Un tribunal ruso ordenó la encarcelación durante 30 días del dirigente opositor Alexéi Navalni, detenido el domingo al llegar a Moscú procedente de Alemania, donde estuvo cuatro meses recuperándose de un cuadro severo de envenenamiento del que responsabilizó al gobierno del presidente Vladimir Putin. Varios países, entre los que se encuentran Alemania, Francia o Estados Unidos, pidieron la "liberación inmediata" de Navalni, mientras la oficina de la ONU para los Derechos Humanos se mostró "profundamente preocupada" por su detención. El gobierno ruso rechazó la acusación del dirigente y denunció una campaña de desinformación originada en Occidente. 

"Lo que estos bandidos en el poder temen más, ustedes ya lo saben, es que la gente salga a las calles. Entonces no tengan miedo, salgan a la calle, no por mí sino por ustedes, por su futuro", aseguró un desafiante Navalni en las redes sociales desde la misma sala de la comisaría donde se celebró la vista. Navalni vivió horas muy intensas desde su vuelta a Moscú pocos meses después de ser  envenenado y estar al borde de la muerte. Fue detenido en la noche del domingo apenas aterrizó en Rusia, se lo trasladó el lunes a una comisaría y en un juicio relámpago recibió 30 días de prisión preventiva.

La Unión Europea, Estados Unidos, Alemania, Francia y Reino Unido pidieron la liberación "inmediata" del líder opositor. En paralelo, la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, llamó en Twitter a las autoridades rusas a respetar el "debido proceso en línea con el Estado de Derecho". Además, reiteró su llamamiento a encarar "una investigación completa e imparcial sobre el envenenamiento" de Navalni.

Para el gobierno de Rusia, en cambio, los países occidentales buscan "desviar la atención de su profunda crisis" con las críticas a la detención de Navalni. "Vemos cómo aprovecharon las noticias sobre el regreso de Navalni a Rusia. Se nota la alegría con la que se dan los comentarios, casi todos iguales", sostuvo el ministro de Exteriores ruso Sergei Lavrov en conferencia de prensa. "La alegría, porque esto permite a los políticos occidentales pensar que así podrán desviar la atención de la profunda crisis en la que se encuentra el modelo de desarrollo liberal", agregó.

Por su parte el presidente Vladimir Putin agregó que la justicia rusa no podía abrir una investigación penal acerca del envenenamiento de Navalni por falta de "evidencias relevantes". El servicio penitenciario ruso había advertido el jueves pasado que Navalni sería arrestado a su regreso por violar el control judicial que se le había impuesto como parte de una sentencia de cinco años de prisión suspendida por malversación de fondos. Desde finales de diciembre también es objeto de una nueva investigación de fraude por sospechas de haber gastado casi cinco millones de dólares en donaciones para su uso personal