DEPORTES › LA FIFA ARCHIVO EL CASO DE JACK WARNER

Cómo quedarse con un millón y recibir apenas un sermón

El vice de la FIFA participó de la reventa de 5400 entradas para el Mundial, como reveló una auditoría, pero sólo lo retaron.

 Por Pablo Vignone

La FIFA tiene una extraña manera de considerar a sus miembros. En junio expulsó automáticamente de sus filas al botsuano Ismail Bhamjee, miembro del Comité Ejecutivo, apenas se descubrió que había revendido 12 entradas durante el Mundial de Alemania para quedarse con un beneficio de 3000 euros. Ahora, en cambio, archivó el caso de Jack Warner, uno de los seis vicepresidentes de la entidad, a quien el Comité de Etica de la FIFA había encontrado culpable de violar el código respectivo y de abusar de su posición dirigencial al involucrarse en un caso de reventa de entradas para el Mundial por valor de casi un millón de dólares...

En una de las resoluciones tomadas ayer en Zurich (ver aparte), el Comité Disciplinario recomendó cerrar el caso Warner tras una “desaprobación formal” de su conducta, pero no le impuso sanción alguna. El Comité Ejecutivo de la FIFA, que también integra Julio Grondona, presente en la reunión, decidió seguir la recomendación.

El suizo Marcel Mathier, presidente del comité, expresó la “desaprobación formal de la conducta de su vicepresidente Jack A. Warner y le advierte que en el futuro actúe con la debida prudencia en asuntos relacionados con las entradas y respete al pie de la letra las disposiciones pertinentes”.

Contra Warner pesaba la denuncia de vender ilegalmente miles de entradas durante el pasado Mundial de Alemania. Su país, Trinidad y Tobago, se había clasificado por primera vez para disputar la Copa del Mundo, y el único agente autorizado para vender las entradas en el territorio triniteño era la agencia de viajes Simpaul Travel, de propiedad de la mujer y el hijo de Warner.

“No hay evidencia de que Warner tuviera conocimiento de la reventa –expresó Mathier–. Por supuesto que la reventa está prohibida, pero la persona que lo hizo no está sujeta a la jurisdicción de la FIFA”, dijo aludiendo a Daryan Warner, el hijo del dirigente. Y agregó: “En particular, deberá tener cuidado de que su hijo no abuse de la posición de su padre”.

Como presidente de la Concacaf, Warner es uno de los colaboradores más cercanos de Blatter y controla los 35 votos de la región que deciden cada cuatro años, entre más de 200, quién preside la FIFA.

El Comité de Etica había encontrado responsable a Warner durante el mes de febrero. En marzo, el Comité Ejecutivo lo absolvió después de que el dirigente asegurara que ya no tenía vínculos con la agencia.

Pero en septiembre, una auditoría realizada por la consultora Ernst & Young reveló que Warner y su hijo habían propiciado la venta de 5400 entradas para el Mundial por un valor de 933 mil dólares. Al mismo tiempo, cambió la presidencia del Comité de Etica, que ahora ejerce el ex atleta británico Sebastian Coe, y el caso Warner pasó entonces al Comité de Disciplina.

Al periodista triniteño Lasana Liburd, que denunció la reventa, le fue negada la acreditación para la Copa del Mundo; la FIFA cambió de opinión luego de recibir presiones internacionales de organizaciones no gubernamentales en favor del denunciante.

“La eventualidad de tomar medidas judiciales sigue abierta en este punto”, comentó Mathier, pero el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, no especificó si el Comité Ejecutivo tuvo en cuenta esa recomendación: teniendo en cuenta lo que decidieron en marzo, difícilmente lo hagan.

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Mathier y Blatter se dan la mano.
 
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