Independiente apagó el incendio de una semana complicada con un triunfo que pintaba para contundente y que terminó siendo muy sufrido. Luego de que el plantel amenazara con abandonar la concentración por la deuda que los dirigentes todavía no saldaron, el equipo de Mohamed respondió con fútbol, buen juego y algunas lagunas para superar 3-1 a Colón, que la sacó barata luego de un pésimo primer tiempo, pero que en la segunda parte estuvo muy cerca de empatar.

Los acontecimientos del viernes provocaban incógnitas sobre el rendimiento de Independiente. Sin embargo, el hecho pareció un incentivo porque el conjunto de Avellaneda completó la mejor primera etapa en mucho tiempo. Con las subidas de Maxi Velázquez por la izquierda y con el desequilibrio de Patricio Rodríguez por ese sector, la diferencia entre un equipo y otro fue notoria. Por eso, no sorprendió que llegara el primer gol a través de un gran cabezazo de Parra luego de un desborde del Patito. Y luego, el juvenil delantero ratificó que está atravesando el mejor momento de su carrera con un golazo: arrancó por la izquierda, se metió en el área, con un amague desairó a Quílez y con un remate al segundo palo superó a Pozo. A partir de ahí, Independiente dominó a voluntad y generó innumerables situaciones de peligro para terminar en goleada esa primera mitad.

El problema para los de Mohamed es que no definieron el partido en cuanto pudieron y luego se relajaron demasiado pronto. Entonces, cuando Colón encontró el descuento gracias a Esteban Fuertes, que definió ante Navarro luego de una buena habilitación de Damián Díaz, el desarrollo se abrió. Y ahí fue cuando los locales sufrieron, en especial cuando Moreno y Fabianesi le regaló el gol a Larrivey, pero el ex Huracán y Vélez lo dilapidó con un remate alto desde el borde del área chica. Por suerte para Independiente, Prediger se demoró al rechazar en su área y, cuando lo hizo, la pelota pegó en Silvera y se transformó en el tercer gol. Por eso, pese a la desconcentración, el Rojo pudo festejar.