Adoptando formas de la virtualidad el siglo XXI, el film opera como diario íntimo, ficción pero sobre todo indagación sobre esas mismas redes.
El film sigue a un grupo de jubilados que investiga el asesinato de uno de los dueños del geriátrico de lujo donde viven.
Las imágenes y sonidos de este ensayo documental rumano dirigido por Radu Jude están tomadas de publicidades televisivas de los años 90.
El actor protagoniza dieciséis mini historias, todas ellas autónomas pero unidas por un delgado hilo que, de manera pretendidamente jocosa, busca moldear un arquetipo del “ser nacional”.
Con tres años de retraso llega finalmente a las salas locales el tercer opus del director Hlynur Pálmason, sobre un sacerdote que debe forjar una congregación luterana en tierras indómitas. Se trata de un largometraje al mismo tiempo íntimo y épico, y complejo en su aparente sencillez.
La película sirve como revisión del trabajo de personajes como Jorge de la Vega y Roberto Jacoby, pero va más allá en su búsqueda de los intersticios del acto creativo.
Con este nuevo paso, el actor devenido documentalista sigue construyendo un cuerpo de obra más que interesante.
El realizador estadounidense descree en gran medida de los trucos genéricos más gastados, y así consigue una de las películas de terror más sólidas y divertidas del año.
No es la primera vez que un veterano debe volver al ruedo en pos de la redención, pero al menos el director evita la sensiblería extrema.