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Viernes, 25 de marzo de 2011

PD > CARTAS A [email protected]

Hermanitos

Al principio se escucha: “¿Qué tiene de gracia ver a 19 tipos rascándose las bolas?”.

Después se escucha: “Hay un puto”, “hay una torta”, “hay uno que no sé bien qué tiene, pero parece chabón, pero en realidad es mina... ¡es cualquiera!”.

Después se escucha: “¿Viste que ahora hay cartas?” “¿Posta?” “Sí, los chabones sacan cartas y modifica la votación, es relimado”.

Finalmente se escucha: “No, boludx, ni a ganchos voy al cine... ¡está la gala!”.

Máquina Bigbró.

Yo creo que lo que la hace funcionar tan efectivamente es la profunda amoralidad que la sostiene. Desgarradores llantos, esquizofrenia pura de los participantes, demencia ilimitada de los productores, frialdad absoluta del conductor, esa especie de sacerdote baboso del morbo, Jorge Témpano Rial.

La máquina sigue funcionando.

Puede pasar cualquier cosa.

Sus productos son totalmente imprevisibles, no responden a patrones, no tiene fundamentos, ni principios, acumulación, exacerbación, más, más, más...

No nos olvidemos de la bolsita que dejó Diego (ver YouTube), una de las joyitas que nos dejó la máquina, en sus primeros movimientos, cuando recién empezaba a andar...

Maquina Bigbró. No es mi intención defenderla, para nada, pero funciona. Y la inmoralidad, ese flujo que nos pertenece (y no) a todos, existe.

Martín Diese

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