No pudo ser. Finalmente el cine argentino no tuvo motivos para celebrar en el Marriott Auditorium de Madrid, donde el sábado a la noche se realizó la gala de los Premios Goya: Zama, cuarto largometraje de Lucrecia Martel, no obtuvo el galardón a la Mejor Película Iberoamericana y, en consecuencia no pudo alzar la cuarta estatuilla consecutiva para el cine nacional. El año pasado lo había logrado El ciudadano ilustre, de Mariano Cohn y Gastón Duprat; al igual que El clan, de Pablo Trapero, en 2016, y Relatos salvajes, de Damián Szifrón, en 2015. El cine argentino tampoco pudo celebrar “la mayoría de edad” en los Oscar españoles, dado que hasta el momento lleva conquistados diecisiete Premios Goya en el rubro Mejor Película Iberoamericana en 32 ediciones. El sábado, la triunfadora en esa categoría fue la chilena Una mujer fantástica, de Sebastián Lelio, que competirá el 4 de marzo por el Oscar a la Mejor Película Extranjera. El film del cineasta del país trasandino pone el foco en la historia de Mariana, una mujer transexual que deberá luchar por el derecho a ser quien es.

En cuanto a las producciones españolas, la ganadora del Goya a la Mejor Película fue La librería, de Isabel Coixet, quien también fue elegida en el rubro Mejor Dirección. La librería se quedó con los premios más importantes ya que, además, resultó vencedora en Guión Adaptado, mientras que el film vasco Handia arrasó con diez estatuillas, en su mayoría en categorías técnicas. En más de tres décadas de los premios, solamente tres películas dirigidas por mujeres han logrado el Goya a la mejor dirección: Icíar Bollaín lo obtuvo en 2004 con Te doy mis ojos, y dos años después, precisamente también Isabel Coixet, con La vida secreta de las palabras.

 El dato no es menor, sobre todo si se tiene en cuenta que la gala del sábado fue la que se propuso reivindicar a la mujer: en consonancia con los movimientos #MeToo y Time’s Up de Hollywood, la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (Cima) de España planificó que fueran los premios Goya un espacio para lograr mayores oportunidades para las mujeres en el cine, en una industria donde la desigualdad de género es una constante. Por eso, repartieron dos mil abanicos rojos con el lema “Más mujeres” que le dieron color al reclamo en manos de todas las mujeres asistentes. La reivindicación se notó también en los discursos, comenzando por el muy aplaudido de la vicepresidenta segunda de la Academia de Cine de España, Nora Navas: “En estos meses en que tanto se debate sobre el acoso, la desigualdad salarial y el papel de la mujer en la sociedad, desde la Academia reivindicamos a nuestras cineastas y damos un paso hacia adelante por la equidad. Desde hoy y para siempre la Academia de Cine va a ser una referencia en términos de igualdad, respeto y oportunidad… Necesitamos directoras, montadoras, guionistas, sonidistas, directoras de fotografía, scripts, compositoras... en igualdad de número que los hombres. Y nadie tiene que sentirse incómodo porque eso ocurra. Porque derrotando la superioridad de género derrotaremos el monstruo de la violencia contra las mujeres. Y debemos lograrlo todos juntos. Todas, juntas”, expresó Navas, ante un auditorio que la ovacionó. 

“El Fondo Monetario Internacional dijo que a las mujeres nos faltan 170 años para conseguir la igualdad salarial, ahora dice que 217 años. ¿No les vale con siete años o con siete minutos?” dijo Coixet al recoger el Goya de Dirección por La librería. “Rebeldía, resistencia y amor”, fueron las tres palabras que pronunció Daniela Vega, protagonista de Una mujer fantástica. La victoria de Carla Simón como mejor directora novel, por Verano 1993, fue muy aplaudida por el público. Su discurso, dedicado al VIH y todos los que conviven con la enfermedad, concluyó también con un mensaje feminista: “Por favor, más mujeres haciendo cine”. Los otros dos Goya más importantes los ganaron Nathalie Poza en la categoría Mejor Actriz (por No sé decir adiós) y Javier Gutiérrez, en el rubro Mejor Actor, por El autor.