El empresario Raúl Moneta murió a los 74 años tras luchar durante largo tiempo contra una grave enfermedad, confirmaron allegados a su familia. Moneta era abogado y escribano, y tuvo gran protagonismo en la década de los 90, cuando se erigió en el banquero favorito de Carlos Menem y desembarcó en los medios de comunicación de la mano del CEI, multimedios que impulsó la re-reelección del ex presidente.

Moneta cursó sus estudios secundarios en el tradicional Saint George de Quilmes. Allí conoció a Richard “el Gato” Handley, un rugbier que integró “Los Pumas” y representaría al Citibank en el país, banco con el que Moneta terminaría haciendo jugosos negocios en la década del 90, cuando ya se había consolidado como banquero.

Antes de llegar al estrellato, Moneta se casó con Claudia Arroyo Benegas, hija de una tradicional familia mendocina, propietaria de 2 mil hectáreas en Eugenio Bustos, departamento de San Carlos, y del 50 por ciento de Arroyo Benegas & Navesi S.A., representante de los productos de Acindar en toda la región de Cuyo.

Sus comienzos en el mundo de los negocios fueron en la mesa de dinero Financiera República, una de las “cuevas” que se consolidaron a fines de la década del 70 de la mano de la bicicleta financiera que propició Alfredo Martínez de Hoz. Ya en la década del 80, pasaría a jugar en las ligas mayores cuando el Banco Central autorizó a la financiera familiar a operar como el Banco República.

El empresario publicitario Francisco “Nono” Pugliese, con quien también se vinculó en el Saint George, fue quien le abrió las puertas del menemismo a comienzos de la década del 90, según relató Horacio Verbitsky en Página/12, y fue Richard Handley quien lo incorporó al  Citicorp Holding, una subsidiaria que el Citibank montó para administrar los activos que había canjeado por los papeles de deuda externa y que luego sería renombrado como Citicorp Equity Investments (CEI). El CEI dejó de lado su diversificación inicial y se concentró en el sector de los medios de comunicación para competir de lleno con el Grupo Clarín con la bendición de Carlos Menem, a quien buscaría apuntalar en su búsqueda de la re-reelección.

Bajo el mando de la empresa de Moneta (República Holdings) y con distintos socios como el grupo Telefónica, Daniel Vila-José Luis Manzano y el fondo de inversión texano Hicks, Muse, Tate & Furst (HMT&F), el CEI tuvo una participación directa o indirecta en Telefé, Canal 9, el grupo América, Telefónica de Argentina, Editorial Atlántida y Cablevisión.

Al mismo tiempo Moneta también fue creciendo en la zona de Cuyo, donde había desembarcado de la mano de su mujer. Allí fundó Corporación de los Andes, resultante de la fusión de La Celia y Arroyo Benegas y Navesi, las dos sociedades de su familia política que, según recordara Susana Viau en este diario el 6 de junio de 1999, habían pasado a sus manos en 1992, cuando en crisis, como muchos emprendimientos de la provincia, se vieron obligadas a pedirle préstamos que no pudieron levantar a dos financieras ligadas a Moneta, MAYPA y Federalia. En Mendoza, su amigo Daniel Vila lo vinculó con el gobernador justicialista Rodolfo Gabrielli (1991-1995). Aquella relación le permitió acceder a un crédito subsidiado de 10 millones y desembarcar en 1996 en dos bancos provinciales privatizados: el Banco de Mendoza y el de Previsión, que en noviembre de ese año se fusionaron en una sola marca, el Banco de Mendoza.  

El 8 de abril de 1999 el República y el Mendoza dejaron de pagar a los ahorristas y cerraban sus puertas generando un auténtico caos en la vida comercial de la provincia. La Justicia, a cargo del magistrado Luis Leiva, ordenó que se lo investigara por los delitos de “subversión económica, asociación ilícita y violación a la Ley Penal Tributaria”, junto con otros nueve directivos del banco. Leiva libró contra él una orden de captura por la caída del Banco Mendoza y allí comenzó su debacle. Llegó a estar prófugo de la Justicia y se enfrentó con sus principales socios, aunque él relato aquellos hechos de otra forma: “Yo no estaba prófugo. En realidad, como tantas veces ocurrió en la historia argentina, me tocó a mí decidir sobre cómo ejercer mi derecho a la legítima defensa y la libertad que me negaba algún juez. Decidí protegerme y refugiarme. Fui un refugiado por mi propia voluntad”, aseguró a La Nación el 16 de julio de 2000.

A fines de 2002, Moneta denunció por estafa al texano Tom Hicks, cabeza del fondo inversor HMT&F. Como Moneta había contraído deudas importantes con entidades extranjeras como J. P. Morgan, Hicks se cubrió las espaldas frente a un eventual reclamo de los acreedores caucionando las acciones que Moneta tenía en Cablevisión. A raíz de aquella compleja maniobra financiera, Moneta mantuvo una dura disputa con sus ex socios por el control de Cablevisión.

En 2011  el banquero fue procesado por el juez federal Martínez de Giorgi bajo el cargo de extorsión en grado de tentativa en perjuicio de un grupo de accionistas de Cablevisión. El magistrado resolvió, además, aplicarle un embargo de 25 millones de pesos. Por entonces, era propietario ya de las radios Rock & Pop, Metro, Blue, AM Belgrano, AM Libertad y FM San Isidro, así como de la revista El Federal.

También estuvo involucrado en el caso Ciccone, investigado como uno de los presuntos aportantes en la compra de la ex calcográfica, causa por la que está preso el ex vicepresidente Amado Boudou, quien en más de una oportunidad resaltó que “Ciccone, con dinero de Raúl Moneta y tal vez de otras personas, siempre fueron los dueños de la Calcográfica”. “Yo demostré ante el juez que Moneta ya había hecho contratos de ese estilo. Un préstamo millonario, al tres por ciento de interés mensual, un interés elevadísimo y con una cláusula: que si no le devolvían el dinero, él se quedaba con la empresa.”, había dicho Boudou en 2014, al destacar que ese camino de dinero demuestra que no tenía “el menor vínculo con Ciccone Calcográfica”.