DEPORTES › LA SELECCION ARGENTINA GANO, DESLUMBRO Y SE ASEGURO UNA MEDALLA

Nunca estuvo tan cerca del cielo futbolero

La victoria 3-0 sobre Italia fue contundente y sensacional, con generosos pasajes de buen juego y un dominio incontestable, en el mejor encuentro del torneo olímpico. La final, contra Paraguay, se juega el sábado a las 4.

 Por Por Enrique Escande

La Selección Argentina arrasó también a Italia y se clasificó finalista del torneo olímpico de fútbol, al ganar con comodidad un partido en el que repitió las fórmulas y los recursos que la distinguieron como el equipo más atractivo de la competencia. Un tanto del goleador Carlos Tevez en la primera parte y los que marcaron Luis y Mariano González en el segundo terminaron con Italia, dominada en el campo de juego y vapuleada en su arco por una formación sólida, ambiciosa y generosa en su actitud ofensiva.
La Argentina llega a la final con antecedentes demoledores: cinco victorias en igual cantidad de partidos jugados, 16 goles anotados (siete de los cuales marcó Tevez, el máximo realizador del torneo) y no le convirtieron ninguno. La posibilidad de lograr una medalla dorada, el único título internacional que le falta a la Selección Argentina, está a un paso, a un partido contra Paraguay que tendrá como escenario el estadio Olímpico de Atenas, el sábado a las 4. Será la segunda semifinal completamente sudamericana desde Amsterdam 1928, cuando Uruguay venció a la Argentina.
Con Andrea Pirlo un poco más adelantado en el campo que en los partidos anteriores y Alberto Gilardino mejor asistido, Italia probó a fondo a la defensa argentina en los primeros cinco minutos y encontró en ella desacoples aprovechables. Pero todo indicó rápidamente que sólo había sido una prueba, porque Argentina logró recuperar el balón, se apoderó del juego y comenzó a crear ofensivamente a través de Luis González y Mauro Rosales por la derecha y Cristian González y Delgado por la izquierda, abastecidos por Andrés D’Alessandro y Carlos Tevez.
Tres ataques argentinos en las cercanías del área italiana fueron serenamente resueltos por Moretti, Ferrari y Bonera, pero en el cuarto, a los 15 minutos, nada pudieron hacer para bloquear a Tevez, el implacable goleador de la competición olímpica.
Un centro lanzado desde la derecha por Rosales tras una pared con D’Alessandro fue rechazado defectuosamente con la cabeza por Ferrari, que dejó la pelota en bandeja a Tevez en el centro del área, desde donde el jugador de Boca fusiló al arquero Pellizzoli con una volea de derecha imparable, lanzada en tijera.
Pirlo se apagó tempranamente, Gilardino quedó cada vez más lejos de sus asistentes, Pinzi y Del Rossi carecieron de consistencia para bloquear y generar juego ofensivo, todo esto como consecuencia de una permanente presión argentina para reducir el margen de maniobra de su rival y salir con velocidad al ataque.
Entonces la Argentina dominó a voluntad, no volvió a pasar momentos de preocupación en su defensa, controló a los italianos y creó varias situaciones de gol, dos de las cuales salvó providencialmente Pellizzoli.
El arquero de la Roma detuvo un fuerte remate de D’Alessandro a los 35 y otro de Kily González un minuto más tarde en jugadas profundas y veloces que no dieron tiempo a reacción alguna de los centrales de Italia, que sí salvaron otra situación comprometida para su arco a los 41, cuando desviaron al corner el balón en momentos en que remataba D’Alessandro tras recibir un pase de notable calidad y precisión de Tevez.
Claudio Gentile, técnico de Italia, decidió en la segunda parte que Donadell y Del Nero sustituyeran a De Rossi y Sculli desde el comienzo para terminar con la pasividad de su equipo, y entonces Bielsa reforzó la defensa albiceleste con Clemente Rodríguez en lugar de Delgado.
Italia levantó su rendimiento y Argentina mantuvo su actitud ofensiva, con lo cual el encuentro tuvo más movilidad. Pero en el ida y vuelta del encuentro el conjunto sudamericano estaba más cerca del segundo que Italia del empate, porque tenía mayor cantidad de posibilidades y no dependía en el área adversaria de un solo jugador, como le ocurría a Italia con Gilardino.
Por esa razón debutó como goleador en el torneo olímpico Lucho González, con un remate al ángulo superior izquierdo de Pellizzoli, tras un veloz contraataque que iniciaron D’Alessandro y Tevez.
Alguna que otra reacción espasmódica del equipo de Gentile no produjo lo suficiente para neutralizar la superioridad argentina en el juego y tampoco marcar de una vez por todas un gol en el arco de Germán Lux.
El partido estaba liquidado cuando en otra jugada en velocidad, que dejó a Italia atornillada al piso, González recuperó en el medio, habilitó a Tevez y éste corrió hasta la línea de fondo para lanzar el centro atrás, que Mariano González conectó en el segundo palo.

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Tevez suelta la tijera que se convertirá en el primer gol de la Selección Argentina.
 
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