rosario

Domingo, 15 de marzo de 2009

CIUDAD › PAMI. EL HISTORICO RECLAMO PARA QUE EL INSTITUTO DEJE DE SER INTERVENIDO.

Viejas no son las luchas

El antiguo proyecto es para que los afiliados y beneficiarios del Pami
puedan participar en las decisiones que tienen que ver con la cotidianeidad de la obra social. Por eso el primer reclamo es por el cese de la figura intervencionista y para que el director, sea designado por la voluntad de los trabajadores activos y de jubilados. "Y si hay una representación del Estado, que sea mínima", señalan.

 Por Alicia Simeoni

"Al PAMI no debería sobrarle el dinero ni ser una obra social con superhábit, sino que ese dinero tendría que ser invertido en tantas y tantas necesidades que tienen los afiliados, jubilados y pensionados de todo el país y en este caso de quienes dependemos de la Delegación IX". La reflexión corresponde a Enrique Gigena, dirigente de la Mesa Coordinadora de Jubilados y Pensionados, la misma que los rosarinos están acostumbrados a ver los sábados a la mañana en el cruce de las peatonales San Martín y Córdoba y cuyos miembros protagonizaron, a lo largo de los últimos años, verdaderos duelos verbales; y a veces hasta impidieron la asunción de algunos de los muchos interventores que pasaron por la oficina que hoy ocupa el sanitarista Armando Perichón. Gigena hace un recorrido por los problemas más 'calientes' que se presentan en la atención y el primero que surje es el que tiene que ver con la obtención de turnos para las distintas especialidades, donde es muy frecuente que el tiempo de espera llegue al mes y medio. Después formula dos planteos de fondo: Con el primero pide el cese de la intervención del Pami -y que no se 'disfrace' la palabra interventor por otra que pretenda aparentar un contenido más democrático-, y agrega que mientras ello suceda se constituya una dirección colegiada con participación de trabajadores activos y jubilados. La aclaración es que esa dirección no quiere ser una figura 'decorativa' ni 'apoyo' de ningún funcionario que baja nominado por el PAMI Central, por eso marca que es importante que tenga atribuciones de resolutivas. Los jubilados saben lo qué quieren cuando plantean reformas en la entrega de medicamentos gratuitos, una gestión para la que deben concurrir a las 5.30 o 6 de la mañana, o cuando proponen el armado y habilitación de centros de día con el desarrollo de actividades terapéuticas y también la creación de dos policlínicos más, el 3 y el 4, para atender las necesidades del número de beneficiarios actuales.

La queja que verbaliza Gigena, pero que se puede escuchar en las palabras de tantos otros jubilados es la negativa permanente, y a lo largo de casi toda la historia del PAMI, para que, quienes son los afiliados y beneficiaros del Instituto Nacional de Jubilados y Pensionados, al que se invoca con más frecuencia con la sigla PAMI (Prestación y Atención Médica Integral) puedan participar en las decisiones que tienen que ver con la cotidianeidad de la obra social. Por eso el primer reclamo es por el cese de la figura intervencionista y para que el director, tanto de la UGL-Delegación IX como de los responsables de cada uno de los policlínicos propios, el PAMI I y el II, sean designada por la voluntad de los trabajadores activos y de jubilados "y si hay una representación del Estado, que sea mínima -dice Gigena- y con la finalidad de hacer las verificaciones relativas al buen funcionamiento y a asesorar en cuestiones específicas". Como esta propuesta requiere de la modificación de la ley, quien habla en nombre de la Coordinadora da otra propuesta: se puede constituir una dirección colegiada con las representaciones planteadas y con una condición fundamental: que esa dirección tenga facultades resolutivas y que respecto de los PAMI I y II que dependen de una gerencia de efectores propios, en Buenos Aires, también se pueda participar en las decisiones.

Lo que en la charla con Gigena parece ser del orden del sentido común, participar y decidir en el destino, calidad y condiciones de la mayor obra social del país, respecto del número de afiliados y de la masa de dinero que moviliza y resulta con superhábit, se transformó en una negativa permanente, aún de los gobiernos e interventores que habían jurado que se abriría el juego a una participación real. Gigena es un hombre que, junto al movimiento al que pertenece, tiene propuestas para las distintas problemáticas o aspectos que tienen que ver con la vida de la institución creada en 1971.

El día que el doctor Armando Perichón llegaba a la Delegación IX para hacerse cargo de un nuevo período de intervención, la Coodinadora se hizo presente porque no se le había respetado la audiencia que tenían con el responsable que ya se iba, Máximo Zacarías. Ese mismo día le entregaron al ex responsable del Cudaio Rosario y del INCUCAI nacional, un documento con la enumeración de los principales problemas que detectaban. Además se le planteó a Perichón que gestione una entrevista con el director general del PAMI, en Buenos Aires, para abordar temas que no pueden solucionar los funcionarios en Rosario.

La delegación IX cubre el espacio geográfico ubicado desde Rosario hacia el sur provincial y la enumeración de problemas que 'escapan' al interventor de la Delegación IX están, casi en un orden de urgencia, relacionados con el tiempo que deben esperar las personas que deben atenderse en las distintas especialidades. El reclamo puntual no es difícil de comprobar y quien esté interesado en hacerlo puede sólo pararse a mirar en uno de los días en que la convocatoria se hace para la posibilidad de hacerse ver, por ejemplo, por un gastroenterólogo. Si ese día se ubica a finales de marzo, el turno puede ser dado para abril y cuando se acaban habrá que ir en la nueva habilitación y obtenerlo para mayo. Nadie niega este problema que Enrique Gigena califica como gravísimo y en algunas especialidades más que en otras. El mismo dirigente de la Coordinadora habla de que los afiliados al PAMI nacional eran alrededor de 3.500.000 y con las incorporaciones que significaron las nuevas y masivas afiliaciones de quienes no habían tenido las posibilidades o condiciones de hacerlo, se estima que el número llega a 6.000.000. Para Rosario, si bien estos no son datos oficiales, la estimación es que de 135.000 personas que dependían de la Delegación IX se pasó a 200 mil o más.

El primer encuentro con Perichón permitió a los jubilados nucleados en la Coordinadora dejarle un pliego de preocupaciones, luego él los convocó a una reunión donde el médico ya había gestionado -y aunque no era su área de decisión-, la solución de un problema: había una sola médica endocrinóloga atendiendo en el PAMI I. El nuevo interventor pidió medir la tasa de uso y necesidad, se comprobó la lógica del reclamo y se incorporó una médica más en la especialidad.

El otro tema que no admite dilaciones en el de la entrega de especialidades medicinales gratuitas. Estas entregas se realizan en la sede de la Delegación IX pero para poder hacer el pedido, los beneficiarios tienen que ir entre las 5.30 y las 6 de la mañana para que a partir de las 8 hs. se les den los números de orden para hacerlo. La razón del apuro en la concurrencia es que hay una cantidad limitada de turnos y quien quedó fuera deberá volver en otra jornada para realizar el intento. "Hay que llevar a la realidad tantos dichos que se escuchan siempre en los discursos políticos alrededor de que los 'viejitos son nuestra preocupación'. Estamos totalmente convencidos de que es inhumano e inmoral que las personas de 70, 80 y más edad, con patologías diversas tengan que someterse al sacrificio de concurrir a esos horarios y hacer la espera descripta. Además con respecto a las disposiciones para esas entregas tienden a que sean lo más limitadas posibles". Una reflexión similar se plantea para el caso de los estudios de laboratorio bioquímico, donde quienes necesitan pasar por distintas prácticas médicas deben concurrir en ayuno en horarios como los citados anteriormente.

De todos modos, no sólo la urgencia ocupa la preocupación de la Coordinadora de Jubilados y Pensionados. De allí que en la primera reunión a la que fueron invitados por Perichón, esbozaron el proyecto de los centros de día. "Muchas veces las personas mayores son enviadas a las instituciones geriátricas porque sus familiares están ocupados durante el día....Sucede también que hay muchas de ellas que podrían estar conviviendo con sus afectos, de allí que pensamos en las casas de día, para que puedan regresar por la noche a sus hogares. Todo eso colaboraría en las mejores relaciones y en la integración social". Como la de los centros de día otra propuesta se refiere a la posibilidad de nuevos policínicos, el 3 y el 4, que brinde la posibilidad de atender a la masa de afiliados que hoy son beneficiarios de la obra social.

Compartir: 

Twitter

Gigena, de la Mesa Coordinadora de Jubilados y Pensionados
SUBNOTAS
 
ROSARIO12
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.