DEPORTES › ENTREVISTA A FLORENCIA ARIETTO, JEFA DE SEGURIDAD DE INDEPENDIENTE

“Hay que endurecerse, sin perder la ternura”

La abogada penalista y militante social está al frente de la cruzada del presidente Javier Cantero contra la barra brava del club y considera que es fundamental que los hinchas no se identifiquen con los violentos. Su mirada sobre la conflictiva situación.

 Por Leonardo Castillo

El día que vio por televisión cómo el presidente de Independiente, Javier Cantero, se enfrentaba con el barrabrava Pablo “Bebote” Alvarez, en la puerta de la sede de la avenida Mitre, sintió que debía comprometerse con la lucha que libraba el dirigente por cambiar la realidad de un club asolado por los violentos. Le pidió entonces una audiencia al mandatario del Rojo y puso a disposición de la comisión directiva de la institución toda su trayectoria de abogada penalista, militante social y titular de Arde la Ciudad, una ONG dedicada a defender los derechos de los menores en situación social de riesgo. Cantero la escuchó y decidió sumarla a su cruzada. Así fue como Florencia Arietto se convirtió desde hace un mes en la jefa de Seguridad de la entidad de Avellaneda. “Trabajar para que los padres puedan ir a la cancha tranquilos con los hijos es una forma de comprometerse con la construcción de una seguridad democrática”, ratificó esta letrada de 35 años en una charla con Página/12.

–¿Qué fue lo que la llevó a sumarse a la lucha que Javier Cantero daba contra la barra brava de Independiente?

–En principio, quedé gratamente sorprendida con la victoria electoral que obtuvo en diciembre del año pasado la agrupación que Cantero encabezaba. Me conmovió la forma en la que se enfrentó y derrotó en las urnas al gran aparato político que había montado el oficialismo. No bien asumió, trabajó por sacar a la barra brava de la vida del club, lo apretaron, lo amenazaron y siguió adelante. Pero el día que se peleó con los barras en la puerta del club, me di cuenta de que debía ayudarlo y que podía hacerlo. Toda mi carrera como abogada penalista la dediqué a defender a los más débiles, y hoy, en el fútbol argentino, los más débiles son los hinchas que deben soportar los abusos de los violentos cuando van a la cancha. Así que acá estoy.

–¿Cuál es el contexto con el que se encontró?

–La tarea de darles seguridad a los hinchas no es sencilla. Pero encontré buena predisposición de la gente que va a la cancha y de la Policía, sobre todo de la seccional de Avellaneda que es la que debe abocarse a prestar los operativos en el estadio Libertadores de América cuando hay partidos. Por mi trabajo como abogada y defensora de menores sé lo que implica lidiar con la Bonaerense, pero hay camadas nuevas de efectivos que quieren trabajar por una seguridad democrática, y eso hay que destacarlo.

–¿Cómo se erradica el consenso y la legitimidad social que tienen los barrabravas entre los hinchas?

–Con compromiso y concientización. La ciudadanía tiene que entender que no se puede identificar con unos tipos que van a la cancha a delinquir, a hacer negocios. El barra no representa el sentimiento ni los colores, ni nada por el estilo. Es un delincuente. Es el mismo que recluta pibes en las villas para que sean sus soldados; el que secuestra y vende drogas. Son sujetos que nos robaron la fiesta de ir a la cancha a punta de escopeta y la gente de bien se tiene que rebelar contra eso. Los hinchas, los socios, los dirigentes y los jugadores tenemos que darnos cuenta de que la fiesta la armamos nosotros, no ellos. Y esa idea, de a poco, va prendiendo entre los hinchas.

–¿De qué manera se aplica el derecho de admisión?

–El criterio es aplicárselo a quienes tienen causas judiciales y cometen contravenciones. Pero hacerlo de verdad. Cuando asumimos, con el equipo de trabajo que lidero, nos propusimos revisar el listado de las personas a las que debíamos impedirles el ingreso al estadio y no encontramos a casi ninguno de los barras que amenazaron a Cantero en su despacho, a principios de año. Los que estaban registrados como contraventores eran casi todos menores de edad, que tenían faltas leves. Así que hablamos con ellos, les explicamos que debían portarse bien para volver a la cancha y confeccionamos un listado nuevo con la gente que realmente no queremos.

–¿Es decir que su función va más allá de vigilar y castigar?

–Claro, la idea es que nos respetemos entre todos. Creemos que para modificar esta realidad necesitamos un cambio cultural. Hay que explicarle a la gente que la mejor forma de disfrutar es portándose bien. No queremos tampoco excluir por excluir. También tenemos que educar.

–En el ambiente del fútbol se rumorea que la política de Cantero hacia los barras genera intranquilidad en el resto de la dirigencia. ¿Sienten que los están dejando solos?

–No lo sé. Prefiero no hablar de lo que pasa en otros clubes y enfocarme en lo que sucede en Independiente. En todo caso, antes de sentirnos aislados, lo que queremos es contagiar, generar el compromiso de toda la gente del fútbol para terminar con la violencia.

–Independiente corre serio riesgo de descender en esta temporada, ¿cómo puede afectar eso al desarrollo de su gestión?

–Es que nuestro trabajo es colaborar para que el equipo juegue en un ambiente mejor y para que la gente lo disfrute. Obvio que no somos los que salimos a la cancha, pero hay que entender que lo que hacemos es por el bien de Independiente y sus hinchas.

–¿Qué haría si un hincha le dijera algo así como que prefiere seguir en Primera con la barra brava de Bebote que irse al descenso?

–La gente vive su pasión como puede. Pero creo que más allá de lo deportivo, que nos interesa y mucho, no se puede negociar con los violentos. Estamos en un camino del que no puede haber retorno.

–¿Sufrió amenazas desde que asumió?

–Nada grave. Son cosas que no logran intimidarme. Y, en todo caso, son cuestiones con las que hay que lidiar cuando se enfrenta a esta gente. Pero no le doy mayor importancia.

–Mónica Nizzardo dirige desde hace años la ONG Salvemos al Fútbol, ahora se suma usted desde una función ejecutiva y técnica. ¿Erradicar a los barras de las canchas será una de esas gestas que necesitan de la participación de las mujeres?

–Tal vez sí. En una de esas estamos siguiendo el ejemplo de las Madres y las Abuelas cuando se enfrentaron con el autoritarismo y todavía no nos damos cuenta. Nací en 1977, soy hija de militantes y sería para mí un orgullo representar parte de esa tradición de lucha y compromiso en esta causa de terminar con la violencia en el fútbol. Además, estoy convencida de que determinadas cosas pueden encauzarse cuando existe la mirada de una mujer. Hay que endurecerse, pero sin perder la ternura. De eso se trata.

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Imagen: Jorge Larrosa
 
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