Sagrada, milagrosa, materia para comprender el pasado e incluso para repensar aspectos íntimos e insospechados, difíciles de asimilar. Esos son algunos de los múltiples sentidos que encarna la tierra en Mamá luchona, escultura de Gabriel Chaile en el centro cultural Arthaus; en Los pedimentos 2009-2015 de Ana Gallardo, en la galería Ruth Benzacar, y en El lugar del alma de Delcy Morelos, en el Museo de Arte Moderno. En las obras de estos tres grandes artistas, la tierra –proveedora de alimentos y materia prima de obras de arte— no sólo evoca nuestros orígenes ancestrales, sino capacidad transformadora.

Inspirada en un ritual que se practica en el estado de Oaxaca (en el monte, en México), donde se hacen ofrendas en barro a la virgen milagrosa esperando recibir sus favores, Ana Gallardo invitó a mujeres y hombres a modelar, también en barro, deseos para su propia vejez. Una etapa que en sus obras aborda con extrema agudeza y sensibilidad. Además, junto con Marcela Astorga, Silvana Lacarra, Mónica Millán, Elba Bairon, Adriana Bustos, Marina De Caro y Cristina Schiavi conformaron en 2012 Las desesperadas por el ritmo, que con sus canciones arremete contra la discriminación hacia las mujeres mayores en el mundo del arte local.

En el santuario de Oaxaca, los peregrinos cavan hasta hallar tierra fresca para sus figuras: moldean desde casas hasta autos. Con la lluvia las piezas vuelven a ser sólo tierra. Más tarde, serán nuevos pedimentos en manos de otros peregrinos: encarnarán nuevos deseos.

Ana Gallardo, Los pedimentos

Los pedimentos 2009-2015, de Ana Gallardo, reúne las únicas piezas que aún se conservan de esta serie que demandó años de trabajo. El resto se perdió en una gran inundación que afectó su taller y su casa. “La idea de ese trabajo era pensarse vieja”, cuenta la artista, que vive en Ciudad de México, y que en octubre viajará a Madrid para elaborar el programa público de su muestra en CA2M Centro de Arte Dos de Mayo, en 2023.

Con mujeres de un geriátrico, otras de una comunidad de pueblos originarios, con presas, amigos, familiares y artistas, Gallardo hizo pedimentos que integraron un santuario compartido y que expuso en la galería Sendrós, en Bruselas, Madrid, en la Bienal de Cuenca y en la de Venecia, entre otros sitios.

En la madre de todas las bienales, trabajó durante tres meses con las presas de la cárcel de Giudecca. Muchas de ellas cumplían condena a cadena perpetua por asesinato. En la cárcel hizo los pedimentos con dos grupos: uno de gitanas; otro de mujeres (muchas de la mafia) del sur de Italia. Como no se dirigían la palabra, se reunió en días diferentes con cada uno.

“Fue en el único lugar en el que fue muy difícil pensar el futuro. Las más jóvenes nunca lo habían imaginado. Me interesa la profundidad que tuvo el trabajo con ellas durante esos meses. Eso no se ve en la obra: fue muy hermoso y también muy duro”, dice la artista, que creó junto con ellas piezas que se exhibieron en la mayor bienal del mundo y que luego volvieron a la tierra. Algunas presas –las que no tenían condena a cadena perpetua— fueron autorizadas a participar de un tour por la bienal para ver sus pedimentos expuestos.

Tras amasar el barro, cuenta la artista, surgían conversaciones profundas, se develaban intimidades, un lazo que sólo se evidencia “en la intensidad que tiene cada objeto”. “La potencia –señala— está en las piezas juntas. La tierra tiene una memoria ancestral: cuando metés la mano en el barro, hay algo que nos pertenece como humanidad. Hacés contacto con la memoria colectiva y con la propia: con tus ancestras, tus muertas, tus muertos”.

Ana Gallardo, Los pedimentos

También con adobe, Gabriel Chaile hizo Mamá luchona, monumental pieza con 300 huevos incrustados que participó en la Trienal del New Museum y que ya se puede ver en la explanada del centro cultural Arthaus, que abrirá sus puertas en 2023, con sala de exposición, laboratorios de experimentación creativa, performance, cine y artes escénicas.

Nacido en Tucumán en 1985, con ascendencia afro-árabe, española y de la comunidad indígena candelaria, Chaile, el menor de ocho hermanos, tiene una carrera brillante y en ascenso que lo llevó a hacer pie con éxito en la feria Art Basel y en exposiciones en Londres, Berlín, Nueva York y Bélgica, donde se encuentra ahora para la presentación de su muestra, que cuenta con con curaduría de Heidi Ballet. 

Los huevos (vaciados y rellenos con yeso) de Mamá luchona representan, cuenta el artista, potenciales semillas, hijos, seres. La vida en estado latente. “Las mamás luchonas son madres pobres a las que les gusta disfrutar la vida, tienen hijos y tratan de reinventarse con lo que pueden y con el saber que tienen. Resisten las críticas y los conflictos”, dice Chaile. Y agrega: “Todos los problemas que hay en la pobreza en nuestro país generan ese concepto que es totalmente peyorativo: mamá luchona. Se usa como un insulto. A mí me interesó poner en otro lugar el término: como proveedora. Alguien que tiene la capacidad de transmitir conocimientos a otros seres. Son mujeres que están luchándola día a día”.

Mamá luchona de Gabriel Chaile

Chaile es el único artista argentino convocado por Cecilia Alemani para participar en The Milk of Dreams (La leche de los sueños), la muestra principal de la Bienal de Venecia. Allí, también con adobe, amasó cinco imponentes esculturas que representan a miembros de su familia y que ocuparon un lugar destacado en la muestra central de la mayor bienal del mundo. Eduardo Costantini las compró para su colección personal y, tras la Bienal de Venecia, se anunciará dónde serán exhibidas y dónde se emplazarán en forma definitiva.

Con formas y técnicas de los pueblos originarios, Chaile indaga en su propia historia y en la de diferentes comunidades invisibilizadas. Usa el barro para crear figuras deslumbrantes de pueblos que jamás existieron, pero que a primera vista pueden confundir al espectador desprevenido. Uno de los conceptos que estructura su obra es la genealogía de la forma: “implica asumir que cada objeto, en su repetición histórica, trae consigo una historia que contar, que se recupera y que se actualiza en relación a un nuevo contexto”.

“Para mí hay algo ahí completamente olvidado. Eso es la genealogía de la forma: la conexión con un pasado que en realidad no sabemos cómo es y que nos fue arrebatado por nuestros próceres”, considera el artista, que acaba de inaugurar De Singel, en International Arts Centre ( Amberes).

Con la técnica milenaria que se usa para construir casas de adobe, con turba proveniente de Tierra del Fuego y con 23 toneladas de tierra, Delcy Morelos homenajea a la Pachamama. Apenas uno entra al segundo subsuelo del Museo de Arte Moderno (a diez metros de profundidad), siente el aroma a canela, clavo de olor y café que la artista colombiana mezcló con la tierra, creando una estructura de más de dos metros de altura que simboliza una especie de útero materno.

Delcy Morelos. El lugar del alma

Al igual que Chaile, Delcy Morelos fue convocada para integrar The Milk of Dreams, en la 59° Bienal de Venecia, donde realizó una monumental instalación –un espacio de contemplación e introspección— similar a la que puede verse en el museo.

“La tierra es sagrada, es generadora de vida. Los humanos, en general, la vemos como un elemento para ser explotado de todas las maneras posibles, pero nos perdemos su asombrosa generosidad y abundancia: hemos dejado de relacionarnos con la tierra como un ente vivo que nos nutre”, señala la artista nacida en Tierralta, un pequeño pueblo donde impera la violencia. “La Tierra está en el origen de esa violencia, por la ambición del hombre”, considera.

Y alerta: “Nos alimentamos de ella sin agradecerle, como hacen los pueblos originarios”, cuyas técnicas y formas artísticas recupera Chaile para indagar en su propia historia y en la de las comunidades silenciadas. Crea maravillosas figuras de civilizaciones que jamás vieron la luz. Y lo hace hundiendo las manos en el barro húmedo, como Gallardo, para extraer algo de verdad en esa materia donde habitan nuestros ancestros.

Delcy Morelos por Julián Bongivanni

Info: Ana Gallardo. Los pedimentos 2009-2015 en Ruth Benzacar Galería de Arte, Juan Ramírez de Velasco 1287, martes a Sábado de 14 a 19 hasta el 4 de noviembre.

Mamá luchona de Gabriel Chaile en Explanada Arthaus, Bartolomé Mitre 434, todos los días de 10 a 20.

Delcy Morelos: el lugar del alma en Museo de Arte Moderno, Avenida San Juan 350. Lunes, miércoles, jueves y viernes de 11 a 19; sábados, domingos y feriados de 11 a 20. Martes: cerrado. Hasta el 12 de febrero.