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Viernes, 24 de marzo de 2006

OPINIóN › A 30 AÑOS DEL GOLPE

Retrato de familia

 Por Horacio Vargas

Amanece. Y llueve. Una voz extraña se escucha en el living de la casa. No es forma de presionarme para levantarme para ir al colegio, pienso, y hecho maldiciones a la costumbre de mi padre de despertarse con la radio a todo volumen.

Inclina su cuerpo hasta el parlante de la radio para escuchar con más detenimiento lo que acaba de decir La Voz. Alguien golpea a la puerta. Mi madre se sobresalta. Es mi prima, que vive a pocos metros de casa, un poco mayor que yo, que pregunta con candidez: "¡Escucharon lo que dijo la radio!".

"Comunicado Nº 1. Se comunica a la población que a partir de la fecha, el país se encuentra bajo el control operacional de la Junta de Comandantes Generales de las Fuerzas Armadas. Firmado: Jorge Rafael Videla, Teniente General, Comandante General del Ejército".

Mis padres decidieron que ni yo ni mi hermanita fuéramos a la escuela. Ella aprovechó y siguió durmiendo un poco más. Y yo, con la valentía de un pibe de 15 años, decidí recorrer el tramo que va desde mi habitación hasta la ventana principal del living. Con lentitud desplegué la cortina cerrada y asomé brevemente mi cara al exterior. Y vi una calle -que en realidad fueron miles- dominada por el silencio y las ausencias.

Después de que mi viejo partió al trabajo, mi mamá salió de compras por el barrio. Al rato regresó con una blanca palidez en su rostro.

Salí del almacén y me crucé con unos tipos con caras de asesinos rondando por la casa de Lucero, tipos con armas largas, vestidos con uniformes del Ejército, y vi a su esposa, la Gringa, parada en la puerta, sola...Y me asusté, pensé: "¡los chicos están solos en casa!". Y pensé qué hago ahora con los libros de Quique, que se los dio a Lito para que se los guardara por un tiempo porque lo estaban persiguiendo....

Y corrió con su bolso de red sujetado a su mano derecha y en el camino, tropezó y cayó al suelo. Y se lastimó la rodilla y como pudo se levantó y recogió el paquete de fideos, el pan, desparramados en la acera, para el almuerzo de la familia, y corrió sin importarle la lastimadura, la sangre derramada.

"Comunicado Nº 19. Se comunica a la población que la Junta de Comandantes Generales ha resuelto que sea reprimido con la pena de reclusión por tiempo indeterminado el que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare comunicados o imágenes provenientes o atribuidas a asociaciones ilícitas o personas o grupos notoriamente dedicados a actividades subversivas o al terrorismo. Será reprimido con reclusión de hasta diez años, el que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare noticias, comunicados o imágenes, con el propósito de perturbar, perjudicar o desprestigiar las actividades de las Fuerzas Armadas, de Seguridad o Policiales".

Papá volvió del trabajo con cara de malos presagios. Mamá le contó: "¡Lo vinieron a buscar a Lucero!". Y a Carmencita también, su hija, mi amiga querida. Lucero era su amigo vecino diputado. Mi viejo se encerró en su habitación y no salió a cenar. Después, después llegó la noche.

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