Hasta 1930 existió, donde hoy es Puerto Norte, la Refinería de Azúcar Argentina. Había abiertos sus puertas en 1887 y aglutinaba a cientos de trabajadores. Ubicada en actual Avenida Carballo entre Gorriti y Thedy, esta planta fue la primera en toda la región y para el año 1900 era considerada una de las edificaciones más importante del país. En este barrio, la Refinería y otras fábricas, junto con los talleres ferroviarios, permitieron la conformación de una identidad marcadamente obrera. En los últimos años, este espacio ha cambiado su aspecto de una manera tan radical que ya es difícil identificar los vestigios del pasado. Sin embargo, hay que desempolvar esas historias ocultas y traerlas al presente.

Conventillos e inmigrantes, fábricas y ferrocarriles, ideologías e identidades políticas traídas de Europa y represión policial eran parte del paisaje barrial de Refinería a principios del siglo XX. El escenario de este momento histórico es un país que busca un desarrollo económico sometido a las reglas del capitalismo internacional y que tuvo como consecuencia grandes oleadas inmigratorias y un aumento de la masa obrera. Esto trajo consigo la fuerte presencia de movimientos políticos como el socialismo y el anarquismo. Este último fue verdaderamente importante en Rosario y los diarios de la época muestran que, lejos de ser un ideal utópico, se presentaba como un problema y una amenaza a la autoridad.

Los obreros vivían y trabajaban en condiciones miserables e insalubres. El hacinamiento en los conventillos los volvía un foco susceptible para las enfermedades: en 1895 la ciudad sufrió una terrible epidemia de cólera y, cinco años después, la peste bubónica hizo su aparición. En este contexto, la militancia anarquista fue una gran herramienta para hacerle frente a los problemas que atravesaban los barrios obreros. Un ejemplo fue el médico y escritor Emilio Z. de Arana, que ofreció atención gratuita a los enfermeros. Así, la organización política se presentaba como un espacio de contención y solidaridad ante la desidia estatal.

En 18 de octubre de 1901 los trabajadores de Refinería se reunieron en el conventillo El Atrevido que estaba ubicado, se cree, en la calle Vélez Sarsfield entre Thedy y Vera Mujica. En este lugar, se decidió fundar la Sociedad de Resistencia de Obreros de la Refinería y, como se estaba organizando una huelga para el día 20, se definieron los reclamos que se llevarían a cabo: un aumento salarial y la reducción de la jornada a diez horas.

Los reclamos de la huelga del 20 de octubre de 1901 fueron un aumento salarial y la reducción de la jornada a diez horas

Dos días después, cientos de trabajadores y trabajadoras se concentraron frente a la fábrica. La policía y las autoridades acudieron rápidamente, entre ellos, el jefe político Octavio Grimoldi quien ordenó la detención de algunos protestantes anarquistas. El militante Rómulo Ovidi fue detenido pero sus compañeros bloquearon su traslado. Entre ellos se encontraba Cosme Budislavich, elevadorista de la fábrica, que al desatarse la represión recibió un tiro en la nuca por parte de un policía. Este acontecimiento lo convirtió en el primer mártir del movimiento obrero argentino a raíz de la violencia gubernamental.

La muerte del obrero causó gran conmoción entre los trabajadores y el 23 de octubre se realizó una huelga general en la que también se sumaron los trabajadores de Buenos Aires. Junto con esta medida de fuerza, se realizó una movilización por el centro Rosario. Los comercios de calle Córdoba cerraban por temor al desfile del proletariado que, sin embargo, tuvo un accionar pacífico y respetuoso, catalogado por los diarios de la época como una manifestación “que hace honor al civismo y cultura del Rosario”. En la Plaza de Toros, a una cuadra de la actual Plaza San Martín, se realizó un importante acto donde destacaron figuran como los socialistas Adrián Patroni, Juan B. Justo y Enrique Dickman. Además habló para cientos de trabajadores la feminista y anarquista Virgina Bolten, que hacía años que participaba en la esfera pública con su militancia. Los archivos muestran la activa participación política de las mujeres en las manifestaciones y huelgas.

Entre 1901 y 1907 hubo una gran cantidad de conflictos gremiales y sociales con una magnitud tan fuerte que esta etapa es recordada como la de las grandes huelgas. Donde hoy encontramos lujosos edificios y negocios con vista al Río Paraná antes hubo un barrio que concentró a una masa obrera organizada y políticamente activa. Por las calles de Rosario marcharon cientos de trabajadores exigiendo mejoras en las condiciones laborales y justicia por su compañero asesinado. Esta es una historia entre tantas que, sin embargo, representa con fidelidad la realidad social y política de principios de siglo XX.