La joven Maite Lanata, que provocó un sacudón en la TV argentina con su personaje trans de 100 días para enamorarse, ahora brilla en el cine. Es una de las protagonistas de La sombra del gato, film de José Cicala, que se estrena este jueves en salas comerciales. Allí, Lanata comparte elenco con Danny Trejo, Mónica Antonópulos, Rita Cortese, Luis Machín, Miguel Angel Solá y Guillermo Zapata, entre otros artistas. Gato (Zapata) vive con su hija adolescente Emma (Lanata) y un pequeño grupo de gente, en una granja aislada, sin telefonía ni internet. Pero Emma, tentada por la curiosidad, consigue un teléfono móvil y lo activa, haciéndose visible al mundo. Horas después huye de la granja. Gato parte en su búsqueda acompañado por su amigo Sombra (Trejo), con quien diecisiete años atrás estuvieron a punto de ser cooptados por una secta. Juntos deberán rescatar a Emma que ha sido raptada por la misma organización para concretar un sangriento ritual.

En diálogo con Página/12, Lanata cuenta qué le interesó de la historia para participar en la película. “La primera charla que tuvimos con el director fue un delirio porque nos explicaba la sinopsis y no entendíamos absolutamente nada. Nos explicaba más o menos qué espacio se iba a usar. Al ser también fotógrafo, Cicala nos mostraba todos los espacios y la verdad es que eso fue lo que más me motivó para comenzar con este delirio. Y siento que fue arriesgarse a jugar un poco. Fue uno de los proyectos más experimentales que tuve”, reconoce la joven actriz, de 21 años.

-¿Es una historia sobre lo que implica el encierro?

-Sí, explica bastante lo que implica el encierro y también habla un poco a qué nos lleva el fanatismo. Lo interesante de la peli es que al ser bastante surrealista en algunos aspectos, va dejando mensajes que no son tan lineales sino que uno se queda más con sensasiones, con algo más abstracto.

-Tu personaje está aislado del mundo. Un poco lo que permite reflexionar la película es que con la tecnología también se produce un aislamiento a pesar de estar conectados todo el tiempo, ¿no?

-Sí, en algún punto tiene que ver con las distintas facetas o las distintas definiciones que se le pueden dar a la palabra "aislamiento": si uno está aislado cuando tiene la tecnología o si son las tecnologías las que te enceguecen y no te dejan ver otras cosas.

-Es raro lo que pasa en la historia, aunque sin develar mucho: no siempre un descubrimiento en tu vida es la mejor opción. A veces, es mejor no saber, ¿no?

-Hay veces que es mejor no saber. Es un mensaje bueno que deja la película porque hay veces que uno prefiere el desconocimiento. Se muestra bastante el cuidado del padre a no querer mostrarle una determinada realidad a su hija. Es su forma de protegerla.

-¿Cómo analizarías la forma de ver la vida que tiene tu personaje? ¿Se parece en algo a la tuya?

-Es un personaje muy curioso y me siento relacionada con esa curiosidad. Y creo que también es curioso por esto que recién decíamos de que hay veces que es mejor no saber, pero tiene también su otra faceta en la que uno, en algún momento, termina dándose cuenta de que hay algo que le están ocultando. Y también tiene que ver con la identidad. El personaje empieza a emprender una búsqueda justamente por encontrar su identidad, su otra parte, la parte de la madre que desconoce y que también fue engañada por el papá para ocultarle toda la oscuridad que había.

-Hay algo muy poco trabajado en el cine argentino porque la película es algo así como una mixtura de géneros: thriller fantástico. ¿Coincidís?

-Es poco visto, sí. La peli es muy particular y muy original porque tampoco le podría poner un lineamiento ya que por momentos hasta tiene partes de terror. Está bueno descubrir otros géneros. Cicala también quería hacer una peli de terror después. Y está bueno que la industria argentina pueda hacer otros géneros y no encasillarse sólo en algo tradicional sino ir a algo más amplio y original en su género.

La sombra del gato

-¿El cine es un lenguaje que te gustaría explorar más?

-Sí, me encantaría. Hice poco, pero tampoco han llegado las oportunidades. Y las que tuve, fueron muy lindas. Es muy lindo laburar en cine porque se preparan mucho los personajes. Igualmente, en este caso en particular, fue extraño porque el personaje lo íbamos encontrando a medida que lo íbamos grabando por ser una película bastante experimental. Digo que es experimental en el sentido de que, a veces, se agregaban cosas en el momento o, de repente, explorábamos por un lado que no estaba escrito en el guión. Y había mucha improvisación. Al ser así, es un poco más teatral, por así decirlo.

-A diferencia del cine, ¿la televisión te permitió hacer personajes más anclados en la realidad social como, por ejemplo, Luna Lunati en la serie El marginal y Juani en la telenovela 100 días para enamorarse?

-Sí, creo que la llegada que tiene la tele, las novelas sobre todo, es mucho más masiva. Por ejemplo, El marginal se pasó en la TV Pública. Ahora, que no sé si la van a pasar en la TV Pública tal vez no tenga la misma llegada. Pero las primeras temporadas, al tener una llegada muchísimo más masiva, iba a distintas provincias y no se centraba solo en Capital. Hay veces que se piensa que toda la sociedad tiene Netflix, pero no es tan así. En ese punto, uno se da cuenta más con la devolución que tiene en las redes, los mensajes que van llegando de distintas provincias. Y las distintas percepciones que tienen sobre el personaje. También los autores, al tener algo tan en vivo de los comentarios, van creando el personaje en base a lo que les da el público. Entonces, termina siendo el público un poco el creador o el que pone su granito de arena para que ese personaje termine yendo hacia un determinado lugar o hacia un determinado conflicto. Yo creo que en el cine también se pueden tratar muchas cosas sociales y políticas. Obviamente van a estar muy centradas en la mirada del equipo y la devolución de los espectadores, una vez que se reproduce.

-¿La bisagra en tu carrera tuvo que ver con Juani?

-Tuvo su poder. No sé si diría bisagra porque siempre hay que esperar más. Por ahí son muchas bisagras (risas). Fue un personaje con mucha ayuda social, con un apoyo de la Asociación Familias Diversas De Argentina (Afda), que ayudaban mucho a escribir los guiones, a dar una información muchísimo más verídica. Y estoy muy contenta por el crecimiento que tuvo el equipo, también cómo se deconstruyó gracias al personaje.

-¿Cómo viviste tu primer papel destacado, Alma Bilbao, la niña con autismo, en la telenovela El elegido, con una temática que la TV no había mostrado prácticamente?

-Ahí, a diferencia de Juani no se trató desde un aspecto social en el sentido de analizar el autismo sino que simplemente que estaba el personaje. Y que fuera nombrado fue un gran avance. Fue también muy adelantado porque era muy particular el personaje, cómo lo trataron, la apertura que nos dieron para poder prepararlo. Yo era muy chica y recuerdo esos años muy contenta. Antes de hacer El elegido había hecho Mía, una peli de Javier Van de Couter. Y también era muy adelantada la temática. Se trata de una chica trans que es cartonera, que conoce a Julia, mi personaje. Se genera un vínculo muy maternal. No se hablaba de estos temas y la verdad es que fue muy pionera en cuanto a derechos y a la identidad de género.