DEPORTES › OPINION

Una piedra en el camino de Passarella

 Por Adrián De Benedictis

La frase que pronunció Daniel Passarella el 25 de mayo pasado (“si no gano un título antes de fin de año, me voy”) comenzará hoy a marcar su tendencia. River afrontará esta noche el primer desafío serio para su futuro, debido a que una eliminación en la Copa Sudamericana sería el primer paso hacia una nueva frustración futbolística. Seguramente, Passarella no se imaginó que aquella declaración podría jugarles en contra a los propios jugadores, quienes saben que si no consiguen un campeonato en los próximos tres meses provocarán el alejamiento de su entrenador, con la tensión que eso genera.

Passarella parece haber ingresado en su propio laberinto a partir de ese día. Más allá de la autoimposición, todavía no ha podido reflejar su máximo anhelo: darle identidad al equipo. En este comienzo de temporada, River deambula en un mar de dudas del que no puede salir, y sus contrastes continúan evidenciándose en el terreno de juego. La racha negativa que mantiene en condición de visitante ha llevado a los propios futbolistas a perder seguridad. Y encima, el conductor tampoco colabora con sus determinaciones inesperadas.

River ha sido uno de los equipos que más jugadores utilizó en diez encuentros del torneo Apertura y sólo uno del certamen internacional. Esos cambios de un partido a otro suelen traer desconfianza en la intimidad de cada integrante, y, sobre todo, falta de convicción para afrontar los compromisos. La imagen más clara fue la que dejó en Sarandí. Ante Arsenal, el conjunto de Núñez ganaba con tranquilidad, y a partir de los nueve minutos del segundo tiempo, cuando llegó el empate de Aníbal Matellán, todo fue una carga que River no pudo sostener. La posterior derrota en el final fue la consecuencia de esa falta de reacción de la que carece el plantel.

La deuda mayor que tiene Passarella es que aún no ha podido ensamblar las piezas para hallar la plenitud futbolística. Más allá de los resultados, el equipo transita por una inestabilidad emocional que no le permite dar el último paso.

Por todo eso, la pregunta más importante que envuelve a River es saber si realmente este equipo está capacitado y con la madurez suficiente para salir campeón. En el encuentro de hoy tendrá una pequeña chance para comenzar a develar esa incógnita. River no sólo tiene que revertir la derrota por 1-0 en Río de Janeiro, sino que deberá dar vuelta muchas otras cosas para seguir en pie.

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