Después de 33 años de trayectoria, atravesada con una formación casi inalterada y un modo de producción independiente respetado a rajatabla, La Renga se impone como una banda que no necesita deconstruirse. Su flamante 10° disco de estudio, Alejado de la Red, confirma la naturaleza insobornable de su "caminito al costado del mundo..." (frase de inicio de su clásico "El revelde") y la opción por un hard rock existencialista. Esto es: siempre lejos de los estereotipos del género -inclusive de los clichés del mal llamado "rock barrial"-- y siempre parecida a sí misma.  

Lo que cambió en los siete años y pico que pasaron desde la edición de su anterior álbum, Pesados Vestigios, fue el entorno. El país, el mundo, la tecnología. Pasó Macri. Llegó la pandemia. En el medio y atravesándolo todo, nuevos modos de consumo musical. Entonces, para "los mismos de siempre" (así se autodenomina el núcleo duro de los fans de La Renga, más inoxidable que la injusticia) el trío de Mataderos entrega -musicalmente- lo mismo de siempre pero de otro modo.  

En principio, el envase. Más allá de subir su música a las plataformas, La Renga sacó Alejado de la Red en vinilo y en pendrive. Un doble formato "físico" que apuesta, por un lado, a aprovechar todas las posibilidades que otorga la tecnología actual: a través del pendrive se pueden ver los videos de todos los temas del disco y también es posible escuchar las canciones en diferentes planos auditivos, con una nueva mezcla y masterización. Lo del vinilo, en cambio, es un condimento más gourmet que vintage. Porque La Renga no es una banda vintage. Es una banda vieja, en el mejor de los sentidos del término. 

La emergencia pandémica desactivó -entre tantas cosas- el carácter conceptual que La Renga suele imprimirle a sus discos. En los últimos dos años la banda fue administrando el síndrome de abstinencia de sus fans con la presentación sucesiva, vía streaming, de la mayoría de los temas que hoy integran Alejado de la Red. De ese modo, con esa transfusión de dosis espasmódicas de música, La Renga fue "sacando" su disco en cuentagotas. 

Algo de ese espíritu fragmentario se refleja en Alejado de la Red. Hay canciones grabadas en octubre de 2019. Una de ellas, "Llegó la hora", cubierta por una pátina de heavy metal, se muestra como un cuadro realista de época, con un claro destinatario político: "La vida que ahorraste /igual para morir / Es la que robaste, para tu gran festín /Todo en la ruina y vos con el botín / Llegó la hora, de ponerte fin" escribió y canta Chizzo. "Parece un caso perdido", que abre el disco y tiene destino de himno rengo, también pertenece al mundo pre-pandémico : "Y el mundo está enloquecido, no ves / Parece un caso perdido, ya sé / Y cada vez que respiro, me ves / Le estoy diciendo que sigo, de pie / Otra vez". 

Uno de los temas que La Renga se guardó hasta el final le da nombre al disco y, de algún modo, también le brinda sustento ideológico. "Alejado de la Red" ratifica la naturaleza insumisa del grupo, su carrera ciega para escapar de la Matrix. "Para naufragar /no hay que perder la fe" canta Chizzo en la canción menos previsible desde lo musical. Inclusive el cantante abandona allí el papel de felino salvaje que le dio nueva patente a su voz desde "Panic Show" o un poco antes.

El resto del disco, aunque alejado de toda pretensión monolítica, presenta algunos elementos en común: cierta vocación por agregarle a la estructura ya clásica de hard rock unas pinceladas psicodélicas. Hay un tono lisérgico en varios de los punteos de Chizzo, que sobrevuelan esa máquina aplanadora manejada por Tete y Tanque desde el bajo y la batería, respectivamente. 

Los nostálgicos de la década del 90 seguirán añorando seguramente la etapa de A donde me lleva la vida y Despedazado por mil partes, discos en los que La Renga exhibía mayor riqueza melódica y diversidad estilística. Pero la mayoría de los fans de la banda han ido curtiendo sus pieles en todos estos años. El endurecimiento sonoro y temático del grupo también fue acompañando sus vidas. Alejado de la Red es un capítulo más de esa película compartida.