Mientras intentaba desconocer la protesta en su contra, el presidente Mauricio Macri tuvo ayer un día de reuniones radicales. Primero, recibió en privado al ex jefe de la UCR Ernesto Sanz, que hace tiempo está alejado de las reuniones de gobierno. En el entorno del radical sostuvieron que solo “pasó a saludar”, pero lo cierto es que tuvo un encuentro con el Presidente a solas, días después de que hubiera tensión con la UCR por las cuentas offshore del ex subsecretario general de la Presidencia Valentín Díaz Gilligan. Luego, Macri se hizo tiempo para recibir a la cúpula de la UCR. 

El encuentro con Sanz fue sorpresivo y se mantuvo en reserva lo que conversaron durante la media hora que compartieron, aunque voceros oficiales estuvieron muy interesados en difundir que la reunión existió. Se trata de un encuentro con uno de los fundadores de Cambiemos, al que muchos radicales terminaron acusando de jugar más para Macri que para la UCR. Enojado, Sanz dejó las reuniones en Casa Rosada de lado a mediados del año pasado y el radicalismo se quedó sin un interlocutor cercano a Macri. 

Luego de esta reunión, que funcionó como una señal para la conducción radical tras la cumbre de autoridades partidarias que hicieron críticas al rumbo económico, Macri recibió al titular de la UCR, el gobernador mendocino Alfredo Cornejo, y otros dirigentes del radicalismo, como el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, y el de Corrientes, Gustavo Valdes. A partir de este primer encuentro, los radicales esperan cambiar la lógica de funcionamiento con el PRO y tener mayor injerencia en las decisiones y en la estrategia parlamentaria, una mirada que no necesariamente es compartida en Casa Rosada. 

Tras días de tensiones con el macrismo por las críticas a la defensa del policía Luis Chocobar que hizo Ricardo Gil Lavedra y el pedido de renuncia de Díaz Gilligan que planteó Mario Negri, Cornejo buscó bajar el tono: sostuvo que la UCR sigue apoyando al Gobierno y le pidió a Macri “reforzar el funcionamiento” de Cambiemos. Le propuso al Presidente “trabajar juntos en la agenda de los argentinos”. Macri, dispuesto a limar asperezas, les agradeció el apoyo y sostuvo que los tendrá en cuenta.