A los 75 años falleció el dramaturgo, director teatral y guionista de cine Ricardo Monti. Era considerado uno de los dramaturgos fundamentales de habla hispana. También fue maestro de autores. Sus obras han sido representadas en los principales teatros de la ciudad de Buenos Aires, en numerosas provincias de la Argentina y también en el exterior del país. Por ejemplo en Uruguay, Brasil, Venezuela, Puerto Rico, Estados Unidos, España, Francia, Italia, Portugal y Alemania.

Nació el 2 de junio de 1944. Cursó estudios de Filosofía y Letras en la Universidad de Buenos Aires. También se formó en Psicología. Entre sus obras destacan Marathon –que estrenó también en formato ópera en el Teatro Colón--, Visita, Una pasión sudamericana, Una historia tendenciosa y No te soltaré hasta que me bendigas. Su compromiso ideológico contra la dictadura cívico-militar lo llevó a ser, en 1981, uno de los autores integrantes de Teatro Abierto. Su coherencia volvió a manifestarse mucho más recientemente, cuando en 2010 rechazó públicamente un premio que le otorgó Clarín. “En realidad, lo tiré a la basura. Cuando murió (Néstor) Kirchner empecé a descubrir un montón de cosas que no sabía. Como no sabía cuál era el trámite para devolver un premio, lo tiré a la basura”, explicó en una entrevista que le hizo la Revista Cabal.
Otras de sus obras son Una noche con Magnus & Hijos, Historia universal de la clase media argentina, La cortina de los abalorios --como parte del ciclo Teatro Abierto--, La oscuridad de la razón, Finlandia, Apocalipsis mañana y su versión teatral de Rayuela. Como director trabajó en Contratiempo, de Diana Raznovich; Los días de la comuna, de Bertolt Brecht, y Una pasión sudamericana, de su autoría. Para él, dirigir era una “tarea muy agotadora en el plano psíquico”. Siquiera le gustaba dirigir sus propios textos. Como guionista cinematográfico, presentó Saverio el cruel y Borges para millones, ambos films dirigidos por Ricardo Wullicher. Como autor de novela, publicó La creación, en 2017, material que elaboró durante 30 años, mientras escribía sus piezas teatrales.
Consideraba al teatro como “un ser vivo que se modifica con intencionalidad frente a otros seres humanos” y dijo que escribía “para los demás, aunque sin determinar quién es el otro”, tratando de que cada obra sea “lo más clara posible”. Como docente de dramaturgia fue pionero de un método de enseñanza basado en la imagen generadora, en torno a la escritura a través de imágenes internas. Con él se perfeccionaron reconocidos autores durante más de cuatro décadas, como Mauricio Kartun, Daniel Dalmaroni, Javier Daulte, Eduardo Rovner, Alejandro Tantanian, María Marull, Mónica Salerno y Jorge Huertas, entre otros. Obtuvo importantes premios en todo el mundo. Además, recibió un Premio de Honor de parte de Argentores. En 2012, la Asociación Argentina de Actores (AAA) y el Centro Cultural Haroldo Conti le entregaron un reconocimiento por su aporte al teatro independiente nacional.
Tras su fallecimiento, numerosos artistas y entidades lo despedían en las redes sociales. Argentores lo definió como “uno de los más destacados creadores de nuestro país y maestro de varias generaciones”. La AAA reconoció a su obra como “referente de la dramaturgia contemporánea de habla hispana”. En el Facebook del Teatro Cervantes –donde se montaron No te soltaré…, Una pasión sudamericana y Marathon--, le atribuyeron “una de las fuerzas más singulares y poderosas del teatro argentino”. El periodista y crítico Osvaldo Quiroga también le dedicó unas palabras: “Era como un duende con talento que circulaba muy de vez en cuando por el teatro, pero cuando lo hacía su trabajo resultaba un acontecimiento”.