Tras 15 días de la desaparición de Santiago Maldonado, el joven de 28 años que acompañaba a la comunidad mapuche Pu Lof en Resistencia de Cushamen y que según los testigos fue capturado por la Gendarmería, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, fue esta mañana al Senado para dar explicaciones. La ministra volvió a sostener que no tienen “indicios” de que los gendarmes hayan detenido a Maldonado aunque analizan “todas las hipótesis” y volvió a culpar a la comunidad mapuche por obstaculizar la búsqueda. También pidió que no haya “un bando” que sostenga que lo de Santiago fue una desaparición forzada y se refirió al conflicto con un grupo “minoritario y violento” del pueblo originario. “Es un problema que tenemos los argentinos y lo tenemos que solucionar los argentinos y los mapuches, que es un grupo de extrema violencia”, dijo.

La ministra dio su versión sobre cómo fueron los hechos el martes 1º de agosto, cuando la Gendarmería fue enviada por orden del juez Otranto para desalojar el reclamo que la comunidad mapuche realizaba en la ruta 40. Bullrich sostuvo que los efectivos llegaron, en realidad, el lunes anterior a la medianoche pero que esperaron hasta la madrugada del martes para “proceder a despejar las barricadas”. Según el relato de la ministra, hacia las diez de la mañana del martes, y tras un episodio de violencia iniciado por los manifestantes, la Gendarmería ingresa a la comunidad. Aunque, según detalla el informe oficial, no detienen a ningún manifestante.

“Las personas que estaban el día del despeje de la ruta estaban todas con sus caras tapas así que no pudimos hacer un reconocimiento”, sostuvo Bullrich al defender el actuar de los gendarmes. La ministra aclaró que se enteró de la desaparición de Santiago Maldonado al día siguiente, tras la denuncia realizada por el defensor público oficial y la Asamblea Permanente de Derechos Humanos y que a partir de ahí activó el protocolo de búsqueda de personas, desestimando la denuncia de los testigos que vieron al joven en el operativo y escucharon cuando uno de los gendarmes gritó “tenemos a uno”.

“Hay que buscar a Santiago sin un prejuicio y sin querer interponer una hipótesis como la hipótesis hegemónica. Todos los días buscamos personas, tenemos 5.000 personas desaparecidas en este momento. Algunos casos son conocidos y otros no llegan a la prensa”, intentó Bullrich correrse de la acusación sobre la fuerza de seguridad como culpable de la desaparición forzada de Maldonado. “Es importante que estemos todos juntos y nos construyamos bandos: el bando de los que dicen que los que estuvieron ahí (por los gendarmes) no tienen nada que ver y el bando que dice que hubo una desaparición forzada”, sostuvo la funcionaria, que no hizo mención al pedido de los organismos de derechos humanos internacionales que exigieron la aparición con vida del joven y  acciones urgentes por parte del Gobierno para avanzar con la investigación.

“Nuestro gobierno de ninguna manera podría avalar ninguna situación de violencia en la Gendarmería Nacional pero no tenemos indicios de que la Gendarmería haya actuado con violencia ni haya tenido ningún detenido. Tampoco nos cerramos a que pudo haber sucedido algo”, aseguró la ministra que volvió a defender el operativo, aunque reconoció que todas las hipótesis tienen que investigarse.

Bullrich aclaró, además, los obstáculos que tuvo a la hora de investigar y apuntó contra la comunidad mapuche y la familia de Maldonado, que no habría querido colaborar con la investigación. “Hemos encontrados dificultades para la investigación. Es necesario que la familia colabore desde el primer momento con datos y con información de dónde se lo vio por última vez, cuáles son sus actividades, sus amigos. Desde el primer momento no nos pudimos comunicar con los padres. Recién diez días después el juez pudo entrar a la casa donde Santiago paraba cuando estaba en el bolsón”, sostuvo la ministra.

La misma falta de colaboración le adjudicó a la comunidad mapuche cuando los acusó de detener el rastrillaje con perros en la vera del Río Chubut, donde los testigos aseguraron que vieron por última vez a Maldonado mientras escapaba de las balas de los gendarmes. El rastrillaje, sin embargo, fue levantado por el secretario a cargo del operativo.