Mientras el gobierno federal confirmó la muerte de Benjamín Mondragón Perea, alias "El Benjamón", presunto jefe del grupo Guerreros Unidos, acusado por la Fiscalía de participar en la desaparición de los estudiantes de la escuela de formación de docentes de Ayotzinapa, miles de manifestantes arribaron a Chilpancingo para sumarse a las protestas.

El gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, afirmó, en tanto, que no comprende la actuación de los estudiantes, ya que su gobierno ha abierto canales de diálogo, y consideró las protestas como "un acto de provocación". "No se puede entender lo que sucedió ayer, lo que ellos buscaron era que se diera un enfrentamiento, que hubiera sangre de por medio (...) Actuamos con mucha prudencia sin que eso signifique que las cosas vayan a quedar impunes", advirtió.

"Es la voz del pueblo clamando justicia ante un gobierno sordo, ciego y asesino", respondió la docente Guadalupe Satos, quien denunció que los 43 desaparecidos fueron "levantados por policías y entregados al narco".

Además de reclamar la aparición de los estudiantes de la escuela de Ayotzinapa, las protestas se realizan para exigir la renuncia del gobernador de Guerrero, Aguirre, quien reconoció que una de las hipótesis que maneja su gobierno acerca del ataque a los estudiantes en Iguala, en los que además de los desaparecidos murieron seis personas y 25 resultaron heridas, involucra a la esposa del fugitivo alcalde de Iguala, José Luis Abarca, acusado de estar relacionado con un cártel mexicano.