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Martes, 25 de septiembre de 2012

CIUDAD › DENUNCIó A SU PADRE POR ABUSO

Quedaron huellas

Analía Bramajo (foto) tuvo que pasar por varios tratamientos psiquiátricos para saber que lo que la enferma es el silencio. Por eso, el mes pasado, se decidió a recurrir a la Justicia para denunciar que su padre, Rogelio, abusó sexualmente de ella desde los seis hasta los 16 años. Analía sabe que el delito está prescripto, pero aspira a que pueda considerarse el abuso sexual infantil como crimen de lesa humanidad. Su pedido tiene que ver con las consecuencias familiares y personales que le acarreó la historia de abuso en su vida.

Analía concurrió el 13 de agosto a los Tribunales, y presentó su denuncia frente al fiscal Guillermo Corbella. Contó que su padre abusó sexualmente de ella, cuando tenía la edad de 6 años. "Esta actitud, por parte de su padre, no cesó hasta los 16 años aproximadamente, momento en que le contó a su madre, quien no le creyó, y por eso, comenzó a salir, a estar poco tiempo en su casa, hasta que finalmente se fue de su casa a los 19 años", dice el texto recibido en la Fiscalía. La denunciante expresó que "tiene ataques de pánico, tuvo varios intentos de suicidio, estuvo internada en el Hospital Psquiátrico Suipacha, actualmente se encuentra con tratamiento psicológico, tratamiento psiquiátrico, acude al Programa Andrés, está medicada".

Bramajo considera que la denuncia --aunque corra riesgos de ser archivada-- es sanadora para su salud mental. "Quise terminar con todo el silencio que durante estos años me perjudicó y me impidió vivir una vida normal", dijo la mujer, de 43 años, que incluso sufrió el rechazo de su familia más cercana.

Cuando era niña, sufrió de su padre diferentes tipos de abusos sexuales. "En varias oportunidades, mientras la besaba le decía 'a veces te quiero como una mujer, y a veces como una nena'", le contó al fiscal, al tiempo que recordó que "durante todos estos años" mantuvo su relación con su madre y su padre "como si nada hubiera pasado", y que después de varios tratamientos e intentos de suicidio, entendió que la relación era "enfermiza", y que eso le hacía peor. Por eso, no ve a su padre desde hace cinco años.

El principal motivo de su denuncia, además de la reparación individual, fue "evitar que esta persona le haga a otras nenas" lo que le hizo a ella, ya que su padre es masajista. Como suele ocurrir en estos casos, el abusador actuó en silencio, y no existen testigos de lo ocurrido. Pero un peritaje psicológico realizado por expertos en la problemática puede confirmar las huellas del abuso en la vida de Analía.

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