Foto: Pablo Mehanna

De Alemania con amor

Para algunos, la pandemia significó una oportunidad para profesionalizar cosas que, hasta entonces, habían disfrutado como hobby. Es el caso de Geraldine, que trabaja enseñando alemán en un colegio. Para ella la pastelería es antes que nada una forma de compartir con amigos y familia lo que aprendió al lado de su abuela, pero durante este año decidió transformar ese saber en negocio y creó así Linden. “Empecé un poco por aburrimiento, además quería hacer algo con las manos para cortar con el trabajo diario y la pastelería europea me conecta mucho con mis recuerdos”, cuenta. “Eso mismo les sucede a los que me encargan tortas o dulces que solían comer de chicos en sus casas”. La mayoría son recetas que trajo su mamá de Austria y que preparaba con su Oma en la casa de campo, entre árboles frutales, donde hacía dulces y cocinaba para sus nietos. Primero aparecieron los clásicos: Apfel Streusel y  Sachertorte. La primera es una tarta de manzanas y canela; la segunda, una torta de chocolate que lleva también frutos rojos. Las galletitas nunca faltan, desde las que vienen con corazón de mermelada a las Lebkuchen de jengibre y especias que son parte de la tradición navideña    ($500 las 10). También prepara cupcakes, de banana o limón; y Nusskipferlchen, unas mini medialunas de nuez adictivas ($400 las 16). Las tortas vienen en dos tamaños: individuales, de 12 cm ($400); y grandes, ideales para compartir y festejar (desde $1500) que hay que encargar con un par de días de antelación y se pueden pedir con alguna decoración particular. Las tortas frutales son otra especialidad de Geraldine, a las que suele darles una vuelta de tuerca a la presentación a modo de sello propio. Entre sus preferidas están la Pfirsichschnitten con crema, duraznos y pistachos; y la Brüsseler Beeren Torte, una bomba deliciosa de frutos rojos y pionono. Por ahora solo acepta efectivo o transferencia y prefiere que pasen a buscar el pedido para que llegue en perfectas condiciones.

Pedidos por mensaje directo de Instagram: @linden.pasteleria.


Foto: Pablo Mehanna

Como salido de un animé

Todo lo que hace Ana Irie es tan hermoso como rico. Desde que arrancó en el restaurante Chila hace ya muchos años, sus postres se distinguen por una presentación detallista y estética. Como muchos gastronómicos, Ana pasó los últimos meses en su casa, sin pisar la cocina del restaurante que recién reabrió hace pocas semanas. Y durante ese tiempo decidió explorar su legado japonés y compartir todo lo aprendido el año pasado durante su estadía en el país de su familia. Así surgió la Wagashi Box, una caja de ocho dulces japoneses que vienen envueltos, como dicta la tradición, con un furoshiki, un pañuelo cuyo diseño varía en todas las ediciones ($2500). Todos los meses, Ana prepara 40 cajas de edición limitada que contienen una serie de dulces típicos de Japón como mochi o dorayaki. La mayoría los prepara ella pero también incluye algunos otros de distintos pasteleros japoneses que llevan adelante emprendimientos personales. “La pastelería japonesa es a base de poroto aduki y harina de arroz mochi, también uso harina de soja tostada, gelatina de matcha y algunos otros sabores locales para darle un toque diferente”, explica Ana. “Los dulces japoneses son para acompañar el té verde que se toma sin azúcar, no se comen como postres. Son sabores muy delicados y pueden resultar raros para el paladar argentino”, advierte.

La caja de diciembre será una edición especial por Navidad y vendrá con una taza nikkei de regalo; la de enero estará dedicada a Totoro, el entrañable personaje de la gran película de Hayao Miyazaki. Todas están inspiradas en algún elemento de la cultura japonesa, salen la tercera semana de mes y, una vez anunciadas, se agotan en una hora. “Me gustaría poder hacer más pero por ahora es imposible, porque para que sean frescos hay que prepararlos el día anterior”, explica Ana. Porque a veces, hasta de lo peor salen cosas buenas, la Wagashi Box será recordada como una de esas sorpresas que salvaron el año.

Pedidos por mensaje directo de Instagram: @ana_irie; o por WhatsApp: 11-6044-6699. Efectivo o Mercado pago.

Foto: Pablo Mehanna

Chocolate & Bossa Nova

Desde que su mamá Patricia aprendió a hacer brigadeiros en una playa de Copacabana, estos típicos dulces brasileños nunca faltaron en las mesas de cumpleaños familiares. Hoy, ella ya no está pero sus hijos -Massimo y Marina- decidieron continuar la tradición y expandirla: ya no solo serán para las mesas propias sino para todos aquellos que quieran compartir la alegría que sienten ellos desde chicos cuando solían robarlos de la torta sin que su mamá se diera cuenta. Las Brigadeiras es así un homenaje a Patricia y un legado para sus nietas que siempre las disfrutaron.  Creados en Río de Janeiro por una pastelera carioca en la década del 40, originariamente se hacían con leche condensada, chocolate, manteca y estaban cubiertos con grana de chocolate. Son parecidas a una trufa, muy populares y súper ricos. A la versión más tradicional, Massimo y Marina sumaron otras opciones igualmente deliciosas, como la que tiene corazón de chocolate blanco con cobertura de praliné de crocante de maní; otra con el interior de manteca de maní crocante cubierta de escamas de chocolate; otra de coco y chocolate blanco; y una última incorporación, con corazón de té de hojas de menta con cobertura de escamas de chocolate.

Los brigadeiros se presentan en distintos combinados: el combo Gal de 180 gramos trae 15 unidades ($450); el Joao, de 300 gramos, trae 25 ($600) y el Gilberto, de 600 gramos, viene con 50 brigadeiros de diferentes sabores ($1100). Se toman pedidos una vez por semana, por Instagram o Whatsapp, y se entregan los jueves en CABA. Para Massimo y Marina, Las Brigadeiras representa el amor de su mamá por la cocina, la nostalgia del disfrute a escondidas. Es una de esas manera que tiene la cocina para conectar con el recuerdo de una madre y del amor por ella. Por eso los preparan artesanalmente, en sus casas, de la misma manera que lo hacía ella, mientras escuchaba Gal Costa en los años 80. En un año en el que muy pocos se animarán a visitar las playas del país vecino, estos dulces recuperan tradición, sabor y chocolate con aromas brasileños.

Pedidos por mensaje directo de Instagram: @las_brigadeiras; o por WhatsApp: 11-6983-0613