A Jorge Guzmán

In memoriam

Coloco el lápiz en el centro de la hoja. Hago un punto. Una diminuta revolución. Un cosmos, pequeños ardides-trampas para recuperarte.

Dejo el lápiz a un costado y coloco, sobre el punto, el dedo índice. El punto se hace elástico, se ensancha. Introduzco dos dedos. Entran sin desgarrar el papel. Ahora las dos manos, la cabeza. Adentro del punto las formas son aún más prodigiosas de lo que esperaba,

hay curvas,

espirales,

espacios en blanco,

manantiales,

constelaciones zumbadoras,

barrios arbolados,

huevos de codornices,

cachivaches,

hay rastros de semiarcángeles,

caquitas de semidemonios,

huellas de prestidigitador.

Guzmán, Guzmán,

el césped te nombra en los potreros, los mendigos abren los bollitos de papel buscándote, los que tienen corazón te sienten rebotar como el dios de los latidos.

El punto,

la pequeña revolución,

el diminuto cosmos se abre un poco más.

Aquí dentro sopla una brisa llamada Candela, un aire llamado Paloma, un viento llamado Nahuel, un soplo llamado Agustín, y al final del aire, otra huella de prestidigitador.

Un poema cruza la calle por la senda de los chamanes.

La poesía peyote.

La poesía mueca.

La poesía tequila.

La poesía besonorme.

La poesía manicomia.

La poesía Paraná.

La poesía picada en finas hebras.

La poesía con los dedos en v.

Por obra y magia de la palabra amistad, de la palabra utopía, de la palabra prestidigitador, entro con todo el cuerpo, y ando a tientas, aturdida, fuera y dentro del punto, aturdida, buscándote, niño inventor, padre quijote, abrazo territorio, señor.

Vine a decirte que los monstruos, las maravillas y las flores estamos agradecidos, Guzmán, agradecidos por el trozo cinético de tu corazón que nos ha impulsado. Vine a decirte que ya no nos detendremos.

Guzmán, Guzmán,

giraste tan alto, tan alto y tan bello, que el punto-utopía, pequeña revolución, se desprendió del eje de la Tierra.

Y lo que más me sorprende, Guzmán, es que tu magia sigue siendo inigualable, porque, como te lo propusiste, nadie puede decir que te lo llevaste todo. En el cielo sigue habiendo un sol, y una luna. Al río no le falta una sola gota de agua, el lenguaje conserva casi todas las palabras para que te sigamos nombrando, y al nombrarte, nos nombremos.

Te confirmo, además, que el azul se autorreconoce agapanto o pájaro sobre el Quirón de seda,

que sus pulmones y sus arterias de fuego azul-violeta, va quemando cuadraturas mezquinas, de poca monta, en tu nombre, Guzmán.

Sé que estás por acá, dentro de este punto, jugando una vez más, a las escondidas,

niño Guzmán,

señor prestidigitador.

Y aunque no te asomes, quiero que me escuches, porque vine a leerte con la voz del abrazo, uno de tus poemas:

MAGIA

La carpa es enorme, toda negra

Una lona con estrellas pintadas en su superficie

Animales exóticos que auguran ferocidad

Malabaristas que dejan esferas suspendidas

Enanos a la altura de las circunstancias

Acróbatas dejando tu corazón en mi boca

Hombres de ceniza lanzando fuego

Mujeres sobre sus pies de alfileres

bailando en un alambre

El público aplaude desesperado, sentado en las gradas

Llega el presentador que además es ilusionista

Y dice:

Nada por aquí y nada por allá

Entonces la carpa y todo lo demás

desaparece.

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