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Domingo, 27 de septiembre de 2015

CULTURA / ESPECTáCULOS › MALAFé, TRAE SANGRE DEL GRUPO AQUELARRE EN LA SONRISA DE BECKETT

Un ritual donde la fe se pierde

El grupo Aquelarre se creó el año pasado dentro de la Escuela de Teatro y Títeres. Allí comenzó el proceso creativo de Malafé, trae sangre, como producto de la muestra final del último año de la carrera de actuación. Ahora, el trabajo continúa en las salas.

 Por Julio Cejas

Como producto de uno de los tantos trabajos gestados en el marco de la carrera de Actuación de la Escuela de Teatro y Títeres, la obra Malafé, trae sangre, del nobel Grupo Aquelarre, se prepara para transitar el segundo mes en La sonrisa de Beckett (Entre Ríos 1051), todos los sábados a las 21.30. "Si quienes deberían protegernos nos matan, si nuestros pares nos juzgan y la iglesia nos condena, ¿quién es, entonces, el enemigo?", se preguntan los personajes de esta obra estrenada este mes; que se propone ahondar en los laberínticos juegos que trama el poder para perpetuarse.

"El grupo Aquelarre se creó el año pasado dentro de la Escuela de Teatro y Títeres. Allí comenzó el proceso creativo de Malafé, trae sangre, como producto de la muestra final del último año de la carrera de actuación. Posteriormente el grupo decidió continuar con el proyecto por fuera de la institución, llegando a experimentar, con mucho trabajo, la autogestión; práctica que sostienen todos los grupos independientes de la ciudad", dijo la actriz Valeria Orodeski a Rosario/12. Completan el elenco Maximiliano Battistoni, Andrea Galetto, Maialen Mazzoni, Sabina Méndez, Ana Salinas y Nancy Spitale, que asumen esta propuesta como una creación colectiva, pero bajo la dirección actoral de Cecilia Borri.

A la hora de definir los procedimientos utilizados en esta ópera prima, el grupo recurre a una mixtura entre el entrenamiento actoral y la producción, abordando diferentes áreas de investigación. La propuesta de trabajo es -según sus responsables- tan intensa que requiere la presencia de los actores en escena durante toda la obra, con el cuerpo en acción como sostén ineludible de la puesta.

"Dentro de esta investigación trabajamos el ritual, la energía femenina, la belleza como terror domesticado, la animalidad de los instintos humanos, el juego y el trabajo coral; todos los lenguajes escénicos se definen por esta característica de la actuación: multiplicidad y mutación", dijo Orodeski.

Aquelarre convocó a experimentados creadores como el solicitado Ramiro Sorrequieta, para el diseño de vestuario y a la actriz y directora Cecilia Borri, que además de la dirección de actores fue la responsable de la planta de luces de esta creación colectiva. "La escenografía, el vestuario, el maquillaje, la iluminación, lo sonoro: todos los signos de la puesta en escena acompañan al actor en su derrotero por diferentes lugares y tiempos", dicen los integrantes de este grupo de alumnos que definieron una estrategia escénica propia, en su primer trabajo actoral.

Con respecto a la elección de la directora, el grupo reconoce el aporte de una mirada "precisa, perspicaz y creadora", impulsando a los actores a estallar sus personajes de manera más conveniente.

"En esta segunda etapa del trabajo, cuando se integra Borri, se hizo principal hincapié en reforzar las actuaciones y la continuidad de las escenas, a diferencia de la anterior donde, de la mano de la docente Judith Ganón, se hizo foco en la puesta en escena", dicen los protagonistas de Malafé, trae sangre.

"Un grupo de jóvenes mujeres invocan lo prohibido en un bosque; un ritual, un juego; en el éxtasis de la danza; el deseo deja atrás el miedo y la realidad se vuelve difusa", de esta forma el grupo anuncia la trama de este juego dramático que deja abierto un interrogante, donde se alude a alguien ligado al poder. "Malafé, trae sangre, es un trabajo de investigación colectiva en torno a tres problemáticas actuales: intereses económicos, políticos y amorosos --dice Orodeski-- señalando que estos intereses, estarán escondidos detrás de un aparente dilema espiritual".

"Estos factores entramados desencadenan una masacre que, bajo el manto de la moral religiosa, sacará a la luz las miserias humanas que estarán escondidas detrás de un aparente dilema espiritual", dijeron a Rosario/12 los integrantes del flamante grupo teatral Aquelarre.

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La obra transita entre tres puntos muy actuales: Intereses económicos, políticos y amorosos.
 
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