"Admiro a todos los guitarristas que tienen un sonido que es inmediatamente identificable", dice Marty Friedman quien participó de uno de los períodos más importantes de Megadeth, banda emblema del trash metal. Dejó Estados Unidos y se fue a vivir a Japón para desarrollar una amplia carrera solista que le permitió establecerse como uno de los grandes guitarristas del mundo. Wall of Sound es su más reciente disco de estudio, material que ha generado una gran repercusión en los medios especializados. Lo estará presentando en Rosario mañana 4 de abril, a las 21.30, en Teatro Vorterix Rosario, Salta y Cafferatta, junto a su banda compuesta por los músicos japoneses Jordan Ziff, en guitarra; Omega Charge, en batería; y la bajista Kiyoshi Manii. Friedman promete que será "el show instrumental más enérgico, excitante y adrenalínico que hayan visto".

Friedman es un guitarrista empírico, conocido por su improvisación y por fusionar la música oriental con estilos musicales de occidente, tales como el metal neoclásico, thrash metal y más adelante el rock progresivo, J‑pop, jazz, new age y similares. Yendo más allá de las escalas tradicionales, Friedman frecuentemente usa arpegios en las escalas con las que toca, utilizando una técnica poco convencional de tocar las cuerdas.

En su momento, Friedman audicionó para la banda thrash metal Megadeth aceptando el consejo de otro guitarrista, Jeff Loomis, y se unió a la banda en febrero de 1990. El primer álbum que grabaría con ellos sería Rust in Peace, ahora considerado uno de los álbumes clásicos del thrash metal. Durante el tiempo que Friedman estuvo en la banda, se vendieron más de diez millones de álbumes en el mundo entero, y la formación de Megadeth, de 1990 a 1998, en donde está incluido Friedman, es mundialmente reconocida por los fanáticos como la mejor alineación de la banda. En 1999, dejaría el grupo porque quería tocar música de varios colores.

Actualmente vive en Tokio, viaja alrededor del mundo dando seminarios, presentaciones y clases maestras en docenas de países de Asia, Europa, América del Norte y América del Sur. Se ha convertido en una gran fuerza en la escena musical japonesa, tocando como principal guitarrista en las bandas de algunos de los artistas más grandes del país. También aparece en la televisión japonesa y como columnista en una de las más grandes revistas de música del país y en un periódico nacional de carácter diario.

‑- Hubo un momento en el que decidiste salir del trash metal, ¿por qué?‑ preguntó Rosario/12, vía mail.

-‑ Nunca estuve en el trash metal como género. Yo sólo toco mi música, a mi manera. Los medios arman términos como "trash metal" pero en realidad nunca pensé en ello ‑respondió Friedman desde Japón, antes de su presentación en Rosario.

-‑ ¿Por qué elegiste vivir en Japón?

-‑ Amo a la música japonesa, por lo tanto fue mi intención formar parte de la música doméstica de Japón.

-‑ Explicale a los fans del metal qué es lo que estás haciendo ahora. ¿Metal neoclásico, trash metal, rock progresivo, J‑pop, jazz, new age... ?

-‑ Ninguno de esos términos describiría exactamente lo que estoy haciendo, pero puede haber sabores de todo eso dentro de mi música. Estoy haciendo música que fuerza al oyente a sentir algún tipo de emoción. A lo mejor que le caigan algunas lágrimas, se le ponga la piel de gallina, o que se excite.

-- ¿Qué guitarristas admirás?

-‑ Admiro a todos los guitarristas que tienen un sonido que es inmediatamente identificable. También admiro a guitarristas (y a cualquier músico) que cuando tocan podés ver que están completamente perdidos en su música. La música es una parte natural de su ser.

-‑ Conocemos tu admiración por Astor Piazzolla...

-‑ Es un genio. Su música me inspira mucho para crecer, para tocar ricas melodías y ritmos más profundos. Podés escuchar su influencia en mi nuevo disco, Wall of Sound. Lo grabé justo después de tocar con Pipi (Piazzolla) y Escalandrum en Buenos Aires.

-‑ ¿A qué otros músicos argentinos conocés?

-‑ Recibí un disco de un guitarrista que se llama Greta, que disfruté. Eso es todo lo que conozco por ahora, desafortunadamente.