El Villarreal de los argentinos está haciendo historia, pero no sólo en el aspecto futbolístico. Mientras Riquelme, Sorin y compañía llevaron al equipo de Manuel Pellegrini a los cuartos de final de la Champions League, sus hinchas, sus dirigentes y las autoridades de la ciudad están compenetrados en conseguir instalar cerca del estadio El Madrigal un submarino de la armada española, que ayer fue izado del mar como parte del proceso de renovación de flota. Obvio, si se concreta el plan habrá que ir preparando varios tarros de pintura amarilla...

Luego de más de treinta años de servicio, la Armada española decidió dar de baja al submarino S-63 Marsopa, una embarcación de 58 metros de eslora y más 1000 toneladas de peso. Tras más de 200.000 millas navegadas y 31 mil de inmersión, durante el último mes desarrolló un viaje de despedida por diferentes puertos de España, que culminó ayer con su arribo a Torrevieja, en Alicante, su supuesto destino final. Sin embargo, a partir de la iniciativa de un grupo de seguidores del Villarreal, conocido como el “Submarino Amarillo”, el desguace de la nave puede ser evitado, teniendo en cuenta que los hinchas arrancaron con una campaña para que el submarino sea cedido a la ciudad, con la idea de utilizarlo como monumento e, incluso, instalar un museo, de acuerdo a lo que informó el diario regional El Periódico Mediterráneo.

Más allá de lo grotesco que pueda sonar el proyecto, está claro que para la pequeña localidad de 40 mil habitantes la situación tiene una enorme trascendencia. Pepe Hidalgo y Esteban Folgado son dos integrantes de las peñas del Villarreal que arrancaron con la propuesta, que de inmediato encontró eco en el presidente del club, Fernando Roig, y el alcalde de la ciudad, Manolo Vilanova. Más tarde se plegaron las fuerzas de la oposición del Ayuntamiento. Y con ese consenso la idea se trasladó hacia el Ministerio de Defensa español, que todavía no respondió de manera afirmativa, pero que no descartó la posibilidad.

El alcalde Vilanova inició las gestiones en Madrid con el ministro de Defensa, José Bono. También se sumó el senador socialista por Castellón, Bautista Cardona. Y es por ello que la ciudad mira con mucho optimismo que la propuesta finalmente se concrete, según lo afirmó el vocero del Grupo Municipal Socialista, José Benlloch. “Existen muchas posibilidades, en palabras de José Bono, de que el Submarino pueda ser cedido a la ciudad”, señaló el funcionario.

Lo concreto es que por encima de las intenciones y de los permisos, la iniciativa cuenta con dos trabas muy concretas: por un lado, no se puede pasar por alto el impacto urbanístico que generaría la colocación del “Marsopa” –el submarino más grande de la armada española– en el medio de la ciudad. De acuerdo con los estudios, el lugar más potable es la plaza del Llaudador, muy cerca del estadio El Madrigal. Por otro, y más complicado todavía, los inconvenientes pasan por trasladar la mole de más de 1000 toneladas desde Torrevieja hasta Villarreal.

Para aumentar las posibilidades del proyecto, la idea de las autoridades es darle un contenido mayor que el simple hecho del simbolismo de tener un submarino por el apodo del equipo. Es por eso que pretenden que sea un monumento que se transforme en un emblema distintivo de la ciudad e, incluso, ubicar dentro del “Marsopa” un museo, donde seguramente no faltarán una camiseta de Riquelme, los botines de Sorin o la banda de capitán de Arruabarrena.