EL PAíS › MARCO AURELIO GARCIA, DEL PARTIDO DE LOS TRABAJADORES

“El apocalipsis no le conviene a Lula”

 Por Martín Granovsky

Hoy ocupa la Secretaría de Cultura de San Pablo, donde gobierna el Partido de los Trabajadores, pero Marco Aurelio García fue durante diez años el “canciller en las sombras” de Luiz Inacio Lula da Silva e integra la comisión que está redactando el programa del PT para las presidenciales del 6 de octubre.
–¿Cae Brasil?
–Con la inestabilidad de la economía norteamericana hay una tendencia a descargar las responsabilidades en los eslabones más débiles de la cadena. En Brasil continúa clara y fuerte la posibilidad de la candidatura de Lula. Acaba de ganar muchísimo con la decisión del Partido Liberal de asignar la fórmula con un vice. Esos son dos de los elementos en juego.
–¿A qué juega el gobierno de Fernando Henrique Cardoso?
–Hay una conducta irresponsable del gobierno. No hace frente de una forma más criteriosa a los rumores y al abismo internacional ni interviene como debería en el mercado. Y continúa vigente otra cosa: hay gente que gana mucha plata con esta situación.
–¿Qué cambio drástico supone el aumento de riesgo país de estos días?
–La verdad, no veo ningún elemento sustantivamente nuevo que debiéramos tener en cuenta. Los síntomas de vulnerabilidad externa son los mismos que hace 20 días.
–¿Cardoso no tiene miedo?
–Sí. Oscila entre el temor a que la crisis se precipite antes y le estalle en las manos, y la tentación de aprovecharla para sacar provecho electoral.
–¿El PT no siente temor de que el riesgo país suba y sea indetenible?
–Obvio que tiene incidencia. Pero no es un índice serio. ¿Qué tienen que ver las economías de Nigeria y Brasil? En el índice hay una carga de especulación financiera y política muy grande. Y quiero insistir en que el gobierno, frente a una amenaza como ésa, que compromete todo el proceso político brasileño, debiera usar el peso de su autoridad para enfatizar que los fundamentos de la economía son buenos. Pero no lo hace. Si alguien habla mal de usted, usted dirá que las críticas no corresponden, ¿no? ¿O pensará en algo menor como el rédito electoral?
–¿Usted dice que eso hace Cardoso?
–Sí. Yo digo que juega con fuego.
–¿El PT descarta que pueda producirse el apocalipsis?
–Nada puede descartarse. El apocalipsis es teóricamente posible, pero no lo veo todavía. Desde luego, si el dólar sufre un subida muy grande, si hay declaraciones de autoridades externas muy contundentes en contra de Brasil, será peligroso. La Bolsa no es relevante porque el mercado financiero brasileño no es significativo: es más bien un casino.
–¿Cuánto hay de castigo a Lula?
–Es una mezcla. Hay especulación, hay profecías autocumplidas y hay castigo a Lula. Obvio que al mercado no le interesa la victoria de Lula. Pero yo creo que hay algo más grave. El mercado se da cuenta de que si continúa ejerciendo presión cualquier resultado electoral puede traerle problemas. Incluso un triunfo de Serra.
–¿Cuál es la estrategia?
–El leit motiv del sector financiero es: “Los partidos tienen que decir concretamente si están de acuerdo con las metas de inflación, con la austeridad fiscal, etcétera”. Lo que ellos quieren es que todos los partidos tengan el mismo programa. Y después dirán, en un silogismo sólo en apariencia sutil: “El mejor candidato es Serra”.
–¿Recrudeció esa ofensiva?
–Repiten siempre lo mismo. Están obsesionados porque el PT habla de “ruptura”. ¿Y por qué pusimos esa palabra? Simplemente, porque dijimos que queríamos romper con el modelo actual. Si quisiéramos seguir con este modelo, no habría razón para presentarnos a las elecciones. Pero no queremos el desastre. Para llegar a los cambios económicos y sociales que estamos proponiendo habrá que cumplir un período de transición, que es la forma de marchar en otra dirección teniendo en cuenta las restricciones internas y externas. Y no hay fórmula mágica. Aunque recibiéramos información divina sobre las ecuaciones monetarias, no deberíamos difundirla. Lo cual no es maquiavelismo, porque cualquier economista haría lo mismo.
–Pensado en términos egoístas, ¿un desastre mayor no favorecería al PT?
–Para nosotros lo mejor es que el escenario brasileño fuese más favorable que hoy. Si marchásemos hacia una situación apocalíptica, las posibilidades de cambiar el modelo en el marco democrático se restringirían mucho. Todo nuestro esfuerzo, por eso, será afirmar la voluntad de cambio y la voluntad de que ese cambio se realice de la manera más ordenada posible. En el caos la irracionalidad se apodera de la sociedad. Y las opciones racionales se hacen mucho más difíciles. Imagínese que habría una imprevisiblidad total, y es difícil conducir la política económica con márgenes de imprevisibilidad tan grandes.
–¿Hay una oportunidad regional en la crisis?
–Sí, si se piensa que la salida de la crisis pasa por una multiplicidad de negociaciones nacionales e internacionales, y que el país debe estar cohesionado. Si conseguimos esa cohesión, incluso se producirá una división del capital financiero. Una parte tratará de buscar una salida negociada, porque no sé si el caos es una buena salida para todos ellos. Lula insistirá mucho en eso. Dirá: “Voy a gobernar distinto, con otras prioridades, pero soy el hombre de la negociación”. En la reforma impositiva y de previsión social que proyectamos, por ejemplo, no se puede hacer nada si no se llama a todos los partners nacionales a negociar. Y lo mismo en lo que se refiere a la renegociación del pacto federativo.
–¿La crisis será también política?
–Lo que la crisis trata de introducir es justamente la despolitización de la vida nacional. Los liberales y el sector financiero ahora se portan como los marxistas vulgares en el pasado: no dejan espacio a la política y tratan de que las leyes económicas tengan una inevitabilidad de hierro que no deje espacio para la acción política.

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