[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

La casa al ras del piso. La galería da a un césped que se pierde en la oscuridad. El perro corre por una luciérnaga. Las tres hermanas están sentadas en torno a una picada, y toman Seven Up con limón. Queso, aceitunas, maní, pan. Natalia corta el salame que queda.

- No sé qué hacer, chicas, en serio --dice Corina.

Alguna ropa colgada en el altillo de su hermana. La valija sin deshacer. Se miran y mastican.

- Y... era medio bruto. -dice Celina.

- ¿Era?

Se echan a reír.

-¿Vos lo querés?

-Qué se yo, a esta altura...

Se escuchan los gritos de los chicos que se pelean.

-¿Pasará algo? --dice Natalia.

- Dejálos, mientras no corra sangre --contesta Celina y su aceituna.

- No hay que intervenir -completa la frase Natalia.

- ...

- ...

- Pasó un ángel.

Se sonríen.

-Pensalo, tener resuelta la cuestión económica... --dice Natalia.

- Pero bancártelo por eso... acota Celina, la revista de patrones en sus manos.

Corina pasa la mano por la mesa, el mantel tejido, toma de un sorbo el brebaje. Se escucha el líquido en su garganta. La tensión, su pensamiento. Sopesa sus logros, su edad, sus miedos, el tamaño de sus tetas y la gravedad de su culo. Aparece María, diminuta.

- Mami, ¿te gusta mi vestido? -envuelta en un tul rosa brillante.

Las tres se dan vuelta.

-¡Qué hermosura! --dicen.

-Che, ¿y si cosemos algo?

-Esta se hace un vestido en una hora.

-La loca de la tijera.

Se ríen. Corina la agarra y la revolea tipo pistola. Suena el teléfono. Por la hora ya saben. Los dos maridos que quedan juegan paddle. La decisión tarda en llegar. Nadie atiende. Alisan, observan y ordenan el quehacer. La tijera corta y la tela, se desliza y cae.