El “loco” –Boris Spivacow– tenía razón con sus premisas “libros para ser libres” y “libros para todos”. A fines de junio de 1958, el loco en cuestión protagonizó una revolución en el circuito del libro nacional como gerente general de un nuevo proyecto: la Editorial Universitaria de Buenos Aires (Eudeba). Lo inédito de la propuesta era la combinación de libros de calidad, originales y a precios accesibles. El primer gran batacazo fue el Martín Fierro, de José Hernández, ilustrado por Juan Carlos Castagnino, que vendió 250 mil ejemplares. Hasta 1966, cuando ese símbolo cultural se hizo pedazos por la dictadura de Juan Carlos Onganía en la Noche de los Bastones Largos, se publicaron 815 novedades y 289 reimpresiones, suma que asciende a un total de 11.663.532 ejemplares impresos. A 60 años de la creación de Eudeba, los números ilustran el impacto que tuvo en los años dorados de la década del 60. El sello universitario llegó a tener 835 distribuidoras y librerías que ofrecían el material, 103 puestos de diarios y revistas, 40 stands instalados en facultades de todo el país, 41 kioskos callejeros, 7 kioskos en hospitales, 65 concesionarias en todo el país, 40 vendedores a crédito, 35 comisionistas y dos librerías propias. La librería central, en el corazón de Congreso, sobre Rivadavia al 1500, se reinauguró ayer. De los 40 metros cuadrados originales se extendió a 140 metros cuadrados.

   Luis Quevedo, gerente general de Eudeba, cuenta a PáginaI12 que la ampliación de la librería es un proyecto en el que estaban trabajando hace tiempo. “Los libros son una mercadería que hay que exhibir. Cuantos más metros tengas para difundir el libro, es mucho mejor. Nosotros tenemos un catálogo muy grande y además distribuimos sellos afines. La ampliación de la librería es estratégica. Eudeba ha sido y seguirá siendo una buena idea y tener una librería también es una buena idea. Tratamos además de darle a la librería un toque actual con los tiempos digitales. Los libros son exhibidos mostrando su tapa y no el lomo”, explica Quevedo. “Eudeba ha tenido históricamente librerías para tratar de llegar directamente con los libros a los estudiantes y a los docentes. Tenemos una misión de divulgación y por ideología en la constitución de la editorial tratamos de vender los libros a precios accesibles. Vender los libros directamente en nuestra librería permite tenerlos a precios más accesibles”, agrega el gerente general de la editorial universitaria. 

Eudeba –que publica unos 120 títulos al año– celebra sus 60 años con nueva librería y en un contexto estructural de grandes cambios. “El mercado del libro está sufriendo una transformación estructural en sus formas de comercialización. Si bien el libro en papel goza de muy buena salud porque la manera en que se edita es ampliamente en papel y no en digital, no hay que perder de vista que las nuevas tecnologías y la posibilidad de vender por Internet han modificado mucho la comercialización del libro -advierte Quevedo-. Hoy se venden muchos libros a través de la web en formato papel. Y ya no se imprime tanto como antes, cuando tenías que hacer una tirada mínima de 2.000 ejemplares. Ahora se puede hacer la edición a medida que la vas vendiendo. Para muchos editores pequeños esta es una ventaja que ya están utilizando. Hay una transformación en la producción y en la distribución de los libros que es importante y que también afecta a la estructura del negocio. Por eso las librerías merecen una atención especial, porque son negocios con rentabilidades muy bajas y que corren riesgos de supervivencia. En ese sentido, hacer una librería más grande de la que teníamos es una buena señal de la vitalidad del libro en formato papel, a pesar de que se están vendiendo menos libros, pero por una crisis coyuntural”. En el primer cuatrimestre de 2018 Eudeba recuperó la venta en comparación con el mismo cuatrimestre del año pasado. “En 2017 vendimos un 5 por ciento menos en cantidad de ejemplares respecto del año anterior. Este año hicimos una muy buena Feria del Libro. Ha sido un muy buen año para Eudeba, hasta ahora. Pero hay que ver cómo termina el año”, aclara Quevedo.

–La época de oro de Eudeba fue entre 1958 y 1966. ¿Por qué hoy cuesta imaginar que se pueda vivir una época dorada equivalente?

–La época dorada de Eudeba tuvo que ver con la formación de la editorial. Tuvo un gran acierto cuando fue constituida como una sociedad de economía mixta, que se transformó en una empresa de la Universidad, aparte de ser un centro de publicación que le dio una dinámica y unas posibilidades de acción en el mercado del libro de mucha vitalidad. El capital simbólico de Eudeba de esos años dorados fue porque innovó respecto de la forma de distribución del libro, que pasó a venderse también en los kioskos. La ventaja de Eudeba en esos años es que publicó muchos títulos que eran necesarios, pero no sólo hacia la Universidad, sino hacia afuera de la Universidad, para divulgar conocimientos de distintas disciplinas y distintos autores. El capital simbólico de Eudeba es inseparable del capital simbólico de la Universidad de Buenos Aires. No podría concebirse Eudeba tal como es prescindiendo de la Universidad. Hoy se publican muchos más libros en la Argentina y en el mundo que en los años 60. El acceso a los libros es más fácil que en esos años 60 en los cuales Eudeba publicaba cientos de títulos. El conocimiento hoy está más al alcance de la mano. 

–Quizá en esos años 60 se constituyó el público lector, una figura de la que tal vez no se tenía demasiado conciencia.

–Yo creo que las editoriales de la época, Losada, Emecé y Sudamericana, pensaban en sus lectores. Pero eran insuficientes como propuestas para la Argentina de esos años. Las posibilidades técnicas y el acceso a la cultura hoy es muchísimo más grande. Imaginate que se publican un millón de nuevos títulos por año en Occidente. Eso quiere decir que hay 600 libros nuevos cada veinte segundos. Parece demasiada producción, ¿no? Lo que hay que formar son nuevos lectores. Nosotros trabajamos en la formación de nuevos lectores, por eso tenemos una colección de divulgación de ciencia para chicos, “¿Querés saber?”. Por eso tenemos una colección de literatura infantil, Los Cuentos del Chiribitil, que comenzamos a reeditar en homenaje a Boris Spivacow, el legendario primer gerente de Eudeba, el que la construyó desde el minuto uno.

 

Eudeba siempre se caracterizó por acercar el libro a sus lectores.