DEPORTES › COLOMBIA MANDARIA TROPAS A LA MISION DE LA OTAN EN AFGANISTAN

Da lo mismo las FARC... o el talibán

El gobierno de Alvaro Uribe prevé contribuir con unos cien militares al destacamento español y España entrenaría las tropas. El plan se pondría en marcha el próximo año.

 Por M. González y
R. M. de Rituerto *

Desde Madrid y Bruselas

Las tropas colombianos cambiarán la jungla amazónica por los desiertos afganos, la coca por la heroína y los guerrilleros de las FARC por los talibán. El gobierno de Alvaro Uribe ya ha expresado su voluntad de convertirse en el primer país latinoamericano que contribuye a la ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad de Afganistán), la operación de la OTAN en Afganistán. Y en esta operación, de hondo calado estratégico y político, España hace de padrino e intermediario. Ayer, una fuente no identificada del Ministerio de Defensa español informó que el gobierno colombiano está estudiando los últimos detalles y que el contingente estaría listo para el próximo año.

Ayer el comandante de las fuerzas militares colombianas, el general Freddy Padilla, confirmó que están analizando la posibilidad de sumarse a la guerra en Afganistán. “Estamos estudiando la posibilidad de conformar las fuerzas colombianas como unidades de la OTAN”, aseguró. El ministro de Defensa de Uribe, Juan Manuel Santos, también alabó el proyecto. “Creemos que hay que empezar a pensar en el posconflicto y en el papel que pueden jugar las tropas colombianas en misiones de paz en el mundo”, señaló. “También estamos estudiando la posibilidad de enviar tropas a Haití para la misión de paz de la ONU”, agregó y adelantó que ya le hicieron llegar una oferta al Consejo de Seguridad.

Fuentes conocedoras de la operación han confirmado a El País que España, Colombia y la OTAN negocian a tres bandas desde hace meses. Aunque aún no se han ultimado los detalles, la idea es que Bogotá contribuya con una compañía de unos cien militares al destacamento español desplegado en Qal-i-Naw, capital de la provincia de Badhis, al noroeste del país.

Para España, la llegada de las tropas colombianas, prevista para la próxima primavera, supondrá una ayuda impagable, pues le permitirá completar un batallón reducido de reacción rápida, con el que hacer frente a los incidentes cada vez más frecuentes en un territorio con 400 mil habitantes, cuya seguridad dependía hasta ahora de sólo 200 soldados españoles.

Para la OTAN, la mediación española facilita las cosas, pues España entrenará a las tropas colombianas y les proveerá de la insfraestructura e incluso los equipos de comunicaciones necesarios. El hecho de que compartan el idioma hace que resulte natural la integración de la unidad colombiana, forzosamente reducida, en la española, más amplia. Se da incluso la circunstancia de que muchos soldados de las unidades españolas enviadas al exterior son colombianos, como demuestra el hecho de que tuvieran dicha nacionalidad tres de los seis muertos en el atentado contra una patrulla de la Legión en Líbano en junio de 2005. Además, la capacitación del ejército colombiano en la lucha contrainsurgente está fuera de duda.

Pero a pesar del oxígeno que le dará a Madrid, todas las fuentes consultadas coinciden en que la primera interesada en la operación es la propia Colombia. La participación de Bogotá en el conflicto de Afganistán reforzará su papel como interlocutor privilegiado de los países occidentales en Latinoamérica. Por lo pronto, le permitirá participar en las reuniones periódicas que mantiene la OTAN con los países que contribuyen a la ISAF y no pertenecen a la organización (14 de un total de 40). A mediano plazo, la aspiración de Colombia es incorporarse al grupo formado por Australia, Nueva Zelanda, Japón y Corea del Sur, países que, por razones geográficas, no pueden aspirar a integrarse en la OTAN, pero que comparten, según fuentes aliadas, sus “preocupaciones estratégicas y sus valores”.

Salvo Japón, al que su legislación limita la participación en operaciones militares en el exterior, los otros tres “países de contacto”, como los denomina la Alianza, contribuyen a ISAF. Finalmente, agregan las mismas fuentes, la participación de tropas colombianas en la lucha contra los talibán abunda en la imagen, perseguida por Bogotá, de que su lucha contra las FARC se inscribe en el combate global contra el terrorismo.

El asunto fue abordado el pasado 5 de julio por la ministra de Defensa, Carme Chacón, con su homólogo colombiano, Juan Manuel Santos, a quien recibió en Madrid. Delegaciones militares colombianas han visitado ya las dos bases españolas en Afganistán: Herat y Qal-i-Naw. Además, como un primer paso, policías afganos están siendo entrenados en Colombia en la lucha contra el narcotráfico.

La incorporación de una compañía colombiana al contingente español en Afganistán no constituye un caso aislado. España está negociando también la integración de una unidad de El Salvador en la brigada multinacional liderada por España en el Líbano. Como en el caso colombiano, está previsto que los militares salvadoreños se entrenen en el campo de maniobras de San Gregorio (Zaragoza) después del verano y que el Ministerio de Defensa español les facilite transporte y equipamiento.

A pesar de ser importante, la incorporación de la unidad salvadoreña no tiene la misma trascendencia política que la colombiana. La Fuerza Interina de Naciones Unidas para Líbano (Finul) está adscripta a la ONU, mientras que la ISAF depende de la OTAN y Estados Unidos la considera como si fuera algo propio. La prueba es que la embajada norteamericana en Madrid difundió el pasado 31 de julio un comunicado en el que elogiaba la decisión del gobierno español de financiar con 14,5 millones de euros la creación de un batallón del Nuevo Ejército Afgano (ANA), una iniciativa bilateral entre Madrid y Kabul, en la que en teoría EE.UU. no tendría nada que ver.

Con 2500 muertos en lo que va del año (entre ellos, unos 150 militares extranjeros), la guerra de Afganistán ha sobrepasado ya a la de Irak en el ranking de preocupaciones del Pentágono. Las fuerzas internacionales rondan los 70 mil soldados –de los que unos 35 mil son estadounidenses y más de la mitad están al margen de la cadena de mando de la OTAN–. Pero los dos candidatos a la Casa Blanca, tanto el demócrata Barack Obama como el republicano John McCain, han anunciado su propósito de incrementar las tropas y de pedir a los aliados europeos que hagan otro tanto. España, que mantiene unos 800 efectivos en Afganistán, ha reforzado hasta ahora la seguridad de la provincia de Baghis, bajo su responsabilidad por vía indirecta: financiación de un batallón del ejército afgano e incorporación de una unidad colombiana.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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El contingente colombiano estaría listo para el año próximo.
 
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