18:56 › EL PASADO NO HA MUERTO

El diario Público de España reveló que el gobierno de Suárez financió a la dictadura argentina

De acuerdo con la nota firmada por Danilo Albin y publicada hoy en la web del periódico español, "archivos secretos revelan que el rey Juan Carlos, banqueros de la talla de los Botín (propietarios del Banco Santander) y los principales funcionarios del Gobierno de Adolfo Suárez firmaron acuerdos económicos millonarios con el sangriento régimen argentino".

Según el periódico "en mayo de 1976, cuando aún no se habían cumplido dos meses del golpe de Estado en Argentina, los cuerpos policiales que aterrorizaban a los habitantes ya habían gastado un 70 por ciento de su presupuesto anual... y aún quedaba mucha gente por morir. En vísperas de un invierno austral que prometía sangre y dolor, los jefes policiales se vieron obligados a pedir una inyección de 12 millones de dólares. Según los cálculos realizados entonces, las tareas represivas iban a costar, al menos en 1976, unos 400 millones de billetes norteamericanos".

"Videla -continúa Albin- necesitaba dinero fresco, pero antes tenía que encontrar países que quisieran socorrerle. Entonces, aquel general de bigotes y mal genio se acordó de la Madre Patria, que acababa de enterrar al dictador Franco y que empezaba, con muchas dificultades, a experimentar el camino de la democracia. Exactamente al revés que en Argentina, donde las desapariciones se habían convertido en moneda diaria. La comunidad internacional conocía ese extremo, algo que parece no haber importado mucho en Madrid: según consta en una gran cantidad de expedientes secretos localizados por Público, España firmó acuerdos económicos que dieron aire a la maltrecha dictadura y sus terribles tácticas de exterminio."

"Los archivos en poder de este periódico -agrega la nota- demuestran que el rey Juan Carlos fue el encargado de facilitar los acuerdos entre la España de la transición y la Argentina de los vuelos de la muerte. El 1 de julio de 1976, el monarca recibió en su despacho al embajador de Videla en Madrid, el general Leandro Enrique Anaya. De acuerdo al informe reservado elaborado por el diplomático, el rey tuvo 'expresiones de beneplácito por el éxito con que nuestro Gobierno está afrontando los problemas económicos coyunturales que éste vive', al tiempo que se mostraba muy generoso ante la próxima visita a España del ministro de Economía de la dictadura, José Alfredo Martínez de Hoz, uno de los máximos defensores del ultraliberalismo en Sudamérica."

"Ante un Anaya que se salía de su uniforme, el rey Juan Carlos prometió que el responsable de Economía argentino 'tendría la mejor acogida y disposición de banqueros, inversores e industriales, para concurrir al encauzamiento y solución de los problemas que pudieran plantearse y/o proponerse. En tal sentido, dijo que España estaba en el mejor estado anímico para concretar operaciones comerciales y financieras con la República Argentina'. A lo largo de las semanas siguientes quedaría claramente demostrado que no se trataba de simples elogios", adelanta el periódico.

"Cuatro días después de la reunión entre Anaya y el rey -añade el artículo citado-, Argentina anunciaba que había firmado un convenio con España para retomar la venta de carne a este país europeo, paralizada desde hacía seis años."

"El ministro Martínez de Hoz llegó a España pocas semanas después de este acuerdo, exactamente un 22 de julio de 1976. Durante su visita, el funcionario pudo moverse con total libertad por los despachos más importantes e influyentes del país. Entre las personalidades que le abrieron la puerta se encontraban el rey Juan Carlos, con quien se reunió en la mañana del 23 de julio, y el gobernador del Banco de España, Luis Coronel de Palma, que además ostentaba el título de Marqués de Tejada. También tuvo tiempo para reunirse a solas con el banquero Alfonso Escámez —presidente del ya desaparecido Banco Central— a quien le prometió que la dictadura argentina le devolvería la sucursal que había sido expropiada por el Gobierno peronista de Héctor Cámpora en 1973.

"En su intensa campaña por encontrar amigos con dinero, la Junta Militar también contactó con el poderosísimo Emilio Botín (padre) para anunciarle que su Banco Santander recuperaría las dos filiales que le habían quitado los peronistas. Coincidiendo con la visita de Martínez de Hoz, el diario Informaciones reveló que 'en la última Junta General de Accionistas' del Santander Botín se había referido al 'futuro y perspectivas económicas en la Argentina'. 'Después de los recientes acontecimientos políticos acaecidos en aquel país, tenemos fundadas esperanzas de que se volverá a la prosperidad del pasado, pudiendo asegurar que nuestra organización allí, que incluye cerca de 500 empleados y nueve sucursales, está plenamente preparada para participar en el resurgimiento de aquella gran nación. El nuevo Gobierno argentino nos ha ofrecido devolvernos las sucursales de Córdoba y Rosario que nos fueron expropiadas en 1973. Estamos en estos momentos concretando las condiciones en que ha de efectuarse dicha devolución', declaró el presidente del Banco Santander" en aquel entonces.

"Los representantes de ambos países -continúa Albin- se volvieron a ver las caras el 1 de diciembre de 1976, bajo el agobiante calor de Buenos Aires. Ese día comenzaron las conversaciones secretas entre Martínez de Hoz y el ministro de Comercio español, José Lladó, quien había sido designado por el presidente Adolfo Suárez para negociar un millonario acuerdo con la dictadura. Las negociaciones duraron 72 horas, al término de las cuales ambos ministros rubricaron un documento conjunto. De acuerdo al contenido de esos papeles secretos, ambos estados acordaron 'poner en práctica un programa de cooperación económica y financiera' por el cual España vendería a Argentina 'bienes de equipo, barcos de características especiales, dragas y otros elementos flotantes, así como equipos de carga y descarga para puertos, locomotoras y demás material ferroviario, y otros equipos y plantas industriales' por un valor global de 290 millones de dólares", precisa la denuncia publicada por Público.

"Para facilitar las cosas -agrega el diario-, el Banco Exterior de España se comprometía a establecer 'una línea especial de crédito' que permitiría 'amparar compras argentinas por un valor máximo de 150 millones de dólares'. Además, España accedía a otorgar a Argentina 'un crédito en condiciones concesionarias por valor de 50 millones de dólares'. 'Parte de este crédito —añade el documento reservado— será utilizado para colaborar en el desarrollo de la industria naval argentina'."

"Ese mismo 3 de diciembre, ambas delegaciones firmaron el 'Protocolo de Cooperación Comercial y Financiera entre la República Argentina y el Gobierno de España', un documento que llevaba el sello de 'confidencial' y en el que se establecían los pasos a dar por cada país. Por un lado, la dictadura se comprometía 'en el plazo más breve posible' a firmar contratos con la empresa Astilleros Españoles para la construcción de 'dragas y remolcadores de diversos tipos y eventualmente otro tipo de buques a sugerencia de la Secretaría de Estado de Intereses Marítimos', por un valor aproximado de 140 millones de dólares."

"Además, el Gobierno Militar garantizaba que se otorgarían 'las máximas facilidades' para que las instituciones y empresas del sector público o privado argentino adquiriesen a España 'bienes de capital por un valor de 150 millones de dólares' que serían financiados mediante la línea de crédito otorgada por Madrid."

Bajo el subtítulo Las otras cifras, el periódico añade que "sólo durante los tres días que duró la visita del ministro español a Buenos Aires —entre el 1 y el 3 de diciembre— desaparecieron más de 100 personas. Los ciudadanos españoles, a pesar del apoyo económico que este país prestaba a la dictadura argentina, tampoco escaparon del horror. De hecho, pocas semanas después de rubricar el pacto financiero con el gobierno de Suárez, los subordinados de Videla no tuvieron ningún inconveniente en secuestrar, torturar y asesinar a un joven gallego que vivía en Buenos Aires. Se llamaba Urbano López Fernández, tenía 28 años, era auditor contable y en pocos meses iba a ser padre por segunda vez. El 31 de diciembre de 1976, mientras algunos brindaban, Urbano era fusilado junto a otros cuatro jóvenes".

"De acuerdo a distintos informes elaborados por la embajada de Argentina en España, las relaciones comerciales entre ambos países alcanzaron su máximo histórico en plena dictadura. Por ejemplo, en 1977 se produjo 'un notable incremento del comercio global que alcanza los 450,8 millones de dólares, cifra que no registra precedentes hasta el presente', destacaba la Consejería Económica de la Embajada. También resaltaba que el comercio entre España y Argentina 'ha mantenido, en general, una tendencia creciente, que se ha producido por el aumento conjunto de las importaciones y exportaciones españolas a nuestro país. En este periodo, el comercio global pasó de 14,7 millones de dólares en 1961 a 450,8 millones de la misma moneda en 1977, lo que representa un ritmo de crecimiento anual promedio del 23,8 por ciento."

"Los negocios secretos entre España y Argentina no habrían tenido un final feliz -añade el artículo firmado por Albin-, al menos desde la óptica de los funcionarios de la dictadura. En abril de 1983, cuando ya faltaba muy poco para que el régimen se desvaneciera, el nuevo consejero comercial de la embajada argentina en España, Sebastián Iturrioz, elaboró un informe en el que desmontó la supuesta caridad de políticos, empresarios y banqueros españoles. En su nota de carácter 'reservado', el funcionario advertía que 'España hizo su negocio sin otorgar ninguna concesión'."

"Entre otros puntos -precisa Público-, Iturrioz advertía que los acuerdos alcanzados entre ambos países en materia pesquera 'permitió a la flota española desembarazarse de numerosas unidades —algunas obsoletas— que habían quedado inactivas'. Además, el Gobierno de Suárez 'desequilibró la relación societaria entre las partes y sometió al socio argentino (mayoritario) al arbitrio de la voluntad de aquél'. 'Otro gran acierto de España —añadía el consejero— consistió en su intensa participación en obras públicas que le fueron adjudicadas sin contrapartidas y —a veces— en perjuicio de las propias empresas argentinas', destacaba. Las reuniones con la Madre Patria, siempre bañadas en whisky y canapés, ya eran parte del pasado."

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