La capacidad del equipo económico para sostener la tranquilidad cambiaria en los próximos meses se volvió un interrogante central de la city. El rendimiento que ofrecen las Lebac desde la mitad de año permite arriesgar una respuesta. La tasa en 47 por ciento desde junio y un tipo de cambio que gravita en torno de 28,00/28,50 pesos desde ese momento están generando ganancia en dólares de casi 8 por ciento en dos meses para los inversores de estas letras. La cifra anualizada sube a 50 por ciento. La probabilidad de mantener este retorno es cero. Existen dos alternativas para que ajuste  el interés medido en dólares. La primera es acelerar la devaluación. La segunda es disminuir las tasas de interés en pesos (potenciando la dolarización de los inversores y el aumento de la divisa). La tranquilidad cambiaria no se mantiene en ninguno de los casos.

Las Lebac no son el único problema que pone presión en el Central. Las reservas internacionales no paran de retroceder y hay un acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional que obliga a la entidad a mostrar resultados de gestión difíciles de lograr para finales de año. Uno de los más complicados es el objetivo de inflación acordado con el organismo a cargo de Christine Lagarde. El memorándum de entendimiento con el FMI puso un tope en el 32 por ciento para la inflación de este año pero la mayoría de los consultores y bancos porteños ya están pronosticando que el 2018 cerrara con incrementos de 32 por ciento.

La autoridad monetaria tomó la decisión la semana pasada de reducir la cantidad de dólares que se subastan en forma diaria de 100 a 50 millones a partir del lunes. La entidad no puede continuar perdiendo divisas a un ritmo de 1500 millones semanales porque se comprometió a mostrar en septiembre y en diciembre una cantidad de reservas internacionales netas de al menos 5500 millones de dólares por encima de los registros del 4 de junio. Estas reservas netas, en las que se descuentan los pasivos de corto plazo de la entidad, sumaban 23.100 millones de dólares a inicio de junio y deberán ubicarse por arriba de 28.600 millones en las próximas revisiones del FMI para habilitar el desembolso de las nuevas cuotas del crédito.

La carta entregada a Lagarde hace dos meses con firma de Nicolás Dujovne dejó por escrito este compromiso, pese a que el ministro conoce de primera mano que el Tesoro y sus pagos de deuda son el principal problema cumplir con el objetivo. En el informe de variables monetarias del Banco Central se presenta un detalle con los principales factores de variación de las reservas para cada jornada hábil desde hace 15 años. Los cuatro componentes relevantes son: compra de divisas del Central, flujos de organismos internacionales, operaciones del sector público y efectivo mínimo. El sector público había sumado a las reservas unos 4600 millones de dólares en los primeros 7 meses de 2016 y 6600 millones en el mismo período de 2017. Este año, en contraste, el sector público provocó una caída 2946 millones de dólares.

El cambio de tendencia se debe a que el ingreso de nueva deuda externa (sin el préstamo del Fondo anotado en el concepto organismos internacionales) fue menor respecto de los pagos de capital e intereses para los acreedores internacionales. La situación no será distinta en lo que queda de este año porque restan cancelarse pagos importantes de deuda para finales del último trimestre. El perfil de vencimiento de la deuda pública registra que deben desembolsarse 820 millones de dólares de interés del Bonar 2024 en noviembre de este año. El título Discount es otro de los bonos que requiere importantes desembolsos en intereses por 900 millones. El 29 de noviembre sobresale también el vencimiento de capital por más de 3300 millones de dólares del Bonar 2018.