UNIVERSIDAD › ENCUESTA A LOS ESTUDIANTES DE CIENCIAS SOCIALES (UBA)

Los profesores bajo examen

Los alumnos tienen buena opinión de los docentes, pero advierten que las materias repiten contenidos y que faltan debates.

 Por Javier Lorca

Los estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA) opinan que sus profesores y docentes conocen muy bien los temas que enseñan y son claros en la transmisión de conocimientos, además de ser puntuales. Pero advierten que el nivel decae cuando se trata de favorecer una actitud reflexiva. Y también advierten que en los planes de estudios se superponen los contenidos y que falta articulación entre las clases prácticas y las teóricas. Todos estos datos surgen de una encuesta realizada por la propia facultad sobre una muestra de casi dos mil alumnos.
El estudio integra un programa de evaluación de la calidad educativa organizado por la Secretaría Académica de Sociales. Cada cuatrimestre se instrumenta una encuesta anónima a los estudiantes de 25 cátedras tomadas al azar (cinco de cada una de las carreras: Sociología, Ciencias de la Comunicación, Trabajo Social, Relaciones del Trabajo y Ciencia Política). La consulta indaga sobre el desempeño de los profesores, los contenidos de la materia, la bibliografía, los exámenes y otros puntos. “No es una evaluación para controlar, sino para mejorar y tener un mapa de las cátedras a partir de la visión de alumnos y docentes”, explicó Néstor Cohen, secretario académico y profesor de Sociología. La primera encuesta se hizo el cuatrimestre pasado y abarcó a 1928 alumnos, sobre los más de 20 mil que estudian en Sociales. Aquí se presentan los principales resultados.
“Las opiniones de los estudiantes sobre los docentes y las cátedras son muy favorables. Pero también nos advierten varias cuestiones preocupantes que tendremos que atender”, dijo Cohen a Página/12. “La mayoría de los déficit que marcan los alumnos tienen que ver con las limitaciones con que trabajamos los docentes.” Como ejemplo, citó el caso de la bibliografía. Para la mayoría de los alumnos (el 57,9 por ciento), los textos propuestos son parcialmente novedosos. Y para el 17,1 por ciento, no entrañan novedad. Sólo el 21,8 observa una total novedad en la bibliografía. Además, la mitad de los encuestados consideró que está parcialmente actualizada y un 8,9 que no lo está. “Muchas veces la bibliografía se ve limitada por el costo de los textos y por la falta de tiempo que tienen los docentes para traducir textos nuevos”, apuntó Cohen.
Uno de los datos que más preocupó en la facultad es la superposición de contenidos señalada por los alumnos. “¿La materia desarrolla temas ya estudiados?”, se les preguntó. El 47,6 por ciento de los estudiantes respondió que sí. Aunque la otra mitad (49,8) dijo que no. “Esto confirma algo que se escucha en los pasillos –estimó Cohen–. Para empezar a resolverlo se requeriría que la Secretaría Académica y las carreras trabajemos más coordinadamente, sin afectar la autonomía de las cátedras.” Otro ítem de la encuesta matiza la crítica estudiantil. La reiteración de temas implicó una “profundización de contenidos” para el 57 por ciento de los consultados y un “novedoso abordaje de contenidos conocidos” para el 30 por ciento. Sólo uno de cada diez consultados opinó que se trataba de una “mera repetición de contenidos conocidos”.
Los estudiantes de Sociales destacaron que falta articulación entre las clases teóricas y las prácticas. El 49,2 por ciento opinó que esa articulación es parcial y el 17,8 la estimó inexistente. Sólo para el 28,1 las clases están totalmente integradas. “Es un problema serio que estamos tratando de atacar. La mayoría de los profesores de la facultad no tenemos formación pedagógica, aprendimos a enseñar por ensayo y error. Y la desarticulación de las clases tiene que ver con la inexperiencia pedagógica”, señaló el secretario, quien detalló que desde el próximo cuatrimestre se dará un curso gratuito de apoyo pedagógico para los auxiliares docentes.
Los docentes estarían mostrando algunas falencias en la tarea de favorecer una actitud reflexiva en los alumnos. Este sería “el indicador más pesado” que arrojó la encuesta. A los estudiantes se les pidió que evaluaran de 1 a 10 el comportamiento de los profesores y docentes que dictan clases teóricas, prácticas y talleres. Los mejores puntajes (más de ocho o muy cerca) se los llevaron la asistencia, la puntualidad, la preparación de las clases, el conocimiento de los temas. Por debajo se ubicaron las respuestas a “¿favoreció una actitud reflexiva?”: 6,76 para los profesores de teóricos; 7,60 para los de prácticos; y 7,14 para los de talleres. “Si bien el resultado no es grave, nos preocupa –admitió Cohen–. Porque el objetivo de los docentes de Sociales no es sólo transmitir conocimientos, sino también formar una mirada crítica sobre lo social.”
Quizá la mayor sorpresa de la encuesta surgió de la opinión sobre los métodos con que los estudiantes son evaluados. Se podría haber esperado un reclamo de métodos más “democráticos” o más “modernos” frente a los tradicionales exámenes parciales o finales. Pero no: sólo el 12,3 por ciento se manifestó en desacuerdo con el sistema de evaluación. El 49,2 estuvo totalmente de acuerdo y el 37,3 lo estuvo parcialmente.

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