DEPORTES › GRAN VICTORIA DE BOCA EN COLOMBIA: LE GANO 1-0 AL DEPORTIVO CALI

Cuando un equipo sabe lo que quiere

Con mucha inteligencia, el conjunto argentino maniató al rival en el primer tiempo y lo noqueó en el segundo, con un gol de Fabián Vargas. Ahora lidera el Grupo 8 de la Libertadores, con 6 puntos, junto a los colombianos.

Entre los múltiples casetes que los futbolistas suelen ponerse se escucha, para hablar del rival o del propio, “es un equipo que sabe lo que quiere”. Una de tantas obviedades pero que, en este caso, sirve para graficar lo que fue Boca anoche. Un equipo que sabía, además, lo que no quería: cambiar ataque por ataque con el Deportivo Cali, apostar a la dinámica que suele imprimirle el conjunto colombiano a su trato de la pelota, confiar en la posibilidad de que el partido pudiera llevárselo el que fuera más plástico, el que punzara más el área rival.
Al Cali, esa dinámica le duró cinco minutos, los que le tomó al equipo argentino adosar la prolija línea de cuatro de la defensa, a la combativa línea de cuatro del medio, para componer una esponjosa barrera en la que comenzaron a caer, una y otra vez, los jugadores locales. Ese ratito inicial mostró lo más noble del conjunto local, el toque atildado y la rapidez de tres cuartos de cancha. Pero cuando Vargas se hizo patrón del medio y Cascini empezó a enganchar esa sintonía, mientras Caneo y Villarreal taponaban los laterales, el fondo de Boca comenzó a disfrutar la tranquilidad de la noche. Y cuando el Cali se hizo algodonoso, cuando se entibió, Boca empezó a jugar nítidamente mejor.
En el mano a mano del primer tiempo, las cuentas favorecieron al equipo argentino, sin duda, que tuvo las dos situaciones más claras del período. La primera, cuando Tevez sacó un pase de maravilla para Vargas, en la medialuna, que el colombiano transformó en un latigazo de media vuelta que se fue muy cerquita del palo derecho de Castillo, a los 13; la segunda, un tiro libre desde la derecha que Guillermo bombeó para el cabezazo de Schiavi, una de las armas de gol predilectas de este equipo, que el arquero rechazó en una espléndida reacción.
A los colombianos se les anotaron, apenas, un cabezazo de Domínguez y dos remates. Si Boca no alcanzaba a desnivelar se debía tanto a aquello que sabía que quería –no perder el partido–, por lo cual no favorecía el desprendimiento en ataque de sus laterales, como por la imprecisión de Barros Schelotto en el ataque, casi siempre peleado con la pelota. Como Tevez tampoco jugaba de punta, los argumentos ofensivos tampoco sobraban.
De todas maneras, eso les alcanzaba a los hombres de Bianchi para justificar una victoria por puntos si el fútbol fuera como el boxeo. Porque aunque para el complemento el equipo se paró un poco más retrasado, y aunque el entrenador Redín sacó un defensor (Mosquera) para poner un delantero (Moreno), las pocas situaciones eran de Boca: un frentazo de Schiavi, un remate cruzado de Villarreal, un tiro libre de Tevez.
Y el gol, cuando el arquero Castillo se apuró a sacar, la capturó Villarreal habilitando a Vargas, mientras Tevez cortinaba en la puerta del área. El bombazo del colombiano, inatajable, decretó el nocaut.
Si Cali sabía lo que quería, que era ganar, no supo el secreto que guardaba Boca, la verdadera receta para lograrlo. No se lo contaron ni siquiera en el frenético cuarto de hora final, cuando Abbondanzieri le tapó el empate a Téllez. El 24 de marzo, en la Bombonera, se sabrá si aprendió la lección.

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Javier Villarreal se tira en tijera para robarle la pelota al lateral Geovany García.
 
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