La demanda en los refugios ya no es sólo por una cama para resguardarse del frío en la noche, sino también por un plato caliente. "Hay un desborde por dentro y fuera del refugio. Se nos empezó a acercar gente que necesita comida, con ollas y tuppers para cuatro, cinco o seis personas, y cada vez son más. Hoy estamos sacando afuera más de 60 raciones", contó Jorgelina Calderón, colaboradora de la institución. "Lo hacemos humanamente porque nos cuesta muchísimo decirles que no a mamás con chicos estas noches de frío. Pero si no aparece ninguna respuesta del Estado lo vamos a tener que hacer, porque no damos a basto y esa gente va a quedar a la deriva", agregó sobre la situación actual del refugio.Por otro lado, Jorgelina explicó que no necesitan donaciones de ningún tipo sino voluntarios para asistir a las más de 60 personas que noche tras noche asisten a la institución de zona oeste, ubicada en Pasaje Marconi al 2000.