“En una economía humana y humanizadora, la primacía la tienen las personas y no los números”, sostiene el Equipo de Pastoral Social de la diócesis católica de Catamarca en un documento sobre la coyuntura social titulado “Que a nadie le falte el pan”. El obispo Luis Urbanc es el titular del obispado de Catamarca.

En una breve declaración el equipo catamarqueño encargado de las cuestiones sociales en la Iglesia Católica catamarqueña afirma que “nos duele y preocupa que haya tantas personas en situación de alta vulnerabilidad social” en “un marco social de elevada pobreza, un creciente número de hermanos (que) se quedaron sin el empleo con el que sustentaban a los suyos”. Según el diagnóstico de la iglesia catamarqueña a los anteriores “se suman quienes teniendo ingresos estables, éstos no son suficiente para cubrir necesidades básicas” y jubilados “que se ven obligados a optar entre adquirir alimentos o medicamentos”.

En el mismo tono crítico de otras declaraciones sobre la situación social emitidas en los últimos días por las diócesis católicas de Merlo-Moreno  y Quilmes  y de la Comisión Nacional de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal, ahora el Equipo de Pastoral Social catamarqueño afirma que “siguiendo el Evangelio y las enseñanzas sociales de la Iglesia, el ‘déficit cero’ no debe ser el principio organizador y ordenador de la economía de la sociedad, sino las necesidades básicas de las personas, especialmente de las más desvalidas y frágiles”.

En atención a ese diagnóstico y “ante la dura realidad” la Iglesia Católica de Catamarca hace una apelación “a las autoridades para que revisen sus decisiones políticas, de modo tal que no paguen las consecuencias los que menos tienen”.

Al mismo tiempo se solicita “a toda la comunidad gestos de solidaridad para con los sufrientes a quienes queremos acompañar con sincero corazón”.

El documento, que concluye con el pedido de “que a nadie la falte el pan”, incluye un ruego por “los sufrientes” pidiendo a Dios que “entre todos hagamos el esfuerzo de superar esta realidad y les dé fuerzas ante tanto dolor, los sostenga y los anime en la esperanza”.

Se expresa además el deseo de que “la amistad social, de la que nos habla el Papa Francisco en la encíclica FratelliTutti, crezca en nuestra comunidad para que sea posible la fraternidad entre todos los que habitamos esta tierra de la Virgen del Valle”.

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