Hoy, en un mundo habitado por el pluralismo, la diversidad y la multiplicidad, el universo de la Filosofía vive el desencanto de las teorías del siglo XX. Los conceptos clásicos y totalizadores ya no alcanzan para reflexionar sobre la complejidad y la heterogeneidad de nuestras sociedades actuales. Frente al fracaso de los argumentos y los presupuestos que tendían a las absolutizaciones, aparece la necesidad de otras formas de comprensión.  

La Filosofía asume así el reto de elaborar otras categorías para pensar el presente, y en ese camino, se vuelve fundamental el diálogo con las preocupaciones actuales de la humanidad. Interrogantes sobre tecnologías de la información, interculturalidad, género, diversidad, bioética, subjetividades, democracia, descolonización, son sólo algunas de las problemáticas que también exigen la reflexión filosófica para colaborar con su clarificación.  

Por otra parte, a nivel local la Filosofía también enfrenta el desafío de subsistir en escenarios donde se profundizan las políticas neoliberales. Frente a una lógica que gira en torno a criterios de rentabilidad y utilidad, se vuelve fundamental consolidar el lugar de la disciplina para brindar algunas pistas o poner en cuestión el sentido de nuestra existencia. 

Si bien es cierto que para el desarrollo del país es importante fomentar las carreras científicas y tecnológicas, también lo es impulsar las humanidades en un contexto donde sólo parece favorecerse la racionalidad instrumental del mercado. Las profundas tensiones y contradicciones del mundo actual requieren indagar en el sentido de las mismas, y la Filosofía, junto con otras disciplinas, puede colaborar en esta labor. 

Sin reflexión filosófica, sin conciencia histórica, sin memoria y sin pasado cultural, construiremos sociedades sin herramientas para someter a crítica lo que la época ofrece. Frente al escenario actual, uno de los grandes retos del sistema universitario es fortalecer también el estudio y la investigación filosófica, y de las humanidades en general. 

Con el fin de profundizar acerca de estas cuestiones que atraviesa la Filosofía en la actualidad, Universidad entrevistó a cuatro especialistas destacados: Alejandro Cerletti, investigador docente de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS), Guillermo Vega, director del Departamento de Filosofía de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), y Elsa Ponce y Omar Quijano, integrantes del departamento de Filosofía de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Catamarca (UNCA).

Ante un mundo que se revela diverso, plural y heterogéneo, la Filosofía ya no busca imponer una unidad articuladora para apropiarse de él y explicarlo. Frente a la complejidad de nuestras sociedades, ¿cuáles son los debates actuales sobre la Filosofía y cuáles son los temas que parecen predominar en la investigación filosófica de hoy?

-Guillermo Vega: Los debates actuales sobre la Filosofía giran alrededor de su especificidad y efectividad (…). Los filósofos no han dejado de enfrentarse y discutir el carácter técnico del pensar.  (…) Así como durante el siglo XIX la dialéctica hegeliana encontró un enemigo en la genealogía de Nietzsche, los debates actuales han enfrentado a heideggerianos con analistas lógicos, estructuralistas con personalistas, marxistas con deconstructivistas, etc., alimentando una larga lista de querellas que hace foco en el proceder de la Filosofía. A su vez, estas contiendas revelan otro aspecto de la preocupación actual sobre esta disciplina: su efectividad. Al menos desde la Tesis 11 sobre Feuerbach, la Filosofía ha asumido que debía hacer algo más que pensar el mundo, o, como mínimo, hacer algo por el mundo con eso que pensaba. (…) Las actuales reflexiones que van desde las teorías de la justicia hasta los problemas de la comunidad y lo común no son ajenas a esta impronta (…). Al lado de los temas clásicos, las preocupaciones autorales y demás lugares comunes de la disciplina, las inquietudes actuales de la investigación filosófica aparecen ligadas también a la tecnología, a la ética, a los problemas políticos de la vida en común, a los procesos de construcción de subjetividades, a la relación entre las democracias contemporáneas y las tecnologías de la información, etc.

-Alejandro Cerletti: En los últimos tiempos han cobrado relevancia los debates filosóficos sobre temas de interculturalidad, descolonización, género y sexualidades, migraciones, impacto y alcances de los medios masivos y las tecnologías informáticas, gubernamentalidad y biopoder, derechos humanos y ciudadanía, bioética, etc. La investigación filosófica se ha convertido en un ámbito de altísima especialización, por lo que sus líneas de indagación siguen caminos que son en su mayoría internos a la propia comunidad filosófica. De todos modos, los debates contemporáneos, digamos “extra filosóficos”, suelen ser revisitados por la Filosofía, transformándolos en fuentes de reflexión. En este sentido, los “debates actuales” son cada vez más recurrentes en la investigación formal.

-Elsa Ponce y Omar Quijano: Particularmente para Occidente, desde la última posguerra, la pregunta filosófica central ha sido qué le cabe esperar al ser humano en un mundo que él mismo ha puesto contra sí, contra aquello que había definido como su casa. En este sentido, los debates actuales sobre la Filosofía ponen sobre la escena los modos de construir conocimiento y el para qué se construye esos conocimientos. Así la Filosofía se vuelve críticamente hacia el lugar mismo desde donde se produce: la universidad o el ámbito académico.  El campo de trabajo investigativo es vasto, recorre desde la reconstrucción de tradiciones especulativas, sus continuidades y rupturas en los saberes expertos hasta qué hay de fecundo en otras formas diversas del hacer filosófico (Filosofía para niños, Filosofía en las cárceles, Filosofía hecha por mujeres, Filosofía e imagen, etc.).    

En el contexto actual, ¿cuáles son los grandes desafíos que hoy enfrenta la Filosofía? 

-GV: Quizá los retos mayores que la Filosofía enfrenta están ligados al espacio en que teje su relación con las instituciones. (…) En el contexto de políticas de educación superior atravesadas por la impronta neoliberal de los últimos años, la Filosofía es una disciplina claramente deficitaria. No tiene una clara utilidad, no goza de un consenso amplio entre sus practicantes, ni de un “método”. Y estos asuntos se plantean una y otra vez a la hora de otorgar subsidios de investigación. En otras palabras, uno de los retos mayores estriba en cómo subsistir en un espacio universitario que poco a poco ha ido economizando fuertemente la lógica de la producción de conocimiento alrededor de un criterio eficientista.

El otro gran desafío pasa por poder instalar en el espacio público la necesidad de pensar ciertos temas “conflictivos”. Así como Nietzsche o Marx instalaron debates sobre los modos en que la religión construye subjetividades o el capitalismo produce ganancias a costa de la expoliación material de la vida, respectivamente, nuestra actualidad exige a la Filosofía poner el pensamiento a funcionar en torno de los asuntos que nos inquietan. El reto no es tanto tener algo para decir sobre cuestiones de género, el aborto o el neoliberalismo, sino tener un lugar en el espacio público para poder hablar sobre tales cuestiones.

-AC: El reto que ha tenido y tiene siempre la Filosofía es pensar el presente, y estar a la altura de este desafío. No debe encerrarse exclusivamente en los claustros ni autolegitimarse sin tomar contacto con la “realidad” cotidiana. La expansión planetaria del capitalismo nos ha dejado un mundo en el que todo se ha mercantilizado. Estamos en un contexto que exalta el éxito personal, la competencia, la acumulación de bienes, el triunfo individual, etc. Estos son los “valores” dominantes. Vivimos agobiados, a ritmos enloquecedores. La Filosofía puede poner un freno, o una pausa, a esta vorágine irreflexiva en la que nos vemos arrojados, presionados y apurados. Debemos reconquistar el tiempo, ya que el tiempo del pensamiento es pausado y profundo. Darle un espacio a la Filosofía quizás nos permita justificar una vida que merezca ser vivida con alegría.

-EP y OQ: El desafío es pensar las formas de depredación de la vida humana y abrir interrogantes sobre los modos posibles de revertir la zozobra del mundo contemporáneo. Por lo tanto, plantearse cuáles son las herramientas de intervención con las que cuenta. 

Por otro lado, la Filosofía, como en general gran parte de las disciplinas o saberes de las ciencias humanas, está hoy atravesada por interpelaciones propias del mundo contemporáneo que la llevan a plantearse los límites de sus modalidades y sus posibilidades de diálogo con otras áreas, en la construcción de nuevos modos de conocimiento. Estudiar Filosofía hoy supone ser parte de este entramado que la orienta troncalmente a la interpretación crítica de esas interpelaciones y al desarrollo abierto de sus campos de investigación.  

Por último, durante los últimos años la divulgación filosófica ha ganado protagonismo a partir de diferentes programas de televisión, publicaciones, conferencias, charlas, entre otras intervenciones. En ese sentido, ¿qué opinan del rol y el lugar que ocupa en nuestro país la divulgación filosófica?

-AC: En los últimos años, la divulgación filosófica ha evidenciado un enorme despliegue. Son muchos los espacios extra académicos en los que la Filosofía tiene un lugar protagónico. En formato televisivo, se pueden ver desde una serie que puso de moda a un peculiar profesor de Filosofía junto a sus estudiantes adolescentes, hasta clases filosóficas más tradicionales pensadas para un público amplio. También es habitual hallar en este medio presentaciones de las ideas de algunos filósofos o debates filosóficos entre personalidades destacadas. Se han sumado a esto algunos espectáculos teatrales y musicales en los que la Filosofía es la protagonista, y donde se invita a los asistentes a compartir sus modos de preguntar y pensar. 

Por otra parte, ya son tradicionales los cafés filosóficos o los talleres de pensamiento en los que se reúne gente de diferente procedencia para compartir lecturas de algunos libros o abordar diferentes problemáticas desde una perspectiva filosófica, y cada vez son más habituales las secciones de Filosofía o de reflexión filosófica en programas de radio, revistas de interés general o diarios. Todo este despliegue “extramuros” universitarios de la Filosofía suele dar lugar a algunos cuestionamientos académicos que objetan el rigor o la seriedad de esa “Filosofía” puesta en juego, pero a los efectos prácticos de dar a conocerla, cumple su tarea con bastante eficacia.

EP y OQ: Hay experiencias interesantes que deben intensificarse. La Filosofía en Argentina y en nuestra región (propongo hablar en la clave del Norte Grande) ha hecho y hace esfuerzos por dialogar con otros saberes. Hallamos publicaciones, cursos y espacios interdisciplinarios en las universidades y fuera de ellas, que muestran cierta vocación dialógica del hacer filosófico. La Filosofía ha ido asumiendo nuevos papeles a través de la extensión universitaria y otras experiencias de transferencia de conocimiento como los comités de ética de instituciones hospitalarias, las intervenciones formales en ámbito de defensa del medio ambiente, etc. Pero también se escucha la voz filosófica en otros ámbitos, más accesibles a la ciudadanía, esto es, programas televisivos y radiales, de alcance masivo, las redes sociales, el teatro, incluso. Sin embargo, es necesario una popularización mayor del quehacer filosófico, que contribuya a las reflexiones pendientes de la sociedad sobre su malestar y su porvenir.

GV: En los últimos años ha crecido la divulgación de la Filosofía de la mano de filósofos tales como José Pablo Feinmann o Darío Sztajnszrajber. Sus proyectos de divulgación fueron posibles no sólo por el trabajo que cada uno de ellos venía llevando a cabo, sino también porque desde el Estado se desarrollaba una política de difusión y formación cultural definida, a través de la producción de contenidos para el Canal Encuentro, por ejemplo. Programas culturales de este tipo o han desaparecido bajo la actual administración nacional o se han reconvertido en otras actividades tales como “La noche de la Filosofía”. Más allá de la índole de los actores, la exhibición del espectáculo del pensamiento es algo que no se ha detenido. (…) Creo que la divulgación es algo para festejar, pero en algún momento será imprescindible tomar distancia de la Filosofía en tanto objeto de consumo cultural para inscribirla en el espacio público y tasar su efectividad para una forma de vida democrática. Allí radica el mayor desafío de su relación con el espacio público.

 


 

Alumnos en carreras de Filosofía. Año 2016

9.013 estudiantes en todo el país 

42% mujeres

58% varones

93% estudió en instituciones de gestión pública

7% estudió en instituciones de gestión privada

Fuente: Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación