la gran Niní Marshall marcó y sigue marcando los rumbos de la trayectoria creativa de "la Fiorino". Y ella se transformó en una difusora de ese estilo tan particular de actuación entre muchas generaciones que no sabían quién era Niní. Ese es otro mérito de la notable artista rosarina, que agrega: "Mucha gente joven se desayunaba con el nombre, tengo alumnos que recién acceden a sus textos a partir de haber visto este espectáculo. En México lo hice durante dos años seguidos y la respuesta es la misma: es universal y atemporal, es el humor 'inoxidable', ése que todos queremos hacer".

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Andrea Fiorino en su homenaje a la gran Niní Marshall
 
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