DIALOGOS › ¿POR QUé CARLOS SOSA?

Prueba piloto de la dictadura

 Por Adriana Meyer

En marzo de 1975 se produjo la represión militar y policial de Villa Constitución para cortar el proceso combativo que se había producido en la localidad alrededor de los trabajadores de la planta siderúrgica de la empresa Acindar. El futuro ministro de Economía de la dictadura José Alfredo Martínez de Hoz era presidente del directorio de la acerera. En la represión a los obreros se aplicó la ley antisubversiva, equiparando a los gremios combativos con las organizaciones guerrilleras.

Villa Constitución era un polo industrial nuevo y en 1974, la importante regional de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) había sido ganada por una lista que encabezaba Raúl Piccinini y en la que participaban otras fuerzas de izquierda. Otros sindicatos de la zona habían sido también ganados por sectores combativos.

La inquietud entre las cúpulas empresarias por el surgimiento de este proceso produjo presiones sobre los sectores políticos, al punto que el principal dirigente de la oposición, Ricardo Balbín, denunció a los gremialistas como “la guerrilla fabril”. El mismo Martínez de Hoz se reunió en 1975 con el general Jorge Rafael Videla como parte del camino que llevaría pocos meses después al golpe con Videla en el poder político y Martínez de Hoz como su ministro de Economía.

La represión tenía que servir para poner límite a ese fenómeno de desarrollo de las fuerzas combativas en el seno del movimiento gremial. Con el tiempo, también pudo advertirse que había funcionado como prueba piloto para la represión que cayó después de manera extendida, durante la dictadura, sobre todo el movimiento obrero. También fue similar la represión a la que se desencadenó en Jujuy, en la localidad general San Martin, en La Noche de los Apagones, contra los trabajadores del ingenio Ledesma.

Más de cien Ford Falcon, de los usados por la Triple A, coparon la ciudad, mientras iban a buscar los dirigentes obreros, algunos delegados gremiales de base y otros del gremio como Piccinini y Victorio Paulón. Según declaraciones de testigos, la empresa Acindar en la Villa habría sido uno de los primeros centros clandestinos de detención. Centenares de obreros perdieron sus trabajos, otros fueron detenidos, y decenas continúan desaparecidos. Varios de los principales dirigentes debieron sufrir años de cárcel.

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    Por Adriana Meyer

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