DEPORTES › MáS ESCáNDALOS EN LA FIFA

Fútbol tsunami

En vísperas del congreso de mañana, en que se reelegirá en Zurich a Joseph Blatter por otros cuatro años al frente de la FIFA, la multinacional del fútbol puede explotar en cualquier momento a causa de los escándalos casi cotidianos que la sacuden. Uno nuevo surgió ayer luego de que el secretario general, el francés Jerome Valcke, confirmó haber escrito un correo electrónico privado en el que insinuaba que Qatar podría haber comprado el Mundial 2022. Eso sucede el mismo día en que la FIFA archivó, por falta de méritos, una denuncia contra popes de la Conmebol.

El e-mail de Valcke fue dado a conocer públicamente por el vicepresidente de la entidad, el triniteño Jack Warner, uno de los miembros de la FIFA históricamente más sospechado de estar envueltos en casos de corrupción. Warner fue suspendido temporalmente el domingo por la Comisión de Etica de la FIFA por sospecha de corrupción, al igual que el qatarí Mohamed bin Hammam, el ex lugarteniente de Blatter en la campaña electoral de 1998, quien el pasado fin de semana retiró su candidatura a las elecciones del organismo para evitar ser investigado.

Warner afirma que Valcke planteó en el e-mail que nunca comprendió por qué Bin Hammam se presentaba a la elección. Quizá creyó, indicó Valcke en el mail, “que se puede comprar la FIFA del mismo modo que han comprado el Mundial”, según denunció el dirigente de la Concacaf.

Si bien admitió la existencia del correo electrónico, Valcke desmintió las acusaciones de corrupción en torno del Mundial de Qatar. “Cuando hice referencia a la Copa del Mundo de la FIFA de 2022 en ese e-mail, lo que quise decir es que los vencedores utilizaron su fuerza financiera para realizar lobby. Fueron un candidato con un gran presupuesto y lo usaron para promover muy eficientemente su candidatura en todo el mundo”, explicó el francés. “En ningún momento hice, o tuve la intención, de hacer ninguna referencia a ningún tipo de compra de votos o a un comportamiento no ético similar”, sostuvo.

Este terremoto de escándalos se desencadenó con el presunto caso de corrupción en una reunión de la Confederación Caribeña de Fútbol (CFU), el 10 y 11 de mayo, en la que participaron Bin Hammam y Warner, este último presidente de la Concacaf, y en la que se habrían pagado sobornos para influir en el resultado de las elecciones. Según la prensa británica, Bin Hammam y Warner ofrecieron 40 mil dólares en regalos a las federaciones nacionales a cambio de sus votos. El Comité de Etica suspendió provisionalmente a Bin Hammam y Warner, hasta que termine la investigación en curso.

Warner estuvo muy ligado a Blatter durante sus dos primeros mandatos, lanzó nuevas acusaciones contra el suizo y aseguró que hizo llegar a la Concacaf un “regalo” de un millón de dólares para emplear “a criterio propio”.

“Yo predije un tsunami y todavía no vieron nada”, amenazó ayer Warner. “Mi sanción fue premeditada, digan lo que digan, los miembros del Comité de Etica no estaban predispuestos a escuchar, sólo tenían que hacer lo que les habían dicho que hicieran”, añadió.

A diferencia de lo que sucede en este caso, FIFA no tiene ninguna investigación abierta sobre el Mundial 2022. “Desmentimos de modo categórico cualquier tipo de falso comportamiento en relación con nuestra exitosa candidatura”, indica un comunicado de los organizadores qataríes. Sin embargo, las reacciones de los ex competidores de Qatar no se hicieron esperar: el senador australiano Nick Xenophon pidió al gobierno de su país que exija a la FIFA la devolución de los gastos hechos en la candidatura para el Mundial, una cifra cercana a los 46 millones de dólares.

No es la única investigación inexistente en el seno de la multinacional del fútbol. Ayer se anunció que se archivó por falta de pruebas el caso de las acusaciones de presunta corrupción contra algunos miembros del organismo, entre ellos el presidente de la Conmebol, el paraguayo Nicolás Leoz, y otro de los vicepresidentes de la FIFA, el brasileño Ricardo Teixeira. “Se recibió el informe de la comisión de investigación sobre las declaraciones de David Triesman (presidente de la candidatura inglesa al Mundial 2018) en la Cámara de los Comunes británica y nos complace poder confirmar que no existen elementos en ese informe para iniciar un procedimiento.” Entre otras acusaciones, Triesman había afirmado que Leoz pidió un título de nobleza británico y que Warner, otro de los acusados, habría solicitado unos cuatro millones de dólares para la construcción de estadios en Trinidad y Tobago.

También crecen los pedidos para que las elecciones de mañana, con lista única (Blatter para presidente, Julio Grondona para vice senior), se suspendan. Eso sólo podría ser resuelto por el congreso de la FIFA que comienza hoy, para lo que se requiere modificar el orden del día con una mayoría de tres cuartos, sobre un total de 208 federaciones presentes. Difícilmente sucederá, teniendo en cuenta el mensaje que transmitió ayer el presidente de la FIFA: “En el congreso tenemos que tener unidad y solidaridad, y mirar los cuatro años que tenemos por delante –recomendó–. No será una tarea fácil, pero tenemos que hacerlo”.

Mientras, el dirigente que aspira a su tercera reelección niega que el fútbol y la FIFA estén en crisis. “¿Qué es una crisis? A ver si alguien de ustedes (los periodistas) me lo puede describir. El fútbol no está en crisis. Estamos atravesando dificultades que se van a solucionar dentro de la familia de la FIFA”, afirmó Blatter. A la manera de la familia de la FIFA, presumiblemente.

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