Los obispos miembros de la Comisión Nacional de Cáritas se preocuparon en aclarar que el acuerdo firmado con el Ministerio de Capital Humano para la renovación del convenio de meriendas no los convierte "en interlocutores únicos" en la ayuda a sectores vulnerables y advirtieron que la pobreza en el país "no admite miradas sesgadas, prejuicios ideológicos y peleas sectoriales". 

Los obispos dicen que "se ha malinterpretado dicho compromiso entendiéndolo como un acuerdo exclusivo entre la Iglesia y el Estado para ser los interlocutores únicos o principales validados en la ayuda a los sectores más vulnerables". La aclaración suena a querer despegarse del intento de la ministra Sandra Pettovello por tapar la decisión de no enviar alimentos a los comedores comunitarios que administran las organizaciones sociales.  

La conducción de Cáritas agradeció "la confianza que los estados en sus distintos niveles, nacional, provincial y municipal" y advirtieron que dada la situación del país "cuya pobreza sigue creciendo y que no admite miradas sesgadas, prejuicios ideológicos y peleas sectoriales", son testigos de que "muchos hermanos viven la angustia de no saber con qué alimentarán mañana a sus hijos". Por ello, recordaron el aprendizaje realizado en los últimos años y a medida que los niveles de pobreza fueron creciendo en el trabajo mancomunado con "un gran número de movimientos, asociaciones, centros vecinales, sindicatos".

"Es que hoy nadie puede asumir la cantidad y complejidad del trabajo social de manera individual, y es por eso que insistimos en integrar a todos aquellos que con enorme sensibilidad atienden a los más pobres y en que también se les dé la ayuda necesaria para que puedan seguir haciéndolo", señaló la Comisión Episcopal en el documento.