El macrismo atraviesa su peor momento. La mayoría de la población desaprueba la gestión gubernamental. El último estudio mensual del Centro de Estudios de Opinión Pública arroja datos concluyentes. El nivel de confianza en el gobierno cayó, por primera vez, por debajo del 30 por ciento de los consultados. Otros relevamientos arrojan números similares. La intensificación de la crisis multiplicó el “fuego amigo”. La agencia Bloomberg publicó un artículo muy crítico de la administración macrista. Los periodistas Patrick Gillespie y Jonathan Gilbert se preguntan “si Macri puede conseguir que el Congreso le apruebe un proyecto de presupuesto para 2019 con apoyo opositor y luego ejecutarlo sin provocar una agitación social generalizada antes de las elecciones nacionales”. 

Por otra parte, la corrida cambiaria intensificó las disputas internas. El ala “política” de la Alianza Cambiemos reclamó ampliar las bases de sustentación del gobierno. El planteo tuvo escaso eco en el tridente Macri–Peña–Durán Barba. El consultor ecuatoriano declaró que “algunos creen que un gobierno no peronista debe incluir en su gabinete a peronistas para terminar su período. Esta superstición no tiene fundamento. Hay todavía quienes piden en el actual gobierno que convoque al peronismo porque así recuperará la confianza del mundo”. Hay sectores que buscan “fomentar el golpismo, las movilizaciones permanentes, los intentos de saqueo”, agregó Durán Barba. El fantasma del “club del helicóptero” fue agitado también por Elisa Carrió. “A ver, vamos al 2001. Yo estaba en el 2001. Ese fue un golpe civil Alfonsín y Duhalde”, acusó “Lilita”. 

El investigador del Conicet Julián Zicari es autor de Camino al colapso. Como llegamos los argentinos al 2001, libro clave para entender la crisis de fin de siglo. Consultado por Cash, Zicari explica que “no hubo ningún complot. La idea de un Partido Justicialista golpista es falsa. La caída de De la Rúa fue consecuencia de la ley de déficit cero, los programas del FMI, el voto bronca, el corralito. Por otro lado, los saqueos no estuvieron organizados. La evidencia empírica demuestra que fueron una genuina movilización popular. Los asaltos a supermercados ocurrieron en municipios gobernados por radicales, peronistas, socialistas, continuaron en la presidencia de Duhalde e incluso con Kirchner. En síntesis, la supuesta existencia de un complot es un invento. Lo único cierto es que algunos actores (Duhalde, Alfonsín, Grupo Productivo) conformaron un espacio de poder alternativo para afrontar el evidente derrumbe de la convertibilidad. Ese espacio resistió una eventual salida dolarizadora”.

La muerte del niño Ismael Ramírez, en el marco de un intento de saqueo en Chaco, revivió dolorosos recuerdos. Como en 2001, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, apeló a teorías conspirativas. “Cuando recibimos la información de los grupos que en cada uno de los lugares intenta tener una participación en los saqueos, siempre encontramos algún referente del kirchnerismo”, dijo Bullrich.

En un texto titulado “Dejen de mentir sobre mi hermano”, publicado por La Garganta Poderosa, Daniel Ramírez precisó “si queremos que esto no se repita, el pueblo debe vivir mejor”. El sufriente hermano de Ismael explicó mejor que nadie cuál es la fórmula para garantizar la paz social.

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