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El escape de Riquelme a Europa entró en una zona de turbulencia

Parecía tener todo arreglado con el Atlético Madrid, pero ahora no están muy seguros de querer contratarlo. Boca juega esta noche.

La fuga de Juan Román Riquelme a la tranquilidad de Europa encontró ayer un escollo inesperado que poco tuvo que ver con la turbulenta situación argentina. Cuando parecía tener todo arreglado con el Atlético de Madrid para pasar a jugar en el equipo madrileño, que está a punto de concretar el regreso a Primera, el verborrágico presidente del club Jesús Gil y Gil dijo ayer “no estar del todo convencido” de contratar al jugador, que se quedó en Buenos Aires y no jugará esta noche con Boca, por los octavos de final de la Copa Libertadores, ante El Nacional de Ecuador, en Quito, partido que significará el debut de Abel Balbo con la camiseta auriazul.
“Me interesa, en principio, pero no estoy del todo convencido, no lo conozco tanto”, explicó Gil y Gil ayer, el mismo día en que renunció a la alcaldía de Marbella, inhabilitado durante 28 años para ejercer cargos públicos, después de haber desviado fondos de la comuna al Atlético de Madrid. Riquelme apuesta a proseguir su campaña en ese club porque cree que ya no le queda más espacio para jugar en Boca, distanciado con el presidente Mauricio Macri, sin diálogo con los dirigentes y ahora enemistado con el entrenador Oscar Tabárez, que reemplazará a Riquelme con el juvenil Carlos Tévez para el partido de esta noche.
La objeción de Gil está relacionada con la creencia de que “no es seguro que su fútbol pueda aplicarse bien” en España. Para el dirigente “aquí ya están Saviola y Aimar, y no les resulta sencillo lucirse porque en España se juega más agresivamente que en la Argentina”. En cambio, Gil se mostró muy dispuesto a contratar a Claudio López, delantero de la Selección y del Lazio. La posibilidad cercana del ascenso transformará al Atlético de Madrid en uno de los clubes españoles más activos en materia de contrataciones para la próxima temporada. El arquero del Atlético Madrid es Germán Burgos, a quien Gil calificó de “genial”.
A la rivalidad natural que significa la altura de Quito –el partido se jugará a 2850 metros de altura sobre el nivel del mar– Boca le agrega algunas incógnitas, suscitadas tanto por la ausencia de Riquelme como por el debut de Abel Balbo, que compartirá la delantera con Marcelo Delgado. Especialmente porque hace una temporada que el ex delantero de la Roma no juega un encuentro en forma oficial. “Nunca jugué en la altura porque ese problema no se tiene en Europa –dijo el atacante, de 35 años–. Veré cómo responde mi físico, pero si no estuviera en buenas condiciones, a mi edad no habría llegado a un equipo de la categoría de Boca.”
Balbo fue inscripto solamente para jugar la Libertadores, y no puede actuar en el torneo local. Si resulta una solución al mentado problema del número nueve, que tanto se debatió en los últimos dos meses, será una solución parcial.
Tabárez, que opinó que será un partido “muy peleado”, no sólo no contará con Riquelme sino que tampoco con los lesionados Barros Schelotto, Burdisso, Rodríguez y Crosa. El técnico de El Nacional, el brasileño Paulo Massa, anticipó la táctica de su equipo: “Vamos a tratar de sacarle el aire a Boca y veremos qué pasa”.
Para minimizar los efectos de la altura, Boca se concentró en Guayaquil, a nivel del mar, y allí permanecerá hasta tres horas antes de empezar el partido, cuando emprenda un vuelo de media hora hacia Quito y el estadio Atahualpa, para enfrentarse con El Nacional, el equipo de las Fuerzas Armadas ecuatorianas.

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Riquelme se quedó, y parece que se queda.
 
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