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Jueves, 31 de mayo de 2012

PSICOLOGíA › DAVID CRONENBERG INTERPRETA PASIONES INICIALES DEL PSICOANáLISIS

Tan peligroso como revelador

En la película Un método peligroso se relata la relación entre Freud y Jung en los inicios del psicoanálisis, pero también del amor entre Jung y Sabina Spielrein, que primero fue paciente y luego hizo valiosos aportes a la teoría.

 Por Margarita Scotta*

La interpretación cinematográfica de David Cronenberg, en su excelente película Un método peligroso, vuelve a darle vida a episodios claves de la historia del psicoanálisis, donde vemos cómo las tramas de las pasiones amorosas incidieron profundamente en la producción de los conceptos psicoanalíticos. Al mismo tiempo en que Karl Jung vivía una intensa relación con Sabina Spielrein, su paciente y luego una de las primeras psicoanalistas mujeres, declaraba su oposición a la idea freudiana de que la energía psíquica proviniera de una energía sexual inconciente, que Sigmund Freud decidió llamar "libido". Jung desmentía la etiología sexual de las neurosis mientras su vínculo terapeuta﷓paciente se le sexualizaba peligrosamente. Por su parte, Sabina curaba la locura que la desgarraba gracias a una de las primeras aplicaciones del recién naciente método psicoanalítico y a la transferencia que lo hizo posible, mientras comienza a elaborar el concepto de una tendencia psíquica a la destrucción como causa de toda creación. Cronenberg crea una escena donde ella dialoga con Sigmund Freud, quien le reconoce su valioso aporte para el psicoanálisis y le da un lugar entre sus discípulos, siendo muy joven y habiendo recibido un diagnóstico de esquizofrenia por el psiquiatra Karl Jung (1904).

En un pie de página a su texto Más allá del principio del placer (1920), Freud escribe: "Sabina Spielrein, en un trabajo sustancioso y rico en ideas, aunque por desdicha no del todo comprensible para mí, ha anticipado un buen fragmento de esta especulación". Me pregunto: ¿Qué será lo que no le resultó del todo comprensible a Freud en los planteos de Sabina, nada menos que a Sigmund Freud, el creador del psicoanálisis y descubridor de la llave de acceso al psiquismo inconciente? Queda la pregunta abierta en el corazón del enigma freudiano. Cronenberg nos muestra a un Freud diciéndole a Sabina que aún ama a Jung, a pesar de las afrentas que aquel le hiciera como amante, mientras Sabina intenta la reconciliación entre ambos, argumentando que en la ruptura entre Freud y su discípulo elegido como hijo y sucesor, se jugaba el destino y la posibilidad de continuidad del psicoanálisis mismo más que una controversia intelectual o política.

Quizás sea la permanencia del amor lo que se manifiesta como lo imposible de comprender, un amor más fuerte que la tendencia a la destrucción pero que la contiene, un amor que anuda más allá de la ambivalencia de los sentimientos, un amor producido por la situación psicoanalítica que persiste al enloquecimiento del trauma sexual, pero que también quizás por esto mismo lo sigue conmemorando. Llamativamente, la atracción amorosa despertada entre Jung y Sabina se les presenta irrealizable en sus vidas, los lleva a una nueva locura, actual y violenta, es contraria a las conveniencias sociales; se trata de la pasión. Justamente, los diálogos que imagina Cronenberg entre los distintos personajes giran discutiendo alrededor del fuerte conflicto que el amor sexual presenta a los seres humanos, más allá de los problemas clínicos que el amor que surge en los tratamientos psicoanalíticos presenta a los psicoanalistas.

Ante esta específica situación clínica, Freud escribirá en Puntualizaciones sobre el amor de transferencia (1914) que la concreción del acto sexual con una paciente (y seguramente sigue hablándole a Jung en esta escritura) es, sencillamente, una quimera. Es decir, algo irrealizable. Para Freud, se entra entonces en un terreno de imposible realidad: no se realiza el análisis y tampoco se realiza la relación de pareja. Sin recaer en una actitud moralista, Freud revisa la complicada situación desde lo que el psicoanálisis enseña y revela tanto del amor como de la transferencia: resulta que hay acciones que aunque parezcan realizar algo, en verdad introducen en el callejón sin salida de lo que nunca podrá alcanzar realización: un amor por fuera de lo posible.

El relato cinematográfico de Cronenberg incluye continuamente esta cualidad del amor mientras nos muestra cómo eminentes personajes de nuestra cultura fueron seres humanos atravesados por esta encrucijada amorosa. Y aquí también incluimos el amor de Freud por Jung, amor decepcionado por el deseo inconciente de muerte del padre, como aquel al que se culpa de la renuncia a la posibilidad de encontrar la satisfacción ansiada en lo sexual. Los conceptos psicoanalíticos son puestos en escena en esta hermosa película como las cosas que le pasan a la gente y, así, el psicoanálisis se muestra como la elaboración, que quienes se convirtieron en psicoanalistas pudieron alcanzar, sobre las pasiones que orientaron sus vidas.

*Psicoanalista. Autora del libro El amante y sus metáforas, Homo Sapiens 2010.

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En el film de Cronenberg, el triángulo entre Freud, Jung y Sabina Spielrein se basa en el amor.
 
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